Periódico con noticias de Acapulco y Guerrero

Víctor Cardona Galindo

PÁGINAS DE ATOYAC

El Paraíso

(Primera parte)

“Carretera de Atoyac/ que subes para la sierra/ donde se matan los hombres/ por esa maldita yerba/ se quedan madres llorando/ muchas mujeres solteras”, dice un verso del corrido Los Valientes de Guerrero que resume la fama que tienen los sierreños. Una fama que difunden grupos musicales como Los Armadillos y Los Benítez de la Sierra. Sólo es cuestión de buscarlos en youtube.com.
“Allá en lo alto de la sierra/ el miedo no es conocido/ muchos se rifan la vida/ cultivando de lo fino”. Los Benítez.
“Qué lindo se ven los cerros/ adornado de lo fino/ con sus flores de colores/ que dejan los kilos/ puro llanto de amapola/ a cuanta raza ha hecho rico”. Los Benítez.
En El Paraíso no se produce amapola, eso es más arriba, pero como es la cabecera de nuestra sierra sirve de referencia y lo relacionamos con esos preciosos jardines de las laderas. Aquí lo fuerte es el café que ahora se ve amenazado por la presencia masiva de la roya. Una plaga que siempre ha estado aquí, pero sin la peligrosidad que ahora tiene. Se han anunciado muchos millones pesos para combatirla, pero hasta esta fecha no se ha visto nada.
En esta populosa localidad confluyen cuando menos 20 comunidades de Atoyac y de Heliodoro Castillo, que llegan para abastecerse de víveres y medicinas. Por eso el comercio es una de sus actividades económicas más importantes sumado a una creciente ganadería.
El Paraíso es un pueblo indómito, ni duda cabe, y sus pobladores tienen fama de valientes y temerarios. No se saben rajar. Lo han demostrado a lo largo de su historia, muchos paraiseños se involucraron en la guerrilla de Genaro Vázquez Rojas. Hay quien ha muerto peleando por un albur o defendiendo lo suyo. Otros han quedado en el camino, fulminados por la bacteria 7. 62 x 39, al tener una buena planta (de amapola).
La siembra de amapola, desde 1970, sigue siendo atractiva para muchos como una forma de salir de pobres, a pesar de todos los riesgos y sufrimientos que implica. Pasar cuatro meses solo en lo más frío de la sierra, comiendo todo seco y a veces hasta descompuesto, con el riesgo que los muerda una víbora o que los soldados los “apañen” a medio plantío. Aun así el riesgo vale la pena.
Manuel Bello trajo el café e instaló su finca, a la que bautizó como La Siberia punto que todavía existe muy cerca de El Paraíso. El tixtleco tenía la fábrica de hilados y tejidos La Perseverancia en el lugar donde ahora está el mercado de Atoyac, la dejó para dedicarse al cultivo del oro verde que por los tiempos del porfiriato prometía ser un negocio rentable, máxime que era impulsado desde las altas esferas del poder para hacer llegar divisas a nuestro país.
Hasta hace poco en Atoyac eran 40 localidades cafetaleras donde vivían y cultivaban 4 mil 307 productores de los que alrededor del 39 por ciento estaban organizados y el resto vendía su café con mucha desventaja a los comerciantes de la cabecera municipal. El Paraíso contaba con la mayor producción y productividad. A principios de la década pasada su producción era de 78 mil 198 quintales, en una superficie cultivada de 7 mil 477 hectáreas.
Aquí se han formado muchas agrupaciones productivas y políticas que luego se disuelven, pero la comunidad no ha dejado de dar respuestas contundentes para resolver sus necesidades o cuando se ven amenazados sus intereses. Para muestra están los bloqueos carreteros que realizaron, en el periodo de René Juárez Cisneros, para exigir el cumplimiento de sus demandas. También registra la historia que a principios de 1964 muchos cafetaleros se reunieron en El Paraíso, fundaron la Unión de Productores Independientes del Café (UPIC) y nombraron como dirigente a Pedro Contreras Javier, esa organización se sumó a la histórica Asociación Cívica Guerrerense (ACG).
El Paraíso es una comunidad que está a 800 metros de altitud, es el centro poblacional más importante de Atoyac, después de la cabecera municipal, tiene 15 colonias y más de 9 mil 500 habitantes. Cuenta con tres primarias, la federal Cuauhtémoc se fundó en 1953; tres jardines de niños en las colonias más importantes, una secundaria técnica, un módulo del Centro de Bachillerato Tecnológico Agropecuario (CBTA 66) y ahora con la Escuela Preparatoria número 45 Lucio Cabañas Barrientos, apenas creada el 15 de diciembre de 2014.
Tiene una biblioteca pública con el nombre de Salvador Morlet Mejía. Cuenta con servicio de telefonía celular que se instaló el 22 de enero del 2011. También el 23 de enero del 2013 se inauguró la Biblioteca en la escuela primaria Cuauhtémoc que lleva el nombre del escritor y periodista Felipe Fierro Santiago.
