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Tomás Tenorio Galindo

OTRO PAÍS

*El suicidio moral y político de Luis Walton

Se equivoca Luis Walton Aburto. La presencia de Lázaro Mazón en sus actos de campaña no sólo le afecta, sino que es posible que por ese solo hecho para este momento haya sepultado ya la probabilidad de erigirse en el candidato de consenso de la izquierda de Guerrero, como parecía que podía serlo.
La explicación es muy simple: sin que existiera ningún motivo para ello, el candidato del partido Movimiento Ciudadano se echó a cuestas el descrédito que le corresponde al PRD y en gran medida a Lázaro Mazón (demérito que el ex secretario de Salud comparte con el diputado perredista Sebastián de la Rosa) por la postulación del narcoempresario José Luis Abarca a la Presidencia Municipal de Iguala, donde como ya se sabe puso en marcha el narcogobierno que atacó e hizo desaparecer a los estudiantes de la Normal de Ayotzinapa.
Quién sabe qué indujo a Walton a sacar de las cenizas del caso Ayotzinapa a Lázaro Mazón, pero de lo que no hay ninguna duda es que con esa acción echó a perder las de por sí pocas posibilidades que tenía de competir por la gubernatura. ¿Cómo puede ahora apelar y pedir su voto a la sociedad indignada por los acontecimientos de Iguala, si se presenta ante ella con uno de los causantes de los hechos que provocaron esa indignación? ¿Cuál es la autoridad moral de Walton al proponer una comisión de la verdad para el esclarecimiento del asesinato y desaparición de los estudiantes, si en el instante de formular esa propuesta junto a él estaba uno de los responsables políticos de esa tragedia?
En una semana de actividades, Mazón ha acompañado a Walton en los mítines que ha realizado en Iguala, Chichihualco y Marquelia. “No tiene ningún señalamiento” en relación con el caso de los normalistas atacados y desaparecidos en Iguala, dijo Walton para justificar la integración de Mazón a su campaña, pues lo que hace cada persona es “responsabilidad individual”.
Es lo mismo que ha dicho Mazón desde el 16 de octubre pasado, cuando renunció a la Secretaría de Salud. “Cada quien es responsable de sus actos, yo no puedo responder por amigos, ni por conocidos ni familiares, estoy acá para cualquier aclaración, para cualquier duda, yo nunca he tenido fuero y si esto contribuye a lo que acabo de mencionar con todo gusto la voy a entregar (la renuncia)”, dijo en esa fecha. Después acudió a la Procuraduría General de la República a declarar sobre su amistad y su relación política con el ex alcalde José Luis Abarca.
De apariencia correcta, la versión de que “no puedo responder por mis amigos” es en la práctica inaplicable para un episodio de la gravedad del ataque contra los normalistas. Lázaro Mazón se escuda en esa coartada para evadir el papel decisivo que tuvo en el encumbramiento político de Abarca, como también lo tuvo Sebastián de la Rosa y otros dirigentes y en su conjunto el PRD. Sin embargo, el hecho es que Abarca arrastró al PRD y a los dirigentes que lo condujeron a la política –el principal de ellos Mazón– en la pendiente de la disolución moral y política. Aun cuando no sea atribuible a Mazón una conducta delictiva, y ciertamente la PGR no le ha hecho ningún “señalamiento” como adujo Walton, existe una responsabilidad moral y política que comparten Mazón, Sebastián de la Rosa y el PRD. Pues todos ellos hicieron a Abarca lo que fue, y no podrán desprenderse a voluntad de esa carga.
Por lo anterior, al unir su suerte política con la de Lázaro Mazón en el arranque mismo de su campaña, Walton envió a los electores el mensaje de que es falsa la preocupación que dice tener por la matanza de Iguala. Más aún, al defender a Mazón le hizo al PRD el enorme servicio de descargarlo parcialmente de la responsabilidad original por la barbarie desatada por Abarca. Pero lo peor es que el candidato de Movimiento Ciudadano ofendió a la sociedad, a los padres de los normalistas y a la opinión pública, pues definitivamente Lázaro Mazón es política y moralmente corresponsable de lo sucedido en Iguala.
Tendrá mucho tiempo Walton para arrepentirse de su error, pues ni Marcelo Ebrard, de quien se dice que acudirá a Guerrero a apoyar al candidato de Movimiento Ciudadano, podrá evitar los increíbles errores con los que empezó Walton su campaña. Ebrard arrastra su propio error de 45 mil millones, que es lo que costó la Línea 12 del Metro construida por su gobierno en el Distrito Federal y que ahora está parada porque sencillamente no sirve, y acusado de corrupción como está no parece que pueda suministrar oxígeno a la campaña de Walton.

Otra traición de Ríos Piter en el Senado

El martes de esta semana, Eduardo Medina Mora fue designado ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación por 83 votos. Se impuso así el presidente Enrique Peña Nieto a pesar de la avalancha de cuestionamientos que pesan sobre Medina Mora. En la estrategia del PRI para consumar este asalto a la Corte, tuvieron un papel relevante cuatro senadores de “izquierda”: Armando Ríos Piter y Luz María Beristáin, del PRD, y Mario Delgado y Rabindranath Salazar, ex perredistas y ahora de Morena. Su papel consistió en no asistir a la votación, con lo que ayudaron al PRI al reducirse por su inasistencia el umbral de las dos terceras partes de los legisladores presentes. “El cálculo para definir la mayoría calificada se hizo sobre 118 senadores presentes; las dos terceras partes de los votos eran 79 y obtuvo 83. Si los cuatro senadores ausentes hubieran asistido la mayoría calificada hubiera sido 84 y, pese al cabildeo de Emilio Gamboa (PRI), Medina Mora no habría logrado pasar y la terna se habría regresado al presidente Peña Nieto”, escribieron Andrea Becerril y Víctor Ballinas, reporteros de La Jornada. No es ninguna novedad, pero conviene dejar el registro: otra vez Ríos Piter se alineó a los intereses del PRI y de Peña Nieto.

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