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En un ambiente hostil, México visita hoy a El Salvador

Luis Homero Echeverría / Agencia Reforma

San Salvador

Apenas acabó el entrenamiento de la Selección Mexicana en el Cuscatlán y ya afuera decenas de seguidores les dieron una muestra de lo que se multiplicará a la hora del juego.
Los jugadores terminaron el reconocimiento del campo y de inmediato salieron hacia el autobús que los llevó de regreso al hotel de concentración, pero ahí, en plena calle, los insultos verbales y las señas obscenas proliferaron.
Mientras los seleccionados mexicanos se acomodaban en sus asientos, afuera los aficionados salvadoreños se acercaban a las ventanas para gritar maldiciones e insultos a quien volteara a verlos.
Muchos elementos del Tri optaron por mover las cortinas de las ventanillas, uno de ellos el portero Guillermo Ochoa, quien en la última fila del autobus se asomaba de repente y recibía las señas obscenas de la gente. Los seguidores de La Selecta construyeron un ataúd de papel con la bandera de México dibujada en el centro y al avanzar el vehículo lo lanzaron hacia las ventanillas, sin que causara daño.
Un disfrazado de ‘indio cuscatleco’ portó una pancarta con la leyenda: “Mexicanos, el Tri, el Tri, en el Cusca se hacen pipí. Arriba El Salvador”, lo cual alimento el ‘gozo’ de sus compatriotas que se enardecieron más al ver partir al equipo.
Ya en el hotel, el equipo mexicano se topó a su llegada con otro grupo que ya cubría un puente peatonal que une al inmueble con un centro comercial al otro lado del Boulevard de los Héroes, donde está el lugar de hospedaje.
Ahí continuaron los gritos de desaprobación e insulto a todo lo relativo a México: jugadores, aficionados y prensa.
Poco a poco llegaron más cuscatlecos para dar la famosa ‘serenata’, la cual no tiene el efecto deseado, ya que el hotel tiene ventanas con vidrios antirruido, por lo que los jugadores no escucharon el jolgorio en la calle.

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