Periódico con noticias de Acapulco y Guerrero

Retienen durante nueve horas a policías federales en El Ocotito

*Entre ellos estaba José Luis Solís López, el comandante conocido como Espartaco

* Cinco autobuses en los que se trasladaban los agentes fueron cercados

* La acción, para exigir la libertad de dos policías comunitarios de Mazatlán detenidos cerca de Petaquillas cuando viajaban armados en una camioneta

* Simultáneamente vecinos de esta comunidad bloquearon la carretera y policías militares con equipo antimotines intentaron desalojarlos y golpearon a jóvenes y mujeres

* La vía se mantuvo cerrada siete horas hasta que fueron liberados los comandantes del FUSDEG

* Habrá un diálogo el martes con Gobernación donde insistirán en la salida del Ejército y que se acepte el libre tránsito de la comunitaria en los pueblos ubicados a lo largo de la carretera Acapulco-Chilpancingo

 

Golpean militares a mujeres de Petaquillas que exigían la liberación de dos comunitarios

Intentan soldados con equipo antimotines desalojar la carretera bloqueada pero la vía se mantuvo cerrada siete horas hasta que fueron liberados los comandantes del FUSDEG. Retienen en El Ocotito camiones con policías federales y a tres comandantes durante nueve horas, entre ellos a Espartaco. Que paren las detenciones y les permitan circular, exigen los ciudadanos. Se desploma un dron que sobrevolaba Mazatlán

 

Carlos Navarrete Romero

Chilpancingo

Ayer al mediodía policías militares golpearon a vecinas y vecinos de Petaquillas en un intento de desalojo de un bloqueo a la carretera federal México-Acapulco, 2 kilómetros afuera de la comunidad; los manifestantes exigían la liberación de dos comandantes del Frente Unido por la Seguridad y el Desarrollo del Estado de Guerrero (FUSDEG) detenidos por el Ejército, y enviados a la delegación de la Procuraduría General de la República (PGR) en esta ciudad.
Los soldados golpearon a mujeres y jóvenes, además, según denunciaron los habitantes, una mujer embarazada, un adolecente y una niña fueron retenidos por los militares durante la agresión.
Casi de manera simultánea, en el valle del Ocotito pobladores y policías comunitarios del FUSDEG retuvieron a cerca de 250 policías federales y a tres comandantes, entre ellos a José Luis Solís López, que se hace llamar Espartaco.
La agresión a los manifestantes de la Policía Militar con equipo antimotines y la detención de los comandantes del FUSDEG, Justino Ocampo Hernández y Manuel Cárdenas Pureco, provocaron tres bloqueos en la carretera federal, dos a 500 metros del acceso principal a Petaquillas y otro más en el Ocotito.
La retención de los federales duró 9 horas mientras que los bloqueos en Petaquillas duraron siete.

Las detenciones

A las 9:15 de la mañana Justino Ocampo Hernández y Manuel Cárdenas Pureco, comandantes del FUSDEG en Mazatlán fueron detenidos en un retén militar en el punto conocido como Salto Valadez, sobre la carretera federal México-Acapulco, a 2 kilómetros de Petaquillas.
A un costado de la carretera estaban formados unos 200 policías militares y cerca de cien federales, todos con equipo antimotines.
Los comandantes de la Policía Comunitaria se dirigían a Petaquillas para el relevo de turno. En la revisión de los militares a su vehículo les encontraron armas de fuego de bajo calibre, y fueron detenidos y trasladados a la delegación de la PGR.
Esta situación fue informada a Crecenciano Ramírez López, promotor estatal del FUSDEG, quien de inmediato convocó a los vecinos de Petaquillas a concentrase en la comisaría, donde se organizaron para trasladar a un grupo a Chilpancingo y otro al retén militar de Salto Valadez.
Los que fueron a Chilpancingo llegaron a la PGR para conocer la situación de sus compañeros detenidos, mientras que los que se trasladaron al retén bloquearon la carretera federal y advirtieron que no permitirían el paso de vehículos hasta que los comandantes fueran liberados.

