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Federico Vite

A propósito del macho

La ruptura. Hemingway, Dos Passos y el asesinato de José Robles (Galaxia Gutenberg, 2006; 430 páginas), del académico Stephen Koch, es un análisis histórico con un marcado acento narrativo sobre dos de las figuras emblemáticas de la narrativa estadunidense del siglo pasado: Ernest Hemingway y John Dos Passos.
Koch –ya conocido por los libros Guardia nocturna, Andy Warhol Superstar y El fin de la inocencia, uno de los primeros estudios acerca de la influencia cultural del estalinismo en la vida intelectual de Occidente– recurre a técnicas de la novela para esbozar aspectos biográficos de Heming-way y Dos Passos, y muestra la fraterna relación que hubo entre ambos, pero sobre todo exhibe la megalomanía de uno de los tipos más duros de la literatura, porque la gran propuesta de la recreación histórica de Koch consiste en una tesis: ¿cómo fue que el Partido Comunista de la Unión Soviética manipuló a Hemingway para que terminara detestando a Dos Passos?
El autor nos explica que el Partido Comunista de la Unión Soviética creó un aparato de propaganda con extraordinarios resultados, activo en la década de los 30 del siglo pasado, en Europa y en América; de esta élite formaban parte algunas personas con bajo perfil; otras, bastante famosas, como Picasso. Ese equipo se encargaba de encumbrar personas y de aniquilar reputaciones. Precisa-mente ahí radica el despliegue asombroso del trabajo de Koch, quien ata los cabos que diversas investigaciones no habían logrado anudar. Describe con precisión y excelente tempo narrativo la manipulación planeada y consumada sobre Hemingway.
Y el Partido Comunista es personificado por Joris Ivens, un cineasta holandés de escueta obra pero muy respetable, que está al servicio de Stalin. Este hombre se encarga de dorarle la píldora al autor del espléndido libro de cuentos Los asesinos, le canta al oído a Hem, igual que lo haría una sirena. El escritor se convence de que el mundo le debe pleitesía; termina involucrándose en la narración de un documental sobre la guerra civil española, la pasión ideológica y esencial que Hem y Dos defendían a capa y espada. La otra pinza del Partido Comunista es Julio Álvarez del Vayo, agente de la propaganda soviética, quien se encarga de hacerle ver a Dos Passos que él no tenía injerencia en España, por muy famoso y buen escritor que fuera, sólo era un gringo con filias hispánicas. Recordemos que son los años 30 del siglo XX y en la guerra civil se ejercitó lo siniestro. La defensa de Madrid y el secuestro, a la postre asesinato, de José Robles, (un exiliado político español, profesor de la Universidad Johns Hopkins, de Baltimore, y traductor al español de Dos Passos y Sinclair Lewis) fermenta la ruptura de los escritores.
Hem aceptó sin protesta alguna el hecho de que Robles fuera detenido por un grupo militar no identificado, Dos perdió la cordura y creía que la mano de Stalin los había alcanzado. Tanto la necesidad de fama de Hem como la búsqueda de justicia de Dos apasionan al lector. El camino que cada uno de ellos siguió devela los intereses esenciales de esas enormes figuras de su época, asombrosas personalidades que se alimentaron de sueños distintos.
En especial, La ruptura. Hemingway, Dos Passos y el asesinato de José Robles nos devuelve la confianza por los libros históricos en los que usualmente se abruma al lector con referencias que ni el mismo autor logra recrear en su cabeza. Koch nos hace sentir esa época. Reconstruye, gracias a la asombrosa documentación, escenas y diálogos de gran valía para los interesados en la literatura estadunidense del siglo pasado. Recrea la vida cotidiana en Madrid, Valencia, Barcelona, Florida, Nueva York y París, ese lugar que fue una fiesta.
A pesar de que uno conoce a grandes rasgos la historia de Hem y Dos, Koch tiene la virtud de generar el asombro y el suspenso para que el lector, aunque ya conozca el desenlace, quiera seguir pegado al libro, porque este narrador hábil, chimosito y meticuloso es un gran contador de historias que trata, y lo logra, hacernos comprender por qué 25 años después de la ruptura entre Hem y Dos, uno de ellos termina alejándose no sólo de su pasión por España, sino que se involucra en una farsa matrimonial con Martha Gellhorn, incrementa su alcoholismo, agranda su depresión: termina suicidándose de la misma manera que lo hizo su padre. A veces la literatura también funge como médium para escuchar a los muertos, este es el caso de La ruptura. Hemingway, Dos Passos y el asesinato de José Robles, un libro que nos hace pensar en la soledad ruidosa de algunos escritores, que como bien dice sir Roberto Carlos, sólo quieren un millón de amigos. Que tengan buen martes.

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