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En mayo de 2014 vecinos se quejaron ante el comisario por los malos olores

Carlos Moreno A.

Fue la llamada recurrente de un vecino al número de emergencias 066, la que llevó a elementos de la Gendarmería a revisar el crematorio abandonado en la carretera Cayaco-Puerto Marqués, en las inmediaciones de la colonia Navidad de Llano Largo.
El vecino reportaba que de dicho inmueble emanaban malos olores. Poco después de las 9 de la noche de este jueves llegaron efectivos de la Gendarmería a verificar la queja.
Llegaron los gendarmes a una instalación preconstruida de un piso con dos divisiones, una más alta que la otra, y en la que está más cercana a la carretera es donde se encuentra el horno crematorio. Se asomaron a una de las ventanas laterales y observaron “bultos” que al final resultaron ser cuerpos envueltos en sábanas. Forzaron la puerta del primer inmueble de un solo piso, que según se informó eran las oficinas administrativas del crematorio y el cual estaba pintado de color crema con el techo verde y al frente el letrero Cremaciones Del Pacífico.
Dentro, tanto en la oficinas administrativas como en lo que parecía una bodega, notaron desorden: tambos de plástico, bolsas blancas, bolsas de cal esparcidas en el suelo, extinguidores, botes de basura y los cuerpos esparcidos –61, contabilizaron esa noche en presencia de este reportero– de mujeres, hombres y hasta niños, apilados y embalsamados, la mayoría listos para ser incinerados. Algunos con ropa  –camisas, pantalones y vestidos, como se presentan los cadáveres en el ataúd durante las ceremonias funerarias. La mayoría estaban envueltos en sábanas blancas y algunos desnudos. Todos tenían esparcida cal encima. Comenzó entonces una larga jornada para ordenar lo que veían y comenzar a investigar los hechos.
Durante cuatro horas del jueves en la noche y la madrugada del viernes, el lugar fue resguardado por policías federales, del estado y ministeriales, así como soldados, mientras que peritos y trabajadores del Servicio Médico Forense (Semefo) sacaban los cuerpos que se encontraron apilados. Éstos fueron puestos en camillas y en cajas de cartón, metidos en camionetas del Semefo y trasladados a sus instalaciones.
Las diligencias terminaron a las 2 de la mañana de ayer y se colocaron sellos de clausura en las puertas y ventanas del inmueble. El lugar quedó resguardado por la Policía Federal hasta ayer por la tarde.

El comisario no les hizo caso

Vecinos que viven atrás y a un costado del crematorio, así como dueños de negocios vecinos, informaron que en mayo del año entregaron un escrito a la comisaría del poblado denunciando el lugar debido a los malos olores que emitía.
Atrás del crematorio se ubican unos cuatro terrenos delimitados con palos de madera pintados de blanco, donde los policías federales utilizaron tres varillas de fierro para investigar si había tierra removida. Tres perros adiestrados olfateaban la zona en busca de cuerpos enterrados, pero los agentes no encontraron ninguno.
Detrás del crematorio hay dos casas y a un costado tres más, así como una ferretería, una miscelánea y un taller mecánico.
En otra bodega que se ubica atrás pero pegada a las primeras
oficinas, se cremaban los cuerpos. Ahí hay un horno y del techo se asoma una chimenea de unos tres metros, de donde, de acuerdo con vecinos, el humo se expandía por toda la colonia.
En una de las viviendas cercanas renta una familia de dos mujeres con un niño de unos 5 años. Las primeras contaron que el jueves por la tarde acudió un señor con dos policías federales y que les informaron que fumigarían el lugar, pero ya no regresaron por la tarde.

“De repente vi los policías que hasta me espantaron porque no sabíamos qué pasaba, hasta que supimos por las noticias que habían encontrado cuerpos en el crematorio”, expresó una vecina que no quiso dar su nombre.
Otra vecina, acompañada de su esposo, explicó que en mayo del año pasado entregaron un escrito con firmas de colonos a la comisaría del poblado de Llano Largo para que quitaran el crematorio debido a los molestos olores que desprendía, pero el comisario de ese entonces, de nombre Noé, no hizo caso a sus peticiones “porque nos dijo que ya iba de salida”.
La preocupada vecina contó que tampoco escuchó u observó movimientos extraños por las noches y que sabía que el crematorio no estaba funcionando “desde hace un año”, pero que los olores nunca dejaron de salir del lugar.

La llegada de investigadores

Ayer poco después del mediodía al negocio de cremación, ubicado a unos 500 metros de Plaza Sendero y un kilómetro de la glorieta de Puerto Marqués, llegaron peritos criminalísticos de la Fiscalía General del Estado encabezados por el director de Servicios Periciales de la Fiscalía General, de nombre Manuel –cargo que no existe en el organigrama de la dependencia–, así como genetistas y científicos de la Policía Federal. Los expertos delimitaron la zona con una cinta amarilla para realizar las investigaciones.
Tomaron huellas del lugar y fotografías, hicieron mediciones y recabaron muestras del interior del crematorio.
Se informó que la presencia de la Policía Federal es porque la Fiscalía General no cuenta con equipo para realizar las investigaciones periciales y de genética, así como de fotografías para descartar que hubiera fosas clandestinas en la zona.
Se intentó entrevistar al director de Servicios Periciales, pero se negó dar alguna declaración. Era resguardado por policías ministeriales, que negaron a los reporteros el acceso al lugar, así como el acercamiento al funcionario.

 

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