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Entre el “Sí se puede” y “No me falles”, el inicio de campaña de Beatriz Mojica

Aurelio Peláez

Del “¡Sí se puede!” (que llega a veces al “¡Sí se pudo!”), al “¡No me falles!”, hay todavía como tres meses de trecho, el del periodo de la campaña para la elección de gobernador este 2015.
Ayer comenzó el “¡Sí se puede!” de la candidata del PRD Beatriz Mojica Morga. La plaza del Zócalo de Acapulco vivió ya dos “¡No me falles!”, técnicamente fallidos para la izquierda: en el 2005, con Zeferino Torreblanca Galindo, y en el 2011, con Ángel Aguirre Rivero, cuando ganaron la gubernatura.
Dos candidatos igual, técnicamente externos. Torreblanca, empresario, hombre de derechas, ex alcalde de Acapulco, y Aguirre, ahora ya ex gobernador, quien venía de romper con el PRI, ambos llegados al gobierno con las siglas del PRD.
Las plazas de entonces demandaban un cambio en el gobierno en Guerrero, que no se dio. Ayer, Beatriz Mojica, mujer, joven y de izquierdas, anunció que de llegar al gobierno haría un “golpe de timón”. Un cambio que adelantó como radical, sin tembladera de manos y precisamente ante dos gobiernos fallidos, a los que no se refirió ni reprochó directamente, pese a ser parte del último como secretaria de Desarrollo Social.
Gobiernos que directamente implican lo que en su programa de gobierno adelantó que combatiría: relación con el crimen organizado e impunidad ante la corrupción.

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Zócalo de Acapulco o más bien, Acapulco. “Uta madre”, que sol. Y calor. Lo dicen por la muchacha de 15 años que a las 12:45 de la tarde tuvo que ser retirada desmayada tras la espera de ya más de dos horas de la candidata. La cita era a las 11:30 de la mañana para el acto de inicio de campaña, pero desde una hora antes la gente ya empieza a llegar por ahí. Se cierra el carril Caleta-Base de la Costera. Se esperan miles. Quizá los hay, pero muchos que llegan se comienzan a retirar antes de iniciar el acto, pese a que se reparten sombreros, botellas de agua, playeras. Se sudan las camisas. Se enrojece la piel por el sol. La ya no tan nueva clase política, la de las izquierdas, se toma su tiempo en algún restaurante de la Costera. Nada diferente a los usos y costumbres de la vieja clase política del PRI, a la que quieren relegar. Eso dicen. Más de lo mismo, dice un desaprensivo y crítico militante que toma agua en una botella de las que regalan en este acto. Algunos ya se retiran no con una, sino cargando cajas, de manera que es difícil saber cuántos ciudadanos –o gente– estuvo en el mitin de inicio de campaña.

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Según encuestas, hasta antes del 26 de septiembre el PRD, con el candidato que impulsara, sea externo o interno, se perfilaba para retener bajo sus siglas, el gobierno del estado. Pero pasó la detención del alcalde de Iguala, José Luis Abarca, implicado en la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa, y el mapa se desdibujó.
Todavía hace un mes, hasta antes de la detención del hermano, un sobrino y los amigos del ya gobernador con licencia Ángel Aguirre Rivero, ese grupo de ex priistas, o de priistas cobijados por el PRD con todas sus prácticas, aspiraba a atrincherarse por lo menos en las presidencias municipales de Acapulco y Chilpancingo. Ayer fueron los ausentes en el templete. Alguien dijo que por allí andaba el diputado federal Jorge Salgado Parra, pero de lejecitos. Y también dicen que, de todos modos, él va a ser el candidato del PRD a alcalde de la capital.
En los convocados a la tarima que acompañaron a la candidata perredista Beatriz Mojica, prácticamente desapareció el aguirrismo, de manera que el PRD, la izquierda con la que se identificó Bety Mojica, tendrá que rascarse con sus propias uñas. No estuvo el senador Sofío Ramírez, a quien Aguirre tenía como su carta al gobierno del estado, aunque sea para negociar. Ya no estuvo su hijo Ángel Águirre Herrera, a quien de veras quería hacer alcalde de Acapulco, a pesar de la güeva y desidia de éste, quien al parecer prefería estar en el wasap y jugando FIFA 2015.

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El “¡Sí se puede!” lo soltó solamente en su discurso el gobernador de Morelos, Graco Ramírez, pero hablando de tener una candidata y futura gobernadora mujer. Hubo un leve eco de los que quedaban en el mitin: “¿Verdad que sí puede gobernar una mujer?”, preguntó. Los que se derretían bajo el sol le respondieron que sí, en ese Zócalo tan decepcionado por el no se pudo. ¿Por qué no? Desde que el PRI como partido dejó de gobernar Guerrero en 2005, no repuntó con los presuntos gobiernos de izquierda la economía; no se sepultó la corrupción; no se erradicó la inseguridad. Porque, sencillamente, no se promovió la democracia. De manera que el “¡Sí se puede!” sonó desangelado, tibio, apenas levantado por un discurso de una candidata que cuando habla de que “nuestro gobierno” será etc., apenas se escucha como un “sí” creíble.

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En la tarima –templete es la que lo soporta– no estuvieron, nadie los vio, los precandidatos a la presidencia municipal de Acapulco, ni los aspirantes a candidatos a gobernador, los senadores Armando Ríos Piter y Sofío Ramírez; ni Víctor Aguirre o Sebastián de la Rosa. Arriba, en cambio, en el Día de la Mujer, Beatriz Mojica recibe el arropo de féminas de cartel (no cártel) nacional como Patricia Mercado, Angélica de la Peña y Alejandra Barrales. También, a pesar de sus sinos internos, de las diputadas local, Abelina López, y federal, Rosario Merlín.
Es el Día de la Mujer. Al lado de la candidata, Bety, su madre Petra Morga. Morenaza ella. De Azoyú a saber. De la cual Bety es la menor hija de seis, de donde además le llega un apoyo vecino, el del ex futbolista Manuel Negrete: “La conozco desde niña”, dice, poues Beatriz creció en Ciudad Altamirano.

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Compromisos la mujer de 42 años que estudio hasta la secundaria en esa ciudad calentana –su apellido no es de la región, sino del centro del país– que estudió Comuni-cación en la UAM Xochimilco y que viaja en Metro y en peseros, son el de atenerse a las políticas de izquierda. En su primer discurso como candidata reivindica a Genaro Vázquez, a Lucio Cabañas. Se declara en el camino de las reivindicaciones magisteriales y por un nunca más otro Ayotzinapa. Todo parece bien, pero no se le escucha segura, quizá la apabullan todos esos que se presumen de izquierdas, y que le tienen copadas las candidaturas para la elección de junio. En fin, faltan tres meses de campaña.

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