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Inventaría el Conservatorio las obras más valiosas de la música de México

Julieta Riveroll / Agencia Reforma

Ciudad de México

Tuvo que pasar más de un siglo para que la biblioteca del Conservatorio Nacional de Música contara por primera vez con un inventario de sus obras más valiosas.
La musicóloga Áurea Maya, del Centro Nacional de Investigación, Documentación e Información Musical Carlos Chávez (Cenidim), se abocó a esa tarea a partir de noviembre de 2007.
“De todas las bibliotecas musicales que existen en México, la más importante en cuanto a la música de los siglos XIX y XX es la del conservatorio”, aseguró la especialista.
Grandes músicos estudiaron ahí y, como existía la costumbre de que donaran sus obras a su alma mater, la biblioteca de esta escuela, dijo, se convirtió en el receptáculo de las partituras de los compositores mexicanos.
Maya se dedicó a inventariar únicamente los materiales nacionales contenidos en el fondo reservado, es decir, donde se concentran las obras más valiosas del acervo, tras recibir la invitación de Ricardo Miranda, entonces director del conservatorio.
El proyecto del Cenidim también abarcó la catalogación del fondo e implicó la colaboración de Beatriz Hernández, documentalista musical, y Alma Arzate, alumna del conservatorio que estaba realizando su servicio social.
Unas 3 mil 576 obras de alrededor de 400 compositores arrojó el inventario. La más antigua data de 1783, de Juan Díaz de Herrera, maestro de la capilla de la Catedral de Morelia, y las más recientes son de 1950.
Partituras manuscritas, partituras editadas y juegos de partichelas se encontraban en el fondo reservado de géneros musicales como la ópera, la música sinfónica y la música religiosa.
Las obras corresponden a Ricardo Castro, Melesio Morales, Miguel Meneses, Aniceto Ortega, Ángela Peralta, Cenobio Paniagua, Julián Carrillo, Carlos Chávez, Manuel M. Ponce, Rodolfo Halffter, Blas Galindo, José Pablo Moncayo y Silvestre Revueltas, entre otros compositores.
Se ordenaron por autor y título, añadió, y se colocaron en guardas de papel fabriano libres de ácido y en 156 cajas de polipropileno, también libres de ácido, para su adecuada conservación y preservación.
Siguiendo las normas de la documentación musical actual, la experta del Cenidim eliminó de las partituras todos los cordones, grapas y clips que las sujetaban y dañaban.
“Únicamente se limpiaron y se protegieron estos papeles antiguos con sus guardas. No se restauraron, pero las acciones que tomamos permiten que se conserven en buen estado por lo menos durante 50 años”, aclaró.
Este inventario sólo contempló música mexicana, pues la música europea contenida en el fondo reservado, que incluye primeras ediciones de Schubert y Häendel, está casi toda encuadernada y gozaba de un mayor orden.
“Hay algunos compositores extranjeros, como Lan Adomian y Alfredo Bablot, que vinieron a México y desarrollaron parte de su obra aquí y los incluimos porque forman parte de la memoria de nuestro país”.
Maya terminó hace un año el inventario, cuyo costo no sobrepasó los 60 mil pesos, y este 2012 el Cenidim lo publicará de forma electrónica para que cualquier persona interesada pueda consultarlo.
“La inversión de recursos fue mínima, lo importante fue la intención del director del conservatorio por conocer y valorar los documentos. Se necesita de la voluntad de los autoridades y de un amor por nuestras raíces musicales para sacar adelante este tipo de proyectos”, consideró Maya.
La musicóloga instó a los candidatos que concursan para dirigir el conservatorio, actualmente acéfalo, a que incluyan en sus proyectos acciones para darle continuidad a la conservación del patrimonio musical sin que por ello la biblioteca se convierta en un espacio cerrado con candado.
“En esta era de la información, el siguiente paso es digitalizar los materiales para motivar a los alumnos a que estudien las obras de sus antecesores y vean el gran país que somos en términos musicales”, afirmó.

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