Los bloqueos

El primer bloqueo comenzó a las 11:30 de la mañana a 100 metros de donde estaban concentrados unos 200 policías militares y cien federales equipados con cascos, escudos y toletes. Eran alrededor de cien pobladores de Petaquillas los que se plantaron en ambos carriles de la carretera.
Después de 15 minutos un grupo de seis militares que llegó a bordo de dos camionetas pretendió cruzar el bloqueo a pie, pero  fueron retenidos por los pobladores quienes los rodearon y advirtieron que no les dejarían irse hasta que sus compañeros fueran liberados.
Dos patrullas de la Policía Federal sector caminos llegaron al lugar, pero de inmediato un grupo de habitantes se dirigió hacia ellas y obligó a los conductores a dar la vuelta y regresar rumbo a Chilpancingo.
A las 11:50 llegó otra patrulla con cinco agentes de la Policía Federal. Al frente iba un comandante de apellido Trejo que intentó dialogar con los pobladores. Cuando éstos le explicaban las razones del bloqueo y le exigían la liberación de sus compañeros, así como la salida del Ejército, comenzó la agresión de los policías militares.
Un mando del Ejército ordenó a los soldados desplegarse sobre ambos carriles y avanzar contra los manifestantes, mientras los policías federales se mantuvieron al margen de la acción y se limitaron a observar.
Los vecinos de Petaquillas intentaron contener el paso de los soldados, quienes de inmediato lanzaron toletazos a mujeres y jóvenes que estaban al frente del contingente.
Al verse superados en número, algunos manifestantes lanzaron piedras en contra de los militares, otros intentaron defenderse con palos pero no consiguieron detener a los uniformados.
Los pobladores retrocedieron aproximadamente 20 metros pero no dejaron de bloquear la carretera. Una camioneta que quedó en medio de la trifulca fue golpeada por los policías militares.
La gresca duró alrededor de 10 minutos. No fue posible cuantificar a los golpeados pero la mayoría eran mujeres. Un joven que fue retenido y golpeado durante el intento de desalojo fue liberado por los militares 10 minutos después. Otro adolescente aseguró que su primo no aparecía luego de que fue detenido por los soldados.
Los vecinos reclamaban la presentación de una mujer embarazada, un joven y una niña que estaban dentro de una construcción en donde se estacionaron las unidades del Ejército.
Pese al intento de desalojo los inconformes continuaron sobre la carretera y no retiraron el bloqueo, por el contrario, las mujeres que fueron agredidas encararon a los militares y les reclamaron que lejos de haber apoyado la seguridad pública cuando eran extorsionados y amenazados por  la delincuencia organizada, sigan las órdenes para “reprimir al pueblo”.
Hasta ese lugar llegó el comisario de la Policía Federal Valerio Gómez, quien justificó la acción de la Policía Militar argumentando que los inconformes estaban bloqueando una vía de comunicación,  que está facultada para desalojarlos a fin de permitir el libre tránsito.
Él también recibió reclamos de los pobladores, quienes le reprocharon que cuando solicitaron la intervención de las autoridades policiacas para que combatieran la inseguridad, no lo hicieron. Incluso le recordaron que hace unos días entregaron un oficio al gobierno estatal en el que solicitaron el libre tránsito de la Policía de Comunitaria del FUSDEG y la salida del Ejército.
El funcionario policiaco respondió que como el documento fue dirigido y entregado al gobierno estatal no estaba dentro de las facultades de la federación atender la exigencia de Petaquillas.
Dijo que sobre los comandantes detenidos pesaban delitos menores (portación de arma de fuego), que alcanzaban libertad bajo fianza, y se comprometió a que serían liberados en el transcurso del día.
A la una de la tarde los pobladores de Petaquillas regresaron en caravana a la comunidad, donde instalaron otros dos bloqueos, uno a 500 metros del acceso principal al pueblo rumbo al puerto de Acapulco y el otro a la misma distancia pero con dirección a Chilpancingo.
Mientras se mantenía el bloqueo en ambos puntos, el comandante Trejo y el comisario de la Policía Federal acompañaron a integrantes de la Comisión de Seguridad de la Policía Comunitaria del FUSDEG a la comisaría de Petaquillas, donde sostuvieron una reunión que se prolongó durante casi cuatro horas.
En el encuentro los representantes de la Policía Comunitaria encabezados por Neri Ortiz Romero y Alejo Espinoza manifestaron a las autoridades federales la necesidad de que dejen operar al FUSDEG, frenen las detenciones y les permitan circular en la carretera federal.
A las 2:30 de la tarde llegaron a la delegación de la PGR 40 policías federales antimotines y se colocaron en el estacionamiento, también arribaron cuatro camiones de militares pero se retiraron después de 30 minutos.
Al concluir la reunión en Petaquillas, alrededor de las 5 de la tarde, vecinos y autoridades federales se trasladaron a uno de los bloqueos, ahí explicaron que los dos detenidos serían liberados y se trasladarían a la PGR para recogerlos y regresarlos a la comunidad.
Los pobladores dijeron que esperarían ahí hasta ver a sus compañeros sanos y salvos, y el bloqueo continuó otras dos horas.

