Periódico con noticias de Acapulco y Guerrero

PERISCOPIO

Zeferino, un ciudadano… del PRI. Dos aspirantes a un cargo de elección popular apuestan a que los partidos políticos en Guerrero renuncien a su esencia y motivo de existencia, obtener poder, para ocupar ellos ese vacío. En la lógica y en la historia de esos partidos tal declinación parece improbable, porque implicaría renunciar al privilegio de repartirse ellos mismos ese inmenso pastel que son los cargos de gobierno y los contratos de la obra pública y otros que del mandar devienen.
Es un escenario, no obstante, que hoy no es improbable, y el que más se acerca es el ex gobernador y ex alcalde de Acapulco Zeferino Torreblanca Galindo, quien desde hace tres meses mantiene reuniones cada vez más constantes con diversos grupos, a quienes les expone su interés en regresar a la cosa pública, luego de su desastrosa gestión como gobernador del estado 2005-2011.
La hoja de ruta de este retorno es: asegurar como plataforma la candidatura a la alcaldía porteña por el Partido Humanista, para acogerse a un posterior respaldo por el Verde y presentarse así como el candidato ciudadano al que se suma vergonzantemente el PRI y –sin patalear– su docena de aspirantes –caballada flaca si la hay– y los grupos que lo respaldan.
El argumento sería que según sus encuestas, Torreblanca es el único que estaría en condiciones no de ganar la alcaldía para el PRI, sino de evitar que la tomara el ex gobernador Ángel Aguirre a través de su hijo, del mismo nombre y apellido.
Porque pensado en frío, no sería el PRI el que recuperara Acapulco, sino Zeferino Torreblanca como persona y su imprevisible y cambiante ideología.
Las condiciones que propician que en el PRI nacional se tome esa decisión –la crisis social y política en el estado– son las mismas que chocarían contra la realidad que se instalaría con el regreso de Torreblanca al poder en el principal municipio del estado. ¿Lo recuerdan? Un mediano empresario sin ningún sentido de la responsabilidad pública, autoritario, intolerante y enemigo de la libertad de expresión. Una bomba de tiempo. Un chivo en cristalería
Un priista o Saldaña (que no es del PRI). En el PRI este martes hubo reunión en la ciudad de México entre sus cinco aspirantes a la candidatura al gobierno del estado: Manuel Añorve, Héctor Apreza, Héctor Astudillo, Mario Moreno y Cuauhtémoc Salgado, citados en estricto orden alfabético. Por “las circunstancias políticas” que se viven en Guerrero, se reitera que el candidato saldrá de una encuesta y que tal proceso se podría definir este fin de semana.
En la encuesta, dicen unos, sí va incluido el rector de la UAG Javier Saldaña –como una referencia, nomás– y otros señalan que se mantiene como la opción de la dirigencia nacional del PRI –o el presidente Enrique Peña Nieto– que valoran ahorrarse un conflictivo proceso electoral en Guerrero. Siguiendo esta línea, Peña sobre todo empujaría para que todos los partidos acuerden presentar un candidato común y que sea este universitario sin carrera partidista alguna, y sin rotundas afinidades ideológicas.
Pero eso podría pensar el Presidente y, si acaso, algunas mentes atrevidas de los organismos de seguridad del Estado. Pero la burocracia del PRI piensa que, por el contrario, la crisis desatada por la barbarie de Iguala los favorece y por eso su presidente, César Camacho, confió a los aspirantes ese mismo martes que su partido tiene amplias posibilidades de recuperar la gubernatura y con candidato propio. Una decisión que dejaría demasiado lastimado el ego del jefe de la burocracia universitaria.
Walton, favorecido. Como Hernán Cortés, Luis Walton quemó sus na-ves. Este lunes pidió licencia como alcalde de Acapulco y este martes se registró como precandidato de su partido Movimiento Ciudadano al gobierno del estado, donde también se registró como sparring su director de Catastro, Gilberto Cueva. Si no obtiene la candidatura, dice que ya no regresará al Ayuntamiento lo que en los hechos sería despedirse de la política.
Pero este es el peor escenario. En realidad la crisis social y política, que pega directamente al PRD, el principal enjuiciado en la entidad por el caso Iguala y que además se quedó sin el puntero de sus aspirantes, el senador Armando Ríos Piter, le abre la posibilidad de ser el candidato común de las izquierdas.
En ese partido los aspirantes Víctor Aguirre, Sebastián de la Rosa, Beatriz Mojica y Sofío Ramírez cerraron filas y piden que antes que una candidatura común de las izquierdas, el PRD defina primero su carta en una encuesta y luego se mida en otra con uno o varios externos.
Sin Ríos Piter en la competencia, el escenario es ideal para Walton, pues tiene más puntos que cualquiera de los cuatro perredistas, y la izquierda podría presentarlo como un político que no ha sido señalado como corrupto ni se le ha vinculado con alguna banda del crimen organizado. Pero…

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