Periódico con noticias de Acapulco y Guerrero

No ve señales de insurrección sino de un cambio social y político, dice el sacerdote Jesús Mendoza

Mariana Labastida

El coordinador de la pastoral social de la arquidiócesis de Acapulco, Jesús Mendoza Zaragoza, dijo que él no vio señales de insurrección tras el movimiento de exigencia de justicia por la desaparición de los 43 normalistas, como lo expuso el nuevo cardenal mexicano, Alberto Suárez Inda.
Lo que teme es que como cada grupo lleva su agenda dejen solos a los padres y que la sociedad se desmovilice cuando la crisis social y política no ha desaparecido. Dijo que se requiere trabajar en un cambio desde la sociedad civil.
Consultado sobre lo dicho por el nuevo cardenal Alberto Suárez, quien afirmó que existe manipulación política en las protestas por la desaparición de los estudiantes de Ayotzinapa, con el fin de provocar una insurrección en el país, Mendoza dijo que no tiene datos para hablar de que ese fuera el fin del movimiento que apoya a los normalistas. “Yo no tengo datos para hablar de que busquen una insurrección, pero sí que buscan otros objetivos, quizá haya algunos que sí pretendan una insurrección pero en el conjunto no veo que tengan ese alcance, que sí buscan un cambio, y es completamente legítimo, un cambio social y político”.
Mendoza consideró que cada organización tiene su agenda y que se han hecho visibles otros intereses, no solamente el apoyo a los padres de los desaparecidos, como lo que ocurrió con la toma de los ayuntamientos, donde se vinculó el caso Ayotzinapa con todos los muertos y desaparecidos en el estado.
Expuso que en la lógica del Movimiento Popular Guerrerense, ante la descomposición del sistema político no tiene caso elegir otros presidentes municipales para que hagan lo mismo y por eso piensa en boicotear las elecciones.
Ante el panorama de las agendas particulares de cada organización, el también articulista de El Sur indicó que teme que los padres se queden solos, siguiendo su lucha con sus propios recursos, y es ahí donde no solamente a ellos sino a todas las víctimas de la violencia se les debe dar el respaldo de la sociedad en un carácter humanitario y social.
Enfatizó que la demanda principal de los padres de los desaparecidos sigue abierta, porque no les han presentado a sus hijos.
Agregó que en la sociedad hay mucha confusión, por eso es que no se ha visto el respaldo total que se les debería dar, porque se ve legítima la búsqueda de los normalistas, sin embargo no así cuando se liga con hechos destructivos como los actos de vandalismo que se han dado en las manifestaciones para exigir justicia y presentación con vida de los jóvenes desaparecidos el 26 de septiembre en Iguala.
Recordó lo que los padres de los desaparecidos dijeron de su reunión con representantes del EZLN en Chiapas, que los iban a dejar solos con el tiempo, por lo que consideró importante ver que conserven el esfuerzo por encontrar a sus hijos, ante lo cual tienen una obligación moral las organizaciones que se sumaron a ellos.
Agregó que quienes quedaron con los padres serán los sectores que les interese primeramente lo humanitario y no lo político, y no se debe olvidar que la crisis social y política que “tronó” en Iguala sigue presente en Guerrero.
“Lo que me preocuparía es que se desmovilizara la sociedad, no sólo en torno al asunto de los desaparecidos sino en torno a otros asuntos sociales, hay que seguir buscando un cambio político” dijo el sacerdote, quien indicó que se están generando caminos para desarrollar el diálogo social desde la sociedad civil, y “que la sociedad civil se congregue, que pueda dialogar, sentarse en una mesa diversos actores y escúchense, ponernos de acuerdo porque necesitamos cambiar al país”.

468 ad