Siempre ha sido centro de atención, en los años cincuenta Salvador Morlet Mejía, quien escribía para El Universal, editó el periódico La Voz de El Paraíso y luego Eco del cafetal. Carlos Montemayor estuvo en esa comunidad, su esposa le dijo a Esteban Hernández Ortiz que el escritor chihuahuense guardaba con mucho aprecio en el escritorio de su estudio muchos granos de café llevados desde la sierra de Atoyac. Cuando iba para El Paraíso Montemayor pasó a visitar a Arturo García Jiménez quien lo recomendó con don Malaquías Celis. De El Paraíso Montemayor viajó a los pueblito aledaños buscando información para escribir esa famosa novela Guerra en el Paraíso que se ha traducido a diversos idiomas del mundo.
Del nombre de la comunidad hay diversas versiones, una dice que le pusieron así porque había en el centro del lugar un árbol de paraíso. En el periódico Así Somos número 145 dedicado a El Paraíso se lee lo siguiente: “El nombre de El Paraíso se le adjudicó a esta población por los soldados del general Juan Álvarez. Quien en ese entonces luchaba en contra de Santa Anna, defendiendo su Plan de Ayutla. Mandaba a sus soldados a cazar venados en el plan y en los arroyos del lugar. En este sitio preparaban sus cecinas para alimentarse en el transcurso de los quince días que dedicaban a la cacería de venados que, posteriormente tenían que llevar a la parte baja del municipio donde esperaba el general Juan Álvarez quien se sorprendía de ver tanta carne junta en tan poco tiempo, a los que sus soldados contestaban que allá en lo alto de la sierra habían encontrado un paraíso, por las grandes cantidades de venados que se podían cazar, además de sus hermosos paisajes y su agradable clima así como sus lluvias continuas”.
Otra versión dice que el guerrillero zapatista Tiburcio Cabañas le puso nombre al lugar. Porque efectivamente parecía un paraíso, en aquellos tiempos que los hombres que luchaban por “Tierra y Libertad” pusieron ahí su campamento. Estas dos versiones no son descabelladas porque están ligadas a la historia de la región, hay que recordar que se cerca de allí ya en el municipio de Coyuca se encuentra en cerro de La Señora, al que le pusieron así en honor a doña Faustina Benítez de Álvarez, por el otro lado esa zona era paso obligado para los guerrilleros zapatistas que iban y venían rumbo a Tlacotepec donde se encontraba su jefe el general Heliodoro Castillo.
En otra versión el cronista Régulo Fierro Adame dice que fue Ignacio Manuel Altamirano el que dio nombre a la comunidad, quien también bautizó a otras localidades como El Edén y la Gloria.
La población está a 48 kilómetros de la cabecera municipal, se fundó entre tres arroyos: el que viene de Los Planes, el que baja del cerro de Río Verde y el que viene de La Siberia. Un gringo ecologista al que le llamaban El Señor Sol hace poco cuidaba una poza, dicen que se la pasaba sumergido en el agua del arroyo de La Siberia, de donde sacaba unas piedras a las que les sonaba algo dentro. En un principio esos afluentes eran la fortaleza del pueblo por la productividad que le daban a la tierra y ahora son su principal debilidad.
Luis Ríos Tavera en su libro El Guerrerense dice que El Paraíso se fundó en 1900 y que los fundares fueron: Miguel Rodríguez, Maximino Andrés Antonio, Silvano Domínguez, Hilario Hernández, Alejandro Tolentino, Lucio Andrés Antonio, Bonifacio Bautista, Espiridión Nava, Antioco González Poncelis, entre otras personas.
Rubén Ríos Radilla escribió que El Paraíso “fue fundado aproximadamente en el año de 1930, siendo los primeros pobladores los señores Miguel Rodríguez, Maximino Andrés Antonio, Lucio Andrés Antonio, Silvano Domínguez, Hilario Hernández, Alejandro Tolentino, Bonifacio Bautista, Espiridión Nava, Antíoco González Poncelis, Severiana Ciprés Salinas, María Ciprés Salinas, Simona Salinas y Gertrudis Nava”. El 90 por ciento de sus habitantes vinieron de Colorada y de Yextla, Jaleaca, Isotepec, Chicahuales y Tecomazuchilt. Se asentaron primero en Los Planes y después aquí donde está el pueblo ahora.
El ejido se formó allá por 1939 con alrededor de 7 mil 800 hectáreas y en la segunda mitad del siglo pasado se convirtió en el principal productor de café con 80 mil quintales que representaba el 60 por ciento de la producción que salía del municipio de Atoyac. Llegaron a funcionar cuatro beneficios húmedos y secos a toda su capacidad. Ahora sólo funciona el beneficio de la familia Sotelo Aguilar y el ejido solamente produce 16 mil 613 quintales, aun así El Paraíso solo, como ejido, compite con la producción que se da en la Costa Chica y Montaña juntas.
Ríos Tavera escribió que dentro del ejido de “El Paraíso hay piedras de amatista, aguamarina, y se tienen informes de algunos campesinos en