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Sepultan en Teloloapan al primer identificado de los 43 que se han encontrado en fosas de Iguala

Carlos Sánchez fue levantado de un hospital el 2 abril del año pasado y desde entonces desapareció hasta que fue exhumado por la PGR

 

Alejandro Guerrero

Teloloapan

Familiares, amigos y compañeros de dolor de los familiares de desaparición de Iguala sepultaron ayer, en el panteón de la colonia Mexicapan de esta cabecera municipal, a Carlos Sánchez Fernández de 33 años, el primer identificado por peritos de la Procuraduría General de la República (PGR).
En diferentes parajes de Iguala se han exhumado 45 osamentas de fosas clandestinas, después de los ataques a estudiantes normalistas de Ayotzinapa la noche del 26 de septiembre.
El cuerpo de Carlos fue exhumado de un entierro clandestino y fue sepultado ayer en el panteón donde ahora su familia lo podrá ir a visitar para llevarle flores y llorarle.
El martes la PGR había confirmado la identidad de tres de los 45 cuerpos exhumados, y el jueves fue entregado el primero a sus familiares.
Carlos Sánchez dejó tres hijos de 15, 13 y tres años de edad, quienes viven con sus abuelos paternos en una precaria vivienda en la colonia Pedregal de la cabecera municipal de Teloloapan, ubicada a unos 15 metros a la orilla de la carretera Teloloapan-Apaxtla.
Según información recabada con familiares de Carlos, él fue levantado el 2 de abril de 2014 por hombres que lo sacaron del hospital de Teloloapan donde recibía atención médica por heridas de bala, se lo llevaron a Iguala donde finalmente lo asesinaron y sepultaron en una fosa en el paraje La Laguna, de donde el diciembre pasado peritos de la PGR y familiares de víctimas de desaparición lo exhumaron.
La mañana de ayer una comisión de familiares de víctimas de desaparición se trasladaron a Teloloapan con el párroco de la Iglesia San Gerardo María Mayela, Oscar Mauricio Prudenciano que ha sido un soporte para las más de 370 familias que tienen a un familiar desaparecido.
Un moño negro colgaba justo arriba de la puerta principal de la casa, una vivienda precaria de tabicón sin revoque y techo de lámina de asbesto, con un par de ventanas de mediano tamaño en cada lado de la puesta.
En la sala, que fue acondicionada para velar durante una noche el cuerpo de Carlos, había en las paredes varias imágenes religiosas que indican la fe católica de la familia y en otra pared algunos cuadros con fotografías de los padres de Carlos y sus hijos, el polvo y las telarañas ya son parte de los marcos.
Algunas cortinas marcaban la división entre una recamara y la cocina-comedor y al fondo un patio con animales de corral.
“Ahí está, ya lo tienes aquí, ya te lo trajimos”, expresó entre llanto una de las hermanas de Carlos a su hijo mediano Roberto, el cual estaba desconsolado, lloraba sin cesar y se tallaba la cara para limpiar sus lágrimas, claramente era el más afectado de la familia.
En la vivienda, el padre Oscar habló con Roberto para tratar de consolarlo y en seguida hizo una oración frente al ataúd, al cual arrojó agua bendita.
Unos 10 minutos después, el cuerpo fue trasladado a la capilla de la Virgen de Guadalupe, ubicada a un par de cuadras de la vivienda de Carlos, ahí el padre Oscar ofició una emotiva misa de unos cuarenta minutos de cuerpo presente, a la que llegaron unas 50 personas.
El párroco llamó a la familia de Carlos Sánchez al perdón y les pidió unirse y contribuir con el Comité de Familiares de Víctimas de Desaparición de Iguala y no abandonarlos ahora que ya lograron recuperar a su familiar gracias a este grupo, y pidió darle la misma posibilidad de tener de vuelta a su desaparecido a más familias.
El párroco resaltó que después de más de dos meses de búsqueda de cuerpos en fosas clandestinas en Iguala “hoy se ven los primeros resultados”.
Desde el 23 de noviembre de 2014 que el Comité de Familiares inició sus trabajos de búsqueda de fosas y restos humanos, con el apoyo de la PGR, hasta ayer habían exhumado 45 cuerpos entre éstos el de Carlos Sánchez y de dos personas más que también ya fueron identificadas.
Al terminar la misa los representantes del Comité de Familiares de Víctimas de Desaparición, entre ellos su coordinadora Xitlali Miranda, se colocaron a los costados del ataúd de Carlos y posaron sus manos sobre él, al momento en que eran bendecidos por el sacerdote.
La misma acción la realizaron el papá de Carlos, el señor Cecilio Sánchez, sus hermanos Yolanda, Olivia, Martín, Verónica y Rosalba, sobrinos e hijos de Carlos, a excepción de Roberto a quien su dolor le impidió acercarse.
Se notaban rostros de dolor, de sufrimiento e indignación entre el llanto de los familiares de Carlos y de los familiares de los desaparecidos que entienden ese dolor de no saber nada de uno de sus seres queridos.
Se expuso la esperanza de encontrarlos con vida o al menos encontrarlos, como la familia Sánchez Fernández.
A las 11:50 concluyó la misa y el cuerpo fue trasladado al panteón municipal ubicado en la colonia Mexicapan de Teloloapan.
Con la caravana de vehículos atrás de la carroza atraía las miradas curiosas de automovilistas y vecinos de este poblado. Al mediodía la ciudad tecampanera lucía muy tranquila, este municipio de la zona Norte en 2014 registró un sinfín de ejecuciones, levantones, secuestros, extorsiones y desapariciones por la pugna de la plaza entre grupos antagónicos de la delincuencia organizada.
Antes de llegar al panteón, sobre la carretera a Arcelia había un retén de soldados del Ejército también estaba otro en la entrada a la cabecera municipal llegando por Iguala.
En el panteón más familiares y amigos ya esperaban el féretro de Carlos, un ataúd forrado de tela gris que entro al lugar sobre los hombros de cuatro hombres, hasta su última morada.
Previo al entierro un amigo de la familia agradeció al Comité de Familiares por el trabajo para la recuperación del cuerpo de Carlos.
Al bajar el ataúd los llantos de dolor se incrementaron, entre lágrimas una de las hermanas arrojó un puño de tierra y dijo “aquí lo tienes madre ahora está contigo”. La mamá de Carlos falleció hace unos meses sin poder ver a su hijo.
“Yo lo encontré, yo lo encontré”, gritaba con sufrimiento Rosalba Sánchez, hermana de Carlos que aún ante la resistencia y oposición de sus hermanos llegó al Comité de Familiares de Víctimas de Desaparición, se unió a la búsqueda de fosas y dio muestras de ADN a peritos de la PGR.
Los tres hijos de Carlos se acercaron para arrojar a su tumba una flor, se arrojó agua bendita a la caja y en seguida, a las 12:30 del día empezó a ser cubierta de tierra.

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