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Buscan fosas clandestinas en el cerro de La Joya, Iguala, 60 familiares de desaparecidos y gendarmes

*De 44 cuerpos inhumados en las últimas semanas sólo tres fueron encontrados por la PGR, 41 por los familiares. “Ojalá que seamos ejemplo para otros estados… que pierdan el miedo y salgan a las calles, nosotros ya demostramos que sí se puede”, confían

Carlos Navarrete Romero

Iguala

Buscar en las entrañas de la tierra es lo único que les queda. Ahí pueden estar sepultados sus desaparecidos; el hijo de alguien, el padre de alguien, el hermano de alguien. Buscan cuerpos sin vida para ponerles nombre y sepultarlos otra vez.
Quienes viven en esa zona aseguran que el cerro de La Joya, en el municipio de Iguala, es un “tiradero de muertos”. Ahí familiares de personas desaparecidas encontraron ayer la credencial de elector de una mujer que podría ser del Estado de México, un anillo de oro con lo que parecían diamantes incrustados y 29 posibles fosas clandestinas.
Por primera vez estuvieron acompañados por agentes de la Gendarmería Nacional, quienes resguardaron los trabajos de los 60 participantes (entre adultos, adultos mayores y niños) que subieron al cerro para buscar tumbas.
Con el apoyo de marros y varillas metálicas, los familiares localizaron 29 lugares en los que posiblemente hay cuerpos enterrados. Marcaron esas zonas con banderillas, para que, en el transcurso de la semana la Procuraduría General de la República (PGR) suba a excavar las posibles fosas.
Durante la búsqueda, que se prolongó cuatro horas, encontraron la credencial de elector de una mujer cerca de donde la semana pasada la PGR exhumó cinco cadáveres. La identificación estaba casi deshecha, por lo que no se distinguía el nombre de la propietaria ni su rostro, sólo se veía su cabello. La única palabra legible en la credencial era “Coacalco”, por lo que se cree que la dueña es de Coacalco de Berriozábal, municipio del Estado de México.
Mario Vergara Hernández, miembro del equipo de búsqueda y quien tiene desaparecido a su hermano Tomás, acusó a la PGR de querer abandonar los trabajos de localización de fosas y exhumación de cuerpos.
“Ellos dicen que ya no hay muchas fosas, que quedan muy pocas, y lo dicen porque ya quieren irse, pero con lo que encontramos hoy tendrán trabajo para por lo menos estar un mes más acá”, platicó a los reporteros que acompañaron en la búsqueda.
Denunció que los peritos de la PGR no siempre quieren excavar, pero las familias que acompañan en las labores presionan hasta que cumplen con su trabajo. De los 44 cuerpos que han rescatado en las últimas semanas dijo que solamente tres fueron encontrados por la procuraduría, el resto fue resultado de la labor de los familiares.
La búsqueda de ayer comenzó a las 11 de la mañana. Una persona que iba al frente de la actividad llamó a todos para explicar la dinámica: tierra suelta, ropa y grietas en el suelo indican que posiblemente ahí hay una fosa. Una vez identificado el lugar deben pedir una varilla metálica para hundirla unos 20 centímetros y después oler la punta. Si el olor es fétido, es casi seguro que abajo hay cuerpos enterrados.
De ser así, deben colocar una banderilla para marcar el lugar y en el transcurso de la semana llevar a peritos de la PGR que se encargarán del resto del trabajo. Los familiares tienen prohibido excavar, según la autoridad estarían incurriendo en un delito.
“¡Una banderilla!” grita una mujer a los 15 minutos de haber comenzado a buscar.
“¡Una banderilla!” grita otra que está metros adelante.
“¡Aquí necesitamos tres banderillas!” se le oye decir a un señor que avanzó hasta a unos 100 metros de donde se dividieron los grupos.
En total, 29 banderillas fueron colocadas en el cerro de La Joya.
