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Jorge Camacho Peñaloza

Ayotzinapa: encrucijada electoral

*No hay peor tragedia que saber lo que es correcto y no hacerlo. Nelson Mandela.

Estamos ya entrados en pleno proceso electoral, los partidos políticos en sus procesos internos de definición de candidatos, algunos ya nombrados, el órgano electoral en el desarrollo de sus actividades no sin dificultades, pero todavía la tragedia de Ayotzinapa con la desaparición o pérdida de la vida de 43 jóvenes alumnos, el dolor de sus familias, la falta de justicia y el movimiento social que exige la presentación de los normalistas que ha llegado a trastocar la vida social, siguen marcando el actual momento de nuestro estado.
Ayotzinapa es un episodio triste, traumático, reprobable, abominable, que quedará marcado en nuestra historia estatal y nacional como el estallido de la profunda, arraigada, estructural e institucional crisis de un patrón de gobierno cuya lógica central ha sido el hacerse del poder por el poder, no por hacer de él instrumento de la sociedad para enfrentar los principales problemas que la aquejan como la corrupción, la falta de empleo y una más equitativa distribución del ingreso nacional.
Ayotzinapa, como la parte más débil del eslabón, se rompió para dejar al descubierto la crisis de una forma de gobernar basada en el ejercicio del poder público para ampliar los límites privados de quienes lo detentan, a costa de la reducción de los límites públicos de la sociedad como el de la seguridad, el bienestar y desarrollo, en beneficio de la ampliación de privilegios del reducido grupo gobernante como ha quedado de manifiesto con las mansiones que han recibido escandalosamente representantes del actual grupo gobernante por parte de empresarios corruptos de la construcción.
Con Ayotzinapa estalló la crisis del desinterés del gobierno por atender las amenazas a la sociedad, estallo la crisis de la omisión con la que se gobierna, la crisis de la nula vigencia del estado de derecho, la crisis del desinterés por atender los problemas de una escuela Normal rural, la crisis de la frivolidad de políticos, gobernantes y partidos a los que no les interesa mejorar la sociedad sino satisfacer vicios, placeres y codicias particulares.
Con Ayotzinapa, se tocó fondo en la crisis de impunidad en la que vive este sistema de gobierno desde hace muchas décadas en sus tres niveles, porque la frivolidad, la incapacidad, el desinterés y la omisión permitieron que siguiera gobernando impunemente un presidente municipal vinculado a la delincuencia organizada y denunciado con pruebas de su responsabilidad en varios crímenes.
Ayotzinapa ha dejado ver, a nivel mundial, la irresponsabilidad estructural del gobierno por no interesarse en atender y dar cauce a un grupo de estudiantes de esa Normal y permitir que secuestraran autobuses y se trasladarán a Iguala por las carreteras violando las leyes y permitiéndolo como si fuera lícito transitar en carreteras de ese modo.
Es esta crisis la que nos ha estallado a todos y la que no han querido ver, oír ni aceptar en el gobierno quienes tienen la responsabilidad no sólo de hacer justicia sino de sacar de esta crisis al país que lo está colocando en los bordes de la ingobernabilidad y de una mayor crisis de legitimidad que está poniendo en duda su viabilidad, vigencia y continuidad.
Por todo lo que representa política y socialmente esta tragedia, enfáticamente planteo que ciertamente el proceso electoral actual no la puede pasar por alto como si nada pasara, aunque así sea para algunos gobernantes, políticos y aspirantes que andan en lo suyo, el poder por el poder, el poder como aspiración personal, como un cargo más en su carrera.
De alcanzar la candidatura de mi partido a gobernador del estado, Ayotzinapa será el punto de partida de mi propuesta para gobernar nuestro estado, no será para mí, como muchos lo dicen como cantaleta, sólo una tragedias más que no debe volver a pasar.
Ayotzinapa será el punto de partida para ofrecer asumir como gobernador la responsabilidad de que las instituciones de los tres niveles de gobierno no caigan en omisiones, irresponsabilidades y complicidades que han hecho posible tragedias como ésta, a la par de otras que tienen que ver con la desatención, o atención simulada o ineficiente de cientos de problemas que aquejan a los guerrerenses en muchos ámbitos y sectores de la sociedad.
Planteo con toda responsabilidad que Ayotzinapa debe ser el centro del debate en este proceso electoral porque ha develado la principal crisis que padecemos, que es la de gobernabilidad.
Tenemos que iniciar una nueva historia a partir de Ayotzinapa, que esta tragedia sea una oportunidad histórica de verdadero cambio, no le busquemos a las mismas propuestas de siempre con las que sólo de busca convencer, hagamos propuestas a partir de Ayotzinapa, que esta tragedia se traduzca en una transformación definitiva en la forma de gobernar Guerrero, esa es mi propuesta.
Vuela vuela palomita y ve y dile: A quienes quieran contender que si van a empezar con las propuestas de siempre no van a convencer, yo por eso voy a proponer al centro del debate lo primero que se tiene que resolver.

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