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Sólo pueden comprar productos en la tienda del penal, que es del director, denuncian reos de Tlapa

*Desde enero, Hugo Mejía Patricio les prohibió a los familiares de los reclusos llevarles comida, señalan

Reclusos del penal de Tlapa denunciaron que el director de la prisión, Hugo Mejía Patricio, prohibió a sus familiares llevarles comida desde enero, para que sólo compren productos de primera necesidad en la única miscelánea que hay en las instalaciones, que es de su propiedad.
Mediante una llamada telefónica a la redacción de El Sur, también señalaron que con el jefe de Seguridad, de apellido Navarrete, controla la venta de aguas frescas, gelatinas y alimentos de los reos, a quienes cobra un porcentaje de sus ganancias.
Asimismo, la venta de los productos del taller de carpintería, donde pide el pago de “diezmo”, como llaman a la cuota que se entrega a alguna autoridad para hacer un trabajo, y él es el único que vende tarjetas telefónicas para las casetas de Ladatel.
El denunciante, quien aclaró que de manera discreta se organizaron con otros internos para presentar su queja, explicó que en el penal sólo reciben una comida al día, a las 2 de la tarde, y a las 10 de la mañana les sirven sólo una taza de café.
La comida consiste en soya, huevo, lenteja, nopal o ejotes, insuficiente para tantas horas sin alimento el resto del día y la noche, pese a que, de acuerdo con las versiones que circulan en prisión, el reclusorio recibe 105 pesos para la alimentación de cada interno, pero la comida que reciben al día no representa el costo del subsidio del estado.
Asimismo, estimó que hay 320 prisiones en una cárcel que sólo tienen condiciones para 200. Por esta razón, consideró que el director se niega a promover liberaciones anticipadas de prisioneros por buen comportamiento, para tener alto el número de la población penitenciaria y quedarse con todo el dinero que puedan obtener del penal.
Asimismo, señaló que los costos de productos de la miscelánea –donde vende lo mismo que en una tienda externa, excepto alcohol–, son más altos que afuera, y so pretexto de que alguien intentó meter alcohol entre los líquidos, y otra persona llevó a su familiar dos casilleros de huevo, que el interno luego vendió dentro de la cárcel, prohibió que entren con comida.
Detalló que en la cárcel de baja seguridad los días de visitas son miércoles, sábados y domingos, y sus familiares les llevaban alimentos de forma restringida, bajo la revisión de los custodios.
Pero, ante una versión de que el director podría ser separado del cargo por el cambio de gobierno, opinó que “está exprimiendo a los prisiones, y está apretado a todo el personal interno”.
Sin embargo, también hay preferencias, y hay a quienes les permite meter alimentos y electrodomésticos.
Señaló que pidió cooperación para comprar colchones para el área conyugal y para pintar esas celdas, pero no llevó nada, y somete a castigo a quienes deciden tener una relación sexual que él no autorice –se trata de una cárcel mixta–, “le tienen que pedir permiso hasta para dormir juntos”.
Añadió que en las celdas para cinco personas, duermen 20, y en los pasillos también hay prisiones, que no tienen acceso a un sanitario. (Lourdes Chávez / Chilpancingo)

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