“Junto a aquel árbol que se ve pa’ allá arriba mataron a dos personas. Dicen que les dispararon y que ahí los enterraron. Por allá, donde están esas piedrotas mataron a una pareja, a un hombre y a una muchacha, ella entró como en crisis nerviosa y se puso a gritar, así que la mataron primero”, le cuenta Mario Vergara a las personas que participaron en la búsqueda, como intentando explicar la magnitud del problema.
En todo el cerro hay escenas similares. Pedazos de playeras, calcetines, zapatos, cinturones, monederos y otros objetos que sospechan pudieron ser de los desaparecidos. Todo sigue ahí, la PGR no lo recoge ni lo utiliza como evidencia. Los familiares dicen que los peritos sólo van por cuerpos.
Ayer, por primera vez, gendarmes acompañaron en la búsqueda. Participaron con, por lo menos, cinco camionetas. Su labor se limitó a vigilar y resguardar el perímetro del cerro para evitar situaciones que pusieran en riesgo la integridad de quienes participaron en la actividad.
A los familiares de los desaparecidos es fácil identificarlos. Llevan puesta una playera negra en la que se lee “Hijo, mientras no te entierre te seguiré buscando”. Aseguraron que cumplirán esa manda.
Doña Verónica busca a su esposo. Él es taxista y fue secuestrado en Huitzuco el 5 de julio de 2012. Quienes se lo llevaron pidieron rescate, pero a las dos semanas del secuestro ya no se comunicaron con la familia, desde entonces nada saben de él.
“Esto es bien difícil, cuando matan a alguien y lo dejan en la carretera o en algún otro lugar pues vas, lo recoges y lo entierras, pero en estos casos no sabes a qué le lloras. ¿Le estoy llorando a un vivo o le estoy llorando a un muerto?”, se cuestionó doña Verónica mientras agachaba el rostro intentando ocultar las lágrimas.
A José Miguel también lo están buscando. En 2009, cuatro hombres armados entraron a su casa, en una colonia de Iguala y se lo llevaron por la fuerza. Su mamá cuenta que antes de llevárselo le dieron un balazo. Niega que se trate de un secuestro porque nunca le pidieron rescate.
Erick Daniel es otro de los desaparecidos. Su mamá lo está buscando desde el 2 de octubre de 2013, cuando hombres armados lo levantaron, junto a tres amigos, a una cuadra de su casa, en la colonia Omiltemi de Chilpancingo. Ese 2 de octubre Erick cumplió 19 años.
Mario está buscando a su hermano Tomás. Él es taxista en el municipio de Huitzuco y fue secuestrado. Contó que la Subprocuraduría Especializada en Investigación de Delincuencia Organizada (SEIDO) asesoró a la familia en las negociaciones. Pasaron dos meses intentando un acuerdo, sin embargo luego de ese lapso ya no recibieron ni una llamada de los secuestradores.
Mario dice estar seguro de que en Iguala no encontrará a su hermano, pero continuará participando para adquirir experiencia y después buscar en Huitzuco.
“Ojalá sirvamos de ejemplo para que en otros municipios hagan lo mismo y busquen a sus desaparecidos, y también ir más allá, que seamos ejemplo para otros estados que están en la misma situación, que pierdan el miedo y salgan a las calles, nosotros ya demostramos que sí se puede”.
Frente al cerro de La Joya hay un lugar al que conocen como El Maizal II. Ahí también hicieron un recorrido. Mostraron a los medios los lugares de donde han rescatado cuerpos y también señalaron montones de basura que, se presume era de sicarios que ocupaban el lugar como campamento.
La semana pasada la PGR exhumó cinco cuerpos en ese lugar y los familiares identificaron seis posibles fosas que serán excavadas por peritos de la procuraduría en los siguientes días.
Ahí encontraron la credencial de una mujer y un anillo de oro con piedras incrustadas, dicen que eran diamantes. Ambos objetos serán entregados a las autoridades federales para intentar identificar a los dueños.
A las 3 de la tarde concluyó la búsqueda y todos regresaron a la capilla de San Gerardo, que es el lugar donde se reúnen con las autoridades federales para conocer los avances en la identificación de los cuerpos.

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