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En 65 ciudades de Brasil cerca de 1.7 millones salen a las calles para repudiar a Rousseff y PT

*La mandataria brasileña responde a las masivas protestas con medidas de combate a la corrupción. Tras invadir las calles con todo tipo de consignas, la población coronó la jornada con un cacerolazo. Grupo minoritario de la dictadura militar participa en los actos

DPA / EFE

Sao Paulo / Brasilia / Río de Janeiro / Florianópolis

Los casi 1.7 millones de brasileños, según estimó la policía, que se adueñaron ayer de las calles de todo el país al grito de “Fuera Rousseff” y “Fuera PT” emitieron una dura señal de repudio contra el gobierno de la presidenta Dilma Rousseff y su Partido de los Trabajadores (PT).
Vestidos con la camiseta de la selección nacional de fútbol –que tiene los colores verde y amarillo de la bandera de Brasil– y alternando los cánticos contra el gobierno con estrofas del himno nacional, brasileños de al menos 65 ciudades fueron categóricos al acudir a la convocatoria hecha a través de Internet por tres grupos que se definen como apartidarios.
En el origen de la ira popular se encuentran los escándalos de corrupción en la estatal Petrobras y la crisis económica que lleva a un aumento de precios e impuestos y a la pérdida de beneficios fiscales y laborales, entre otras consecuencias para la población.
“Por robar en las urnas, por tanta corrupción, por mentirle a una nación, fuera Dilma”, era uno de los carteles portados por los manifestantes, en una síntesis del descontento de la población para con la mandataria, que asumió su segundo gobierno –el cuarto consecutivo del PT– el 1 de enero.
Salvo por un par de pequeños incidentes ocurridos en Brasilia, donde unas 45 mil personas, según la policía, se manifestaron en la Plaza de los Tres Poderes, y en Sao Paulo, donde nada menos que un millón de manifestantes, aproximadamente, tomaron la avenida Paulista, los actos realizados en 25 estados del país se desarrollaron sin disturbios.
Tras invadir las calles con todo tipo de consignas, la población coronó la jornada con un “cacerolazo” -el segundo en una semana- realizado mientras los ministros de Justicia, José Eduardo Cardozo, y de la Secretaría de la Presidencia, Miguel Rossetto, ofrecían una conferencia de prensa para analizar las protestas.
La abrumadora adhesión a las protestas superó las expectativas de los propios organizadores y sorprendió a un gobierno que se ve urgido a “comprender el mensaje de las calles”, según evaluó la senadora Marta Suplicy, ex alcaldesa de Sao Paulo, quien últimamente, al igual que como hicieran ayer las calles, ha criticado con dureza al gobierno y al PT, partido del cual es cofundadora.
Un ataque incendiario a la sede del gobernante Partido de los Trabajadores (PT) fue el incidente más grave registrado en la jornada de protestas organizada en Brasil por grupos de oposición a la presidenta Dilma Rousseff que, según la policía, llevaron a las calles a casi 1.7 millones de personas.
Un manifestante resultó levemente herido ayer en Brasil en un enfrentamiento con la policía en Brasilia en la jornada de protestas organizada por grupos de oposición al gobierno de Dilma Rousseff.
Por su parte, la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, dictará “en los próximos días” un conjunto de medidas de combate a la corrupción, en respuesta a las masivas protestas que llevaron ayer a las calles a casi 1.7 millones de personas, anunció el ministro de Justicia, José Eduardo Cardozo.
Por otro lado, pese a ser claramente minoritarios, grupos de manifestantes nostálgicos de la dictadura militar participaron ayer en las protestas realizadas en Brasilia y en otros 18 estados de Brasil en favor de la destitución o renuncia de la presidenta Dilma Rousseff.
Portando grandes pancartas en favor de una “intervención militar”, los defensores de la destitución forzosa del gobierno se destacaron ante las cámaras de televisión, pero en muchos casos enfrentaron la hostilidad de los demás manifestantes.
Esto fue lo que le pasó al diputado ultraderechista y militar retirado Jair Bolsonaro, quien intentó tomar el micrófono para hacer un discurso ante las estimadas 15 mil personas que participaron en la protesta en Río y fue recibido con abucheos por los manifestantes.
Así también, el príncipe Joao de Orleans y Bragança, descendiente de la familia real que gobernó Brasil entre 1822 y 1889, participó ayer en Río de Janeiro en la jornada de protestas contra la presidenta Dilma Rousseff, que movilizó a decenas de miles de personas en todo el país.
En tanto, el número de muertos por el accidente de autobús ocurrido en la noche del sábado en la Sierra Doña Francisca, en el sur de Brasil, asciende ya a 50, informan ayer fuentes oficiales.
Dos de los periódicos más influyentes de Brasil, Folha de São Paulo y O Estado de São Paulo, se opusieron a la tesis de abrir un juicio político con miras a la destitución de la presidenta Rousseff, como demandan algunos convocantes de las manifestaciones de este domingo.
En un editorial titulado Demasiado pronto o tarde, el diario Folha de São Paulo desmonta los dos argumentos que se esgrimen: la corrupción de Petrobras y las impopulares medidas económicas que ha tomado el gobierno.
Por su parte, O Estado de São Paulo indica que un presidente solo puede ser depuesto por cometer un ilícito durante su mandato y aseguró que eso está “lejos de ser probado” en el caso de Rousseff.

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