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Se preparan en Azinyahualco para defender sus recursos naturales de proyectos hidráulicos

Rosendo Betancourt Radilla

Azinyahualco, Chilpancingo

Azinyahualco goza de un robusto bosque de mil 600 hectáreas y un río que ahora que es temporada de secas puede llenar unas tres represas en las que podrían bañarse 200 personas, en cada una, y aún le queda capacidad para surtir de agua a cuatro comunidades que subsisten de la siembra.
La cantidad de agua que corre por los 20 kilómetros que hay de la comunidad de El Ocotito, que se encuentra a un lado de la carretera federal México-Acapulco, hasta Azinyahualco, es muy atractiva para ser explotada.
Tanto así que es una de las promesas de campaña del candidato del PRI a alcalde de Chilpancingo, Mario Moreno Arcos, “vamos a hacer el sistema Azinyahualco-La Esperanza y con eso vamos a traer 400 litros por segundo de agua extra para la capital”, dijo el 6 de junio en un acto proselitista con transportistas.
El presidenciable del PRI, Enrique Peña Nieto, en su visita a Chilpancingo firmó un compromiso para resolver el problema del desabasto del agua en la capital que aunque no dijo cómo, se ha encargado de hacerlo el candidato a alcalde, con la extracción del agua de Azinyahualco.
Los habitantes de esta comunidad, poco más de 400, tienen otro plan, quieren que la zona se convierta en un parque ecoturístico en donde puedan vender alimentos y bebidas a los visitantes, darles un recorrido por las zonas boscosas que protegen desde hace 25 años y con eso obtener dinero extra.
El presidente del agua del lugar, reconocido por la Comisión Nacional del Agua (Conagua) y la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), Filiberto Torres de Jesús, dice que este proyecto es urgente para él y sus paisanos que viven de la siembra de maíz, frijol y, principalmente, jitomate.
La idea no nace de la imaginación de los habitantes, el año pasado “un amigo invitó a un grupo de turistas”, tuvieron visitantes del puerto de Acapulco “un grupo de 110 personas a acampar, estuvieron dos días y les gustó muchísimo, el lugar es muy adecuado para desestresarse y olvidarse de los problemas por la belleza natural del lugar”.
“Además es un lugar muy pacífico, aquí nadie usa armas ni hay bebidas alcohólicas, ni cigarros se venden, es un lugar recreativo en donde nosotros de manera provisional les hicimos casas de campaña y les íbamos a cocinar en donde estaban, les hicimos pozole, café y pan del que hacemos aquí”, agregó.
La remuneración, si bien no los enriqueció, los ayudó a salir de algunos problemas económicos en que se encontraban pues la venta de jitomate, con la llegada de las tiendas departamentales a la capital del estado, ha sido muy baja “a veces ya no quieren el jitomate ni regalado”.
“Por eso creemos que la riqueza más grande que tenemos es el agua, pero el gobierno nunca se ha preocupado por nosotros ni por nuestros bosques: hace año y medio tuvimos un incendio forestal, llamamos a Semaren, a Conafor, a Protección Civil y nadie llegó, tuvimos que apagarlo nosotros, ahí andaban hombres, mujeres y niños apagando, le pegamos con ganas a la lumbre pero se quemaron ocho hectáreas, a eso vino la Semaren a contar las hectáreas que se quemaron”.
Filiberto Torres dice que lo que no quiere es que “las autoridades vengan a querer llevarse nuestra agua, porque si nos quitan el agua nos dejan sin nada”.
En cuanto al proyecto que tiene pensado realizar Mario Moreno, en caso de que gane la presidencia municipal, dice “de eso tenemos muy poca información, sabemos que quieren llevarse el agua pero no nos han dicho formalmente, creemos que es falta de responsabilidad. Les falta sabiduría, queremos ver su sabiduría, no queremos meternos en problemas”.
Dijo que en el vecino ejido de Zoyatepec (que se localiza en una zona más baja), “llegaron las autoridades” a infundir el rumor de que los habitantes de Azinyahualco quieren cerrar el paso del agua para venderla.
“Ahorita el problema con Zoyatepec es que no están dispuestos a lo que les han dicho, nos amenazan con bloquear la carretera y no dejar pasar a nadie si les quitamos el agua, pero eso no es cierto, en ningún momento tendremos esa mentalidad porque sabemos que el agua es la vida de nuestros pueblos”, explicó.
Apoyo ecoturístico

Filiberto Torres es un varón que ronda los 60 años, ha sido comisario de su comunidad en seis ocasiones, entre sus logros los pobladores le reconocen que gestionó la apertura de la carretera y la instalación del sistema de luz eléctrica.
Ha sido activista, siempre priista, por la construcción de infraestructura educativa y de salud de su pueblo. Tuvo que renunciar al cargo de comisario debido a las presiones de su familia que le reclamaba constantemente la falta de tiempo con ellos.
Como presidente del agua dice que su vida “se la lleva más tranquila”, pero no puede evitar pararse en cada lugar del río que los pobladores han limpiado y utilizan para la recreación, ahí explica el trabajo que han realizado y lo que quieren hacer.
Para echar a andar el proyecto ecoturístico que planeó con sus paisanos, no pide dinero, pide a los gobiernos estatal y federal que les den difusión, que llamen a la gente de otras coordenadas geográficas a conocer “el paraíso” que tienen a su disposición.
“Nada más queremos que nos den a conocer, nosotros nos encargamos de atender a la gente”, pide.

25 años de conservación

El ejido se compone de mil 600 hectáreas de bosque que pertenecen a 70 ejidatarios, el dirigente explica que desde hace 25 años comenzaron a conservar sus bosques, dejaron el método del tlacolol para sembrar y no se permite la caza de animales salvajes.
La conservación ha rendido sus frutos, pues el pueblo está rodeado de cerros verdísimos, llenos de grandes árboles. En la zona que buscan aprovechar de manera ecoturística se observan cascadas y pozas alimentadas por un brazo de agua, de unos cuatro metros de ancho y uno de profunidad.
En una zona del río los pobladores armaron, con piedras, una pequeña represa de unos 10 metros de ancho por 10 de largo en una parte del río rodeada de verdes árboles y grandes rocas, una de las cuales permite la vista panorámica del lugar y se puede usar como trampolín para caer a una poza de tres metros de profundidad de agua corriente y cristalina.
El campamento en el lugar se facilita en algunos espacios del río que, dicen, han sido observados casi sólo por los lugareños, por lo que los considera “lugares vírgenes que muy pocos han visto”.

No a la explotación del agua

En cuanto al proyecto de explotación del agua que propone Moreno Arcos dice que no lo permitirán, primero porque no se les ha planteado, después, porque no quieren quedarse sin el importantísimo recurso natural.
En ese sentido, denunció que personal de la Conagua y de la Comisión de Agua Potable, Alcantarillado y Saneamiento del Estado de Guerrero (CAPASEG) ha acudido al lugar “para hacer estudios de la tierra y del agua, pero no nos dicen para qué los quieren”.
–¿Han traído maquinaria?
–Si nos traen maquinaria no los vamos a dejar pasar, porque sería como declararnos la guerra, ni siquiera nos han avisado de qué quieren.
–¿Por qué no van a permitir que entre la maquinaria para construir ese sistema de agua?
–Porque no queremos morirnos de sed, a ver si tuvieras que morir ¿que preferirías, que te mataran de sed o de un balazo?

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