Periódico con noticias de Acapulco y Guerrero

Héctor Manuel Popoca Boone

Similitudes y diferencias

 

México y Grecia son países que en la actualidad guardan ciertas similitudes en los problemas de sus economías, pero están diferenciándose en la manera de resolverlos. Los escollos son graves y profundos en ambas estructuras económicas. Son producto de más de 20 años de haber adoptado el mismo modelo de crecimiento capitalista neoliberal. Derrotero fracasado para que los países subdesarrollados salgan de la pobreza y se encaminen a la prosperidad y al bienestar de sus habitantes.
La primera semejanza es tener porciones importantes de su población en estado de desempleo. Principalmente los jóvenes se encuentran en tan desesperante situación que los empuja a la vagancia infructífera y ésta a la pobreza, convirtiéndose luego en delincuencia y violencia socialmente destructiva. Los griegos han decidido poner un alto a tales circunstancias. Empiezan a tomar distancia del modelo neoliberal al cual estaban subordinados, acatando directrices extranjeras a pie juntillas, a costa de su desventura y de su soberanía nacional.
La desigualdad social es aguda y contrastante en ambos países. El número de pobres rebasa la mitad de la población en cada nación. Los griegos modificarán ese patrón de distribución de la riqueza socialmente producida. El nuevo gobierno progresista decretó un incremento del ¡30 por ciento! al salario mínimo prevaleciente. Con eso se eleva sustancialmente el poder adquisitivo de la población, es decir, tendrá mayor capacidad de compra, misma que reactivará los mercados internos y micro-regionales que son abastecidos fundamentalmente por las pequeñas empresas, hoy semiparalizadas.
Las economías de los dos países se caracterizan por tener una gran deuda pública. Los grandes bancos internacionales les han estado exigiendo tomar medidas draconianas de austeridad económica, venta de sus industrias estratégicas y concesionar a empresas privadas sus servicios públicos y recursos naturales. Con esas políticas públicas, el pueblo está al término de la saturación de la indigencia para pasar al umbral de la miseria social.
Los dos países padecen fuertes mermas en sus ingresos nacionales que los obligan a hacer recortes al gasto público, con las consecuentes limitaciones que se generan en los servicios y obra pública, así como en los programas de protección social. En México, con el desplome del presupuesto público por la baja drástica en el precio internacional del petróleo, empiezan a conocerse cancelaciones presupuestales a los servicios y a las obras públicas.
El nuevo gobierno heleno revertirá la privatización de su industria petrolera, eléctrica, aeroportuaria  y marítima, junto a la red de carreteras concesionadas, porque las consideran componentes estratégicos para moldear y modular su economía nacional. En otras palabras, están haciendo exactamente lo contrario que el Estado mexicano pretende realizar con sus recientes reformas privatizadoras.
A diferencia del gobierno mexicano, el nuevo gobierno progresista de Grecia reducirá la apertura indiscriminada de sus fronteras que provocó la desintegración de su economía interna en aras de insertarse en la economía globalizada, controlada por las grandes corporaciones transnacionales. Impondrá regulaciones a su comercio internacional para que sea más balanceado, equitativo y menos dependiente.
En lo político, el acceso al poder en Grecia fue hecho sin derramamiento de sangre, haciendo uso de la democracia, es decir, del voto ciudadano. En fin, esa nación se ha atrevido a dar un paso significativo para su dignificación, desafiando un destino impuesto externamente que ha empobrecido a la mayoría de su población. En cambio, el gobierno de México persiste en permanecer sumiso y apátrida.
PD1. Si realmente nos decidiéramos a combatir la corrupción y la impunidad gubernamental, estaríamos en la necesidad forzosa de desplazar a toda nuestra clase política parasitaria, porque repudiada y calcinada ya está, desde hace buen tiempo.
PD2. La partidocracia en Guerrero es también una nepocracia con fuerte inclinación cleptocrática. ¿O no?

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