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Arturo Solís Heredia

CANAL PRIVADO

* Los jóvenes y la política

Sobre el movimiento #YoSoy132, comienzo como terminé el miércoles pasado: con datos duros y números fríos, actualizando algunos que no eran exactos. No encuentro mejor punto de partida ni perspectiva más clara, para recorrer con razonables rumbo y dirección, el resbaloso trecho de esta columna políticamente ya incorrecta, por su mera intención de presentar un juicio crítico sobre los chavos y su movimiento.
Fueron 131 estudiantes que protestaron activamente en la visita de Enrique Peña Nieto a la Iberoamericana, de los casi 10 mil inscritos en esa universidad.
Es decir, menos del .2 por ciento de su matrícula.
Cincuenta mil chavos convocó la mayor manifestación, hasta la fecha, de #YoSoy132 en la ciudad de México, de los casi 500 mil jóvenes que estudian en alguna de las principales universidades públicas y privadas en la capital del país.
Es decir, alrededor del 10 por ciento del universo potencial de chilangolandia.
Parecen pocos los chavos y pequeño su movimiento, al menos todavía, como para decretar un despertar colectivo de la conciencia juvenil; celebrable al fin, siempre y cuando no vuelvan a dormirse terminando las elecciones.
Sin embargo, hay cifras y datos que fortalecen la esperanza en la consolidación de un movimiento de conciencia y participación políticas sin precedente.
En 2011, había 4 millones 103 mil 200 cuentas de Twitter en México, la mitad de ellas activas, en su mayoría de mujeres que realizan un uso intensivo de las plataformas con dos o más mensajes al día, de acuerdo con un estudio realizado por la empresa Mente Digital.
La ciudad de México concentra 60 por ciento de los usuarios de Twitter, seguido de Monterrey, con 17 por ciento, y Guadalajara con 10 por ciento.
Les siguen las ciudades de Querétaro con 4 por ciento, León con 3, Puebla con 2, Tijuana y Veracruz con 1 por ciento cada una, y el 1 por ciento restante divido en otras ciudades grandes y medianas del país.
En 2012, los tuiteros mexicanos suman 10.7 millones, más del doble con relación al año pasado, con lo cual México se ubica entre los 10 países más tuiteros, donde destacan Estados Unidos, Inglaterra, Japón y Brasil.
De acuerdo con el director de la firma Mente Digital, Guillermo Perezbolde, del total de cuentas que existen en esta plataforma, más de 50 por ciento están activas, es decir, las de aquellos usuarios que han usado su registro en los últimos 60 días.
En 2011, había menos de 10 millones de usuarios mexicanos en Facebook.
En junio de 2012, hay 25.6 millones de feisbuqueros mexicanos, también, más del doble que en 2011.
Según datos de Inside Facebook Gold, una división de la compañía de investigación de mercados Inside Networks, creada para el monitoreo de esa red social, México se ubica como el sexto país con más usuarios de Facebook en el mundo, por encima incluso de Brasil.
La población mexicana que usa las redes sociales con más frecuencia, es la que se encuentra en un rango de edad entre 18 y 24 años, seguido por el grupo de 25 a 34 años. El porcentaje con la menor participación son las personas mayores de 55 años, según un reporte de la empresa digital Socialbakers.com.
Es decir, si recordamos que el movimiento #YoSoy132 se construye con herramientas y medios digitales, y que su organización se articula en las redes sociales virtuales, la fuerza e influencia de la participación de los chavos tiene una relevancia mucho mayor a la de sólo un fenómeno electoral, sobre todo considerando el enorme potencial de crecimiento de los cibernautas mexicanos.
Pero, independientemente de las posibilidades cibernéticas, es urgente entender mejor el contexto de la irrupción juvenil en la política mexicana, para comenzar a construir las estructuras y voluntades necesarias para su trascendencia. En este sentido, vale la pena repasar experiencias similares en otras naciones.
“Si la política luce mal para el pueblo en general, luce incluso peor para los jóvenes, de los cuales menos del 25 por ciento dicen estar seguros de votar en la siguiente elección”, afirma el analista inglés Matthew Taylor, en su ensayo Engaging youth in politics (Comprometiendo a los jóvenes en la política), publicado el 2 de julio de 2009.
Agrega Taylor: “Sin embargo, hay otra historia, menos oída, que escuchar, en la que algunas autoridades locales juegan un rol importante.
“El Parlamento Juvenil del Reino Unido, en Inglaterra, se estableció hace menos de 10 años, y tiene más de 500 miembros y diputados electos. Los últimos dos años, más de 500 mil jóvenes han votado en urnas, generalmente organizados por consejos ciudadanos.
“El Parlamento Juvenil ha elevado gradualmente su relevancia y sus miembros son consultados por departamentos de gobierno, pero es todavía una opción un tanto remota para la mayoría de los jóvenes de ese país.
“Pero más de 30 regiones tienen ahora alcaldes jóvenes.
“Esta situación ha generado muchas innovaciones. Existen formas más fáciles de solicitar fondos usando asesores jóvenes, y recursos para jóvenes con necesidades especiales. Se han hecho intentos generalmente exitosos para asegurar que las comisiones que deciden sobre los fondos públicos sean incluyentes e impulsoras de proyectos juveniles.
“Los jóvenes ingleses contemporáneos se comprometen más con trabajo voluntario que cualquier otra generación, y los mismos jóvenes están creando organizaciones para desafiar la percepción tradicional de que los chavos son apáticos, perezosos y desinteresados en los asuntos de su comunidad”.
