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Denuncia una maestra que fue violada “una y otra vez” por policías federales en el desalojo

*A “un maestro que tenía una prótesis en una pierna lo bajaron de la camioneta y lo golpearon hasta dejarlo inconsciente”, dice en probable referencia al maestro Claudio Castillo, en un mensaje que envía desde un hospital de Cuernavaca. Señala que “policías federales que iban encapuchados con pasamontañas y en las piernas llevaban sus radios de comunicación”, fueron los que echaron encima el autobús contra los mismos uniformados. Otra profesora dice que poco antes oyeron que los federales dijeron un código, “10-4”, que era un anuncio y se desató la violencia

Alina Navarrete Fernández

Chilpancingo

Testimonios de mujeres integrantes de la Coordinadora Estatal de Trabajadores de la Educación en Guerrero (CETEG), que estuvieron al frente del contingente en el bulevar de Las Naciones, el 24 de febrero en Acapulco durante el desalojo violento a manos de la Policía Federal, confirmaron el abuso sexual de una maestra que se encuentra hospitalizada en una clínica de Cuernavaca, Morelos.
Fuentes internas de la organización informaron a El Sur que durante la manifestación del 24 de febrero, los dirigentes de la CETEG decidieron que se formara una valla humana al frente del contingente, la cual formaron maestras, para evitar que el resto de los manifestantes cayera en provocaciones.
“Nosotros ya habíamos detectado algunos infiltrados que estaban incitando a los compañeros a agredir, algunos (infiltrados) estuvieron agrediendo a nuestros propios compañeros de manera verbal incitándolos a traspasar la valla, por eso se tomó la decisión de que fuera una hilera de mujeres frente a los varones, que estuviera ahí resguardando el orden”, dijo una maestra, que por seguridad no reveló su nombre.
Señaló que la situación, minutos antes de que comenzara la represión de parte de los efectivos policiacos, era “relajada”, incluso “algunos de los policías ya se habían quitado su casco, nosotros estábamos esperando que saliera el comisionado de Gobernación de nuestro estado para que nos diera la hora de la llegada de (el subsecretario de Gobernación) Luis Enrique Miranda, con la gente de Hacienda y la Secretaría de Educación”.
Recordó que “de repente”, las maestras que conformaron la valla entre los manifestantes y la Policía Federal, escucharon que los efectivos decían un código, “10-4”, entre ellos, “yo di la voz de alerta, dije a las compañeras que estuviéramos atentas porque no sabíamos qué significaba ese código, por ahí alguien dijo que era peligro”.
Precisó que cuando comenzó la agresión, el bulevar de Las Naciones quedó a oscuras pues “quitaron la luz, en cuanto quitaron el alumbrado fue cuando empezó la represión en contra de nosotros”.
“Yo tenía un megáfono en la mano, le pedí a los compañeros que nos reagrupáramos, que guardáramos la calma, que no corriéramos, sin embargo, ahí todo mundo corrió y corrimos hacia la entrada del Forum, estuvimos ahí un momento hasta que vimos que los policías seguían corriendo detrás de nosotros”, relató.
Expresó que el día del desalojo violento en Acapulco, a los policías “les veías la cara desencajada, daban terror, ellos quisieron sembrar el terror en nosotros, ese era su objetivo, nosotros sólo íbamos a una mesa que tenía agendada Luis Enrique Miranda con nosotros”.
Dijo que tras la corretiza, algunos miembros del magisterio disidente se refugiaron en una iglesia, en tiendas de autoservicio y casas particulares que encontraron abiertas para poder alejarse de los efectivos que lanzaban golpes a todos los manifestantes sin importar si se trataba de hombres o mujeres.
“Habría que decir también, que la gente responsable de esa iglesia entregó a nuestros compañeros a los policías”, puntualizó aunque no dijo de qué iglesia se trataba ni lo que ocurrió con los miembros del magisterio disidente luego de fueron entregados ante los policías.
Enfatizó que los elementos de la Policía Federal persiguieron a los miembros del magisterio disidente en todos los lugares en los que los manifestantes intentaron resguardarse, “unos (maestros) entraron a un Oxxo y los policías los sacaron de ahí, jalaban a las compañeras, les desgarraban la ropa, fue horrible, ni en el 68 pasaron estas cosas, fue algo brutal”.
“Nosotros entendemos que el Estado está desesperado porque quiere acallar nuestras voces pero desde aquí le decimos que nos pega a uno y se levantan diez”, concluyó.
Profesora pide ayuda a la sociedad

Por otra parte, una maestra que fue abusada sexualmente por los policías federales la noche del 24 de febrero realizó un comunicado en el que describe los hechos violentos que vivieron los miembros del magisterio disidente, que ese día protestaron en el puerto para reclamar estabilidad laboral para los trabajadores del sector educativo en Guerrero.
“Un grupo de policías federales que iban encapuchados con pasamontañas y en las piernas llevaban sus radios de comunicación, arremetió contra sus mismos compañeros a bordo de un autobús, abriendo la valla del bloqueo que mantenían, lo que derivó en una agresión contra todos los que nos encontrábamos ahí, niños, mujeres, hombres, gente mayor, hasta un maestro que tenía una prótesis en una pierna, lo bajaron de la camioneta y lo golpearon hasta dejarlo inconsciente”, dice el comunicado.
Después, relata que durante la persecución los policías la alcanzaron, “me empezaron a golpear, yo caí, me levantaron y me llevaron a un lugar baldío donde desafortunadamente me violaron una y otra vez, hasta lastimarme y dejarme desmayada por tanto dolor”.
Asegura que fue encontrada por sus compañeros, y que hasta la fecha permanece internada, “muy grave”, en una clínica en Cuernavaca,.
Al final del escrito, la maestra víctima de abuso sexual, expresó “aunque no me conoces, te comparto mi amarga experiencia y sólo te pido que me apoyes para que este acto tan aberrante no quede impune, lucha por mí pero de verdad, lucha como si fuera tu hermana a la que le hicieron esto”.

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