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Ya están los damnificados en El Mirador, sin servicios públicos, transporte ni seguridad

Anarsis Pacheco Pólito

Chilpancingo

El Ayuntamiento capitalino envió pipas con agua a los damnificados por la tormenta tropical Manuel que fueron recién reubicados en el terreno El Mirador, para llenar dos tanques de 10 mil litros de agua, ya que las casas fueron entregadas sin el servicio de agua potable, y durante este fin de semana no tuvieron agua.
A las 8 de la mañana de este lunes, fueron enviadas pipas con agua, para que abastecieran dos tanques de plástico de 10 mil litros cada uno, que fueron colocados a la mitad del terreno para que, por gravedad, el agua se pueda distribuir a las 37 casas que fueron recién ocupadas el sábado.
Las casas tampoco tienen tanques de gas estacionario, y ante la falta del servicio de distribución de este producto en el lugar tuvieron que improvisar y buscaron en el monte leña para cocinar sus alimentos en una loma del terreno.
A pesar de haber salido del albergue, las familias continuaron con la cocina comunitaria, porque ninguno de ellos tiene gas, y unnque todos tienen estufas, nadie va al terreno a vender gas para sus tanques.
“No tenemos de otra, así que buscamos leña donde podemos, para comer algo aquí, porque no hay ni donde comprar comida”, agregó doña Leticia, mientras avivaba las llamas
Otro reubicado, Ciriaco García Nava de 40 años, sufre de una discapacidad motora en sus piernas, y para caminar se apoya en dos bastones; vive con su mamá en su nueva casa color rosa, y este lunes caminó en los alrededores por primera vez para explorar la colonia más cercana, La Cinca, a más de 1 kilometro de distancia.
Ciriaco García se gana la vida tocando la guitarra en fondas, mercados o en la calle, pero este lunes lo dedicó a explorar las rutas más seguras para llegar a donde hay trasporte público.
“Sí está derecho, llegar a la ciudad sobre la autopista, pero a donde llegó no hay nada, y si camino hacia La Cinca, ahí puedo encontrar transporte más rápido”, explicó.
En la espalda, Ciriaco llevaba una mochila donde pretendía meter el mandado que su mamá le encargó, chile huajillo, jitomates, arroz y aceite, pero su primer reto fue caminar ese kilómetro de terracería bajo el rayo del sol, ayudado únicamente con sus dos bastones.
Un taxi cobra el viaje del centro hasta el terreno a 150 pesos, lo que implica un gasto excesivo para los que viven ahí, ya que con ese dinero pueden comprar las verduras para alimentar a sus familias.
La señora Lorena Frida Hernández explicó que un vecino propuso llevar garrafones de agua para abastecer a las familias, ya que no hay vendedores de agua en la nueva colonia.
Las 37 familias que llegaron a sus nuevas casas estaban felices de contar con un espacio que tuviera “paredes de verdad”, y no de sábanas como en el albergue, ahora tenían un espacio para sus hijos, “aunque entre las casas se escuche todo”.
Las casas no tienen medidores, y a pesar de que en la entrada del terreno hay una antena de alta tensión, aún no hay postes de luz para suministrar a las viviendas de energía eléctrica, por lo que fue contratada una planta de luz de la empresa Lersa, originaria de Puebla.
En 2013, los trabajadores de la constructora que laboraban en El Mirador fueron asaltados por un grupo armado que llegó desde el cerro hasta las casas en obra negra y despojó a los trabajadores de sus instrumentos de trabajo, celulares y computadoras.
A pesar de esto, en las noche no va la policía para evitar una situación semejante, por lo que urgieron a las autoridades a que la vigilancia sea permanente.
El sábado de la reubicación, cinco familias se quedaron sin casa a pesar de haber permanecido durante un año cinco meses en el albergue del Indeg, y ante la falla de los funcionarios para darles un espacio de manera inmediata los mismos damnificados se organizaron para recibirlos en sus nuevas casas.
Con la Señora Carlota Reyes Sandoval, el municipio se comprometió a conseguir un cuarto para que ahí viviera, mientras las otras cuatro familias estarán en espera de sus terrenos.
Durante la mañana de este lunes, el alcalde Mario Moreno Arcos fue a visitar a los damnificados y les prometió que en tres días quedarían conectados los servicios.

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