Intenta la Policía Federal ingresar a Petaquillas

Cuando el comandante Trejo y el comisario de la Policía Federal llegaron al bloqueo luego de la reunión, ocho camionetas con policías federales armados intentaron ingresar a Petaquillas, dijeron que se dirigían a ese punto hombres armados que bajaban de la comunidad de Tlanicuilulco, municipio de Quechultenango.
Dijeron que los hombres armados se dirigían a Petaquillas, por lo que solicitaron refuerzos y pidieron a los pobladores les permitieran el paso a contener alguna agresión, pero se les negó el paso. Aseguraron que se trataba de una estrategia del gobierno federal para tomar el control de Petaquillas, y no accedieron.
Ante la negativa los agentes orillaron sus vehículos, “las vamos a dejar aquí por si sucede algo, si pasa algo extraordinario ojalá nos permitan el paso para reaccionar”, expuso el comandante Trejo. Sin embargo no hubo necesidad de que los policías federales entraran a la comunidad.

Las liberaciones

A las 7 de la noche llegaron a ese lugar Justino Ocampo Hernández y Manuel Cárdenas, los dos comandantes detenidos.
Explicaron que la detención fue por portar una escopeta y un arma corta. Dijeron que no fueron amenazados ni golpeados y  su liberación fue gracias a la negociación entre el FUSDEG, los vecinos de Petaquillas y  familiares con autoridades federales.
Aunque fueron liberados, sus armas y la camioneta en la que viajaban (una Nissan gris) fueron decomisadas, quedaron en poder de la PGR. A las 7:15 de la noche los bloqueos en Petaquillas fueron retirados y se reanudó la circulación vehicular.
Se confirmó que la PGR retiró las denuncias por el delito de portación de arma de fuego.

Bloqueo en el Ocotito y retención de federales

Como parte de las acciones para presionar a las autoridades y conseguir la liberación de los dos comandantes detenidos, pobladores del valle de El Ocotito retuvieron cinco autobuses en los que se trasladaban policías federales, y a tres comandantes entre ellos a Jose Luis Solís López, llamado Espartaco, durante nueve horas.
En la acción participaron pobladores de El Ocotito, Mohoneras y de Buena Vista de la Salud quienes impidieron el paso de policías federales que estaban a cargo del comisario de la orporación Uriel Mendoza, y que se dirigían a reforzar los retenes de Petaquillas.
Los vecinos respaldados por la Policía Comunitaria retuvieron los autobuses de los  policías federales cuando circulaban cerca de la base del FUSDEG en El Ocotito. En ese punto también se bloqueó la carretera.

Al medio día tres comandantes de la Policía Federal llegaron a bordo de un helicóptero hasta ese punto para intentar negociar, pero fueron retenidos para intercambiarlos por los dos comandantes del FUSDEG.
Durante la negociación se informó del desplome de un vehículo aéreo no tripulado (dron) que sobrevolaba cerca de Mazatlán, a 5 minutos de El Ocotito. Pobladores acudieron al lugar y recogieron el aparato.
En una reunión privada entre el comisario del pueblo de Petaquillas, Arquímides Vargas Encarnación, autoridades de la Policía Comunitaria y los tres comandantes federales retenidos se pidió, además de liberar a los dos detenidos de la Comunitaria, la salida inmediata del Ejército y de la Policía Federal del territorio donde opera el FUSDEG.
El comandante Uriel Mendoza dijo que él podría intervenir en la petición de la salida de los policías federales y encuartelar a sus elementos, pero se deslindó de la militarización de las comunidades.
Señaló que los policías federales no llegaron a Chilpancingo para reprimir las manifestaciones de las organizaciones que exigen la presentación con vida de los 43 normalistas desaparecidos ni a la Policía Comunitaria, sino para resguardar las carreteras “porque ese es nuestro trabajo”.
Alrededor de las 7 de la noche, a través de una llamada telefónica, se informó a la Policía Comunitaria del Ocotito que los comandantes Justino Campos Hernández y Manuel Cárdenas ya estaban libres.
Sin embargo los mandos de la Policía Federal continuaron retenidos porque aún no había avances en la exigencia de que los militares y las fuerzas federales salieran de territorio comunitario.
La advertencia de los pobladores y del FUSDEG fue que no les permitirían irse hasta que existiera un compromiso formal de las autoridades federales.
A las 9 de la noche concluyó la reunión con el acuerdo de que el próximo martes a la 1 de la tarde pobladores de Petaquillas y del valle del Ocotito, acompañados de representantes del FUSDEG, se reunirán en el Centro de Convenciones de Acapulco con el Subsecretario de Gobernación, Luis Enrique Miranda Nava para plantearle esa exigencia.
Media hora más tarde los policías federales acompañados de los tres comandantes abandonaron el valle del Ocotito resguardados por Policías Comunitarios, quienes se cercioraron de que no hicieran una parada o intentaran regresar para alguna represalia.

 

Los rodeamos y no los dejamos pasar, porque iban a reprimir a nuestros compañeros de Petaquillas

Retienen en El Ocotito a 150 policías federales y llegaron a negociar sus jefes Espartaco y Goliat. Antes, vecinos catearon los cinco autobuses policiacos y encontraron pipas con mariguana en el compartimento de maletas. “Fuera el gobierno corrupto”, “bola de ratas”,  pintan los pobladores en los camiones blancos que tuvieron cercados nueve horas

 

Lenin Ocampo Torres

El Ocotito

De pronto el  hombre de más de 1.90 de estatura apareció en el población del Ocotito y con un tono retador exigió la entrega de un grupo de policías federales que estaba retenido por cientos de personas que exigían la liberación de dos policías comunitarios del Frente Unido para la Seguridad y el Desarrollo del Estado de Guerrero (FUSDEG), que habían sido detenidos por miembros del Ejercito mexicano en uno de los nuevos retenes instalados en el Valle.
El hombre, vestido de azul marino, chaleco táctico y rodilleras de protección, no pasó inadvertido entre la población que minutos antes del medio día detuvo cinco camiones de la Policía Federal, que pasaban frente a la base Comunitaria. “Es Espartaco”, fueron los primeros gritos de la muchedumbre.
José Luis Solís López,  que se ha presentado  como “comandante Espartaco” arribó en una patrulla junto con Ulises Mendoza López, Comisario en jefe de la Policía Federal y otro elemento más, para intentar que dejaran pasar a sus más de 150 elementos que viajaban en cinco camiones.
“Llegó encabronado y  amenazante, amenazó que se iba a llevar a su gente a como diera lugar”, explica un comunitario que se encontraba vigilando en ese momento la base.
Según versiones de la población, los federales viajaban rumbo a Petaquillas, donde pretendían desalojar un bloqueo de los pobladores de esa localidad de Chilpancingo, que en esos momentos tenían bloqueada la carretera con la misma exigencia de la libertad de los dos comunitarios del FUSDEG, detenidos por la mañana en un retén militar.
“Apenas se andaba juntando la gente, pero nos cayeron como anillo al dedo, los rodeamos y no los dejamos pasar, porque iban a reprimir a nuestros compañeros de Petaquillas”, señala el mismo comunitario que utiliza un arma hechiza para vigilar la base.
Los cinco camiones de color blanco fueron rápidamente rayados con consignas que exigían “la salida del Ejército”, que acusaban a los federales de “bola de Ratas”, que preferían “a la policía Comunitaria”, que amenazaban con “el Ojo por Ojo” y que pedían “fuera el gobierno Corrupto”.
Dentro de los camiones, lo federales se encontraban encerrados, bajo el calor intenso del Valle del Ocotito, puesto “que no les dieron chance de prender los camiones para que ocuparan el aire acondicionado”, explicó un joven de 15 años que se encontraba vigilando uno de los camiones con un palo de madera listo “para usarse si se requería”.
Antes de la llegada del comandante Espartaco, la población se dio el lujo de catear los camiones, dentro de los compartimentos para maletas y en sus pertenencia encontraron “pipas con mota” que para la mayoría de los que se encontraban ahí la “utilizan para andar bien arriba en los desalojos”, que se han dado en la capital.
Pasado el medio día los mandos federales que llegaron a la localidad para exigir el paso de sus camiones, tuvieron que escuchar los reclamos de las personas que se encontraban protestando sobre la cartera federal Chilpancingo-Acapulco.
José Luis Solís y Ulises Mendoza o jefe Goliat (como decía en su gorra), fueron invitados a sentarse en unas bancas afuera de la base de la Policía Comunitaria, donde fueron rodeados por civiles y fotografiados con celulares de decenas de personas que incrédulos veían la retención del hombre que ha encabezado los desalojos de la Autopista del Sol contra la Coordinadora Estatal de Trabajadores de la Educación (CETEG).
“Al principio llegó un poco retador, pero cuando ya vio a la gente movilizada cambió su carácter, aunque el que manda es el otro (Ulises Mendoza)” que durante varias horas no dejaba de marcar y recibir llamadas en su celular.
En efecto, Ulises Mendoza se presentó como comisario en jefe de la Policía Federal y la mayor parte de la retención se la pasó al teléfono, ordenando y en ocasiones recibiendo órdenes.
“Sí mi general, sí, ellos piden que liberen a sus compañeros y se repliegue el Ejército”, explicaba a su interlocutor frente a los pobladores que lo acompañaban en su retención.
Al mismo tiempo el conocido Espartaco, bonacheaba con la gente que les reclamaba el actuar de la Policía Federal.
“Aquí, ellos (los federales) están con el crimen organizado, en lugar de protegernos nos chingan, por eso salieron las comunitarias para dar protección a los pueblos”,  expresó una señora que estaba frente a los mandos federales.
Mientras, Mendoza seguía al teléfono tratando de destrabar el conflicto que se generó  por la detección de dos comunitarios que se dirigían al poblado de Petaquillas.
A la 6 de la tarde, luego de varias horas de plática y negociación, los mandos federales fueron invitados junto a los medios por un pequeño grupo de promotores del FUSPEG, a una reunión más cerrada frente a la base en el terreno conocido como El Mangal, donde siguieron las llamadas “a México” y se firmaron compromisos como la “entrega de armas y el vehículo” que les fue quitado a los comunitarios que ya habían sido liberados.
Visiblemente fatigados y sudorosos, Espartaco y el jefe Goliat, lograron llegar a un acuerdo con mandos de “arriba” para que pudieran ser liberados.
Entre los acuerdos estaba mover las fuerzas federales que se encontraban cerca del Ocotito para actuar ante un posible operativo para rescatar a los policías; dejar que pasaran seis grupos de comunitarios (de diez personas) para Petaquillas para reforzar el poblado ante la amenaza de que Los Ardillos irían atacar a sus compañeros y una reunión para el martes en Acapulco con funcionarios de la Secretaría de Gobernación federal.
Luego de firmar el comisario de la federal  y los promotores del FUSDEG los acuerdos, fueron dejados en libertad a las 9 y media de la noche, y el hombre de más de 1.90 que  se pone el nombre del esclavo tracio que llevó una de las rebeliones más importantes contra la imperio  Romano, abandonó el Valle del Ocotito, en uno de los cinco camiones que fueron retenidos nueve horas por una multitud de pobladores que exigen al gobierno el respeto a la Policía Comunitaria, la forma de autodefensa contra el crimen organizado que tienen, para dar la seguridad que el gobierno no garantiza.

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