Por su parte, la investigadora estadunidense Kaila Krayewski, afirma que la juventud de su país “sufre una especie de crisis de identidad, que provoca su alejamiento de la política. Internacionalmente, la juventud china e hindú también se está alejando de la política, debido a su propia situación nacional”.
En un ensayo titulado Cómo los jóvenes se desenganchan de la política, publicado en 2008, Krayewski relata que “algunos investigadores argumentan que los jóvenes siempre han sido relativamente apolíticos. Es parte del proceso de madurez, afirman muchos. Muchos piensan que la juventud inicia su entrada a la edad adulta con relativa apatía por la política, debido a que aún deben ser integrados completamente por el sistema político. Además, otros dirán, la juventud carece de la experiencia que regala el conocimiento y la confianza necesaria para hacer contribuciones relevantes.
“Pero existe el argumento contrario de que las ideas anteriores son falsas, de que, en los hechos, los jóvenes en muchas culturas se están haciendo más activos políticamente. En Oriente Medio, por ejemplo, donde la mitad de la población tiene menos de 21 años de edad, los jóvenes se están comprometiendo cada vez más. La colosal encuesta World Values (valores mundiales), un estudio que reúne opiniones sobre el planeta de todas las edades, géneros y culturas, muestra que en lugares como Nigeria, Vietnam, Indonesia e Irán, el interés en la política es muy alto entre la juventud”.
Sin embargo, más adelante lamenta que “la gran mayoría de las lecturas sobre la participación juvenil en la política muestra que existe un claro declive en la participación de los jóvenes y su interés por la política en todo el mundo”.
El caso chileno, independientemente de la polémica electoral mexicana al respecto, merece un análisis cuidadoso.
Según el documento Los jóvenes y su compromiso con la política, disponible en la página web de la Biblioteca del Congreso Nacional de Chile, en julio de 2008, un total de 8 millones 110 mil 265 chilenos estaban inscritos en los registros electorales, de los cuales sólo 654 mil 639 correspondían a jóvenes entre 18 y 29 años.
Las cifras, añade el documento, “reflejan crudamente el desapego de dicho grupo etáreo” (concepto que se refiere a los grupos de edad en que se divide la población) “con los procesos políticos.
“Sin embargo, sabido es que también existe otro porcentaje de jóvenes que no sólo está interesado en participar de los temas públicos, sino además en motivar a otros jóvenes a sumarse o formar parte de las grandes decisiones del país.
“Desde universidades, centros de estudio y organizaciones sociales, estos líderes del Bicentenario buscan formar nuevas generaciones opinantes, participativas y comprometidas con el desarrollo de Chile.
“Instituciones tan alejadas de lo político como la fundación Un Techo Para Chile, también han servido para fomentar entre sus jóvenes voluntarios el interés por proyectar el trabajo que realizan con los más necesitados, instándolos a plasmar sus intereses en la propuesta de nuevas políticas públicas en beneficio de los más pobres.
“Nuestro discurso oficial es promover la participación política todo el tiempo”, comenta el director social general de la organización, Sebastián Bowen, quien explica que gracias a seminarios y actividades de reflexión en los mismos campamentos de trabajo se ha logrado que algunos voluntarios se interesen en participar en centros de estudiantes o federaciones de sus respectivas universidades.
“Ahí es donde las ONG también tenemos que ser responsables. No se trata sólo del sistema de inscripciones electorales, sino también de que los jóvenes vayan entendiendo que todos estos movimientos de voluntariado o cualquier movimiento ciudadano que surja no puede pecar de ingenuo, porque detrás de toda acción pública tiene que haber una visión de país”, dice Bowen.
Y aunque asume que los mismos jóvenes deben tomar el compromiso de preocuparse por los grandes problemas del país, Bowen también sostiene que los referentes políticos tienen que ser capaces de acercarse a la juventud. “Yo lo veo con los cabros que están en Un Techo para Chile, el gran problema es que no conocemos la política; nos interesan mucho los temas públicos, pero no conocemos la política”.
Por ello, mucho más se tendrá que hacer en México, para modificar de fondo la realidad de los jóvenes y su interés en la política, que prevalecía antes de que Enrique Peña Nieto visitara la Universidad Iberoamericana.
Por lo pronto, aunque la participación de los jóvenes en las elecciones podría definir los resultados, la mayoría de ellos no están motivados para votar. “Los jóvenes en este momento están muy alejados de la vida institucional, de la confianza en la política, no tienen motivos por qué votar y ven a todas las opciones políticas como iguales”, comentó a Notimex Roy Campos, director de Consulta Mitofsky.
Por su parte, el investigador del Colegio de México, Lorenzo Meyer, mencionó que los jóvenes sienten apatía hacia la política debido a la falta de oportunidades de trabajo y desarrollo. “Los jóvenes consideran que no hay oportunidades y propuestas en este rubro, están desmotivados y su participación en la toma de decisiones es baja”.
Meyer señaló que los candidatos presidenciales “no tienen una estrategia encaminada a despertar el entusiasmo de los jóvenes”, aunque no descartó que sus equipos estén pensando cómo atraerlos. Esto es un problema, dice, “porque unos jóvenes despolitizados que muestran poco interés en la cosa pública, pueden ser atraídos por las fórmulas simples”.

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