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No se cansará de marchar y protestar, afirma la abuelita de un normalista desaparecido

Jacob Morales Antonio

La abuela, quien crió al estudiante Antonio Santana Maestro, originario de Tixtla, dijo que no se cansará de marchar y protestar hasta que el gobierno entregue vivo a su nieto y a los otros 42 normalistas de Ayotzinapa, desaparecidos por policías la noche del 26 y la madrugada del 27 de septiembre en Iguala.
Ayer durante la marcha que convocó la Coordinadora Estatal de Trabajadores de la Educación en Guerrero (CETEG), los padres y familiares de los 43 normalistas encabezaron la movilización donde se estimó la participación de unos 10 mil manifestantes.
La abuela Brígida tiene 63 años pero a pesar de su edad no se cansará de marchar hasta que aparezca su nieto vivo, porque su hermano de 18 años lo espera en casa también.
Con una voz pausada y sentada bajo la sombra de los árboles de la glorieta del Centro Internacional Acapulco, recordó que el 16 de enero su nieto cumplió 21 años, y aún lo espera para darle un abrazo y las felicitaciones por su cumpleaños.
La mujer, con las pupilas irritadas por las lágrimas que escondió durante la entrevista, dijo que en el apellido de su hijo Antonio estaba plasmado el deseo y la pasión de ser maestro. Además de dar una mejor condición de vida a ella y a su hermano que estudia la preparatoria.
De su segundo nieto manifestó que se encuentra triste y decaído porque a cuatro meses de los ataques contra los normalistas en Iguala no ve a su hermano, y siente el abrazo de la soledad cada día más fuerte.
Indicó que la respuesta de los forenses al desmentir a la Procuraduría General de la República (PGR) le da fuerza y mantiene la esperanza de que el joven se encuentre vivo.
La señora recordó que su nieto trabajó semanas antes de entrar a Ayotzinapa para poder viajar y presentar otro examen de ingreso a la Normal Rural de Tenería, en el Estado de México, pero no logró juntar el dinero se quedó en Ayotzinapa.
Exigió a Enrique Peña Nieto que presente a su hijo y a sus compañeros vivos porque los están esperando en sus casas, y afirmó que el gobierno sabe dónde están los estudiantes.
Brígida desde hace cuatro meses duerme en la Normal de Ayotzinapa, y sólo dos veces a la semana acude a su casa en el barrio de San Isidro, uno de los lugares afectados por la inundación que provocó la laguna negra de Tixtla durante la tormenta Manuel.
Desde el día que fue desaparecido su nieto dejó de trabajar en una panadería donde ayudaba en la limpieza, pero se siente agradecida porque la familia donde trabaja la apoya con dinero y aún la espera para seguir laborando.

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