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Aclaman al escritor Santiago Posteguillo en la FIL de Minería como si fuera Justin Bieber

*El autor de best sellers provocó que se formaran largas filas para escucharlo, conseguir un autógrafo o tomarse con él una selfie

Jorge Ricardo / Agencia Reforma

Ciudad de México

Santiago Posteguillo (Valencia, 1967), el autor español de best seller romanos, es capaz de mantener a todo mundo de pie.
Ayer comenzó a la 1 de la tarde, cuando la señora Felicitas Santiago, de unos 60 años, bajita, el cabello blanco, llegó de Iztapalapa a una presentación a las 7 de la tarde, pese a que no lo conocía.
“Me dijeron que era alguien importante”, dijo por toda explicación de ser la primera en una fila que comenzaba a la izquierda de La Capilla del Palacio de Minería, daba un rodeo en el segundo piso, descendía 65 escalones y se perdía allá abajo donde ya no había boletos para entrar.
A las 6 de la tarde se informó que se habían agotado las 140 fichas, aunque nadie se quiso ir. Quien hace que lectores lo recorran del índice al colofón un libro de mil 190 páginas (Los asesinos del emperador) también es capaz de conseguir que medio centenar de adolescentes y jóvenes lo esperen a pie firme.
La presentación comienza a las 7 de la tarde, con un grito. Apenas Posteguillo pone un pie en la sala, jóvenes y adolescentes gritan como si Justin Bieber hubiera entrado, sacan sus celulares, sus ipads, se toman una selfie. El título de hoy es La sangre de los libros (Planeta), en tránsito ya hacia el best seller.
“Los libros se escriben con sangre en la sien, con pasión”, dice y luego desgrana sus historias: El ruso Dostoievkis es un animal literario, un Mozart de la literatura que pierde todo en el juego hasta que editor diabólico le promete pagar todas sus deudas si es capaz de escribir una novela en 26 días. Fácil, piensa. ¿De qué escribo? De un ludópata, es decir, de sí mismo. Así empieza El jugador. Pero ya tiene en curso su gran obra: Crimen y castigo. ¿Qué hago? Contrata a la taquígrafa Anna Grigórievna.
Posteguillo ya tiene encima todas las miradas: “Por las mañanas le dicta Grigórievna Crimen y castigo, por las tardes, El jugador. Por las noches no sé qué hacen”, dice Posteguillo con un tono que desata risas, más fotos, que sujeta a su público del cuello. Lo que sigue después es previsible, dice. El animal literario tiene éxito, paga sus deudas, tiene dinero, enamora a Grigórievna, se van de viaje a Europa y en Alemania pierde de nuevo todo jugando a la ruleta rusa.
“Y aún se puede entrar a ese casino y pedir las cartas y jugar como jugó él y perderlo todo. ¿Verdad que así son más interesante El Jugador y Crimen y castigo?”.
Otra historia: la de Agatha Christie y su desaparición durante 11 días de diciembre de 1926, luego de enterarse de la amante de su marido. Hasta Arthur Conan Doyle, el autor de Sherlock Holmes, la buscó a través del espiritismo, pero sin éxito. Apareció al final en un balneario, registrada con el nombre de su enemiga en el amor y sin memoria.
Luego de divorciarse, se volvió a casar y esta vez un arqueólogo. Así Agatha Christie acostumbraba decir: “mi segundo esposo es arqueólogo, y cada año le intereso más”.
Posteguillo, uno de los pocos invitados internacionales a la feria que acaba el lunes, supera en aplausos a Fa Orozco, una booktuber de cabello violeta con más de 140 mil seguidores, que lo acompaña en la presentación. Lo que sigue también es previsible, sobre todo en una Feria del Libro que ya no sabe qué hacer con tanta gente: filas y filas para conseguir un autógrafo, insistencia para que haya fotos con Posteguillo, para que firme más de un libro.
Doña Felicitas Santiago, sale emocionada: “Yo creo que sí valió la pena”, dice, antes mirar lo que no era previsible: 100 jóvenes y niños que han resistido afuera de la sala.
Traen libros gordos sobre Roma, revistas, fotos a color. “¿Sigue allí? ¿Ya va a salir? ¿Tardará mucho? ¿Va a dar autógrafos? ¿También a los que estamos aquí afuera?”, pregunta una niña con la emoción atravesada en la garganta.
Pasan 20 minutos y luego en todo el Palacio de Minería se escuchan los gritos: Justin Bieber ha salido de la sala. Alguien le consigue una silla y se van afuera de feria, a la calle de Tacuba a multiplicar su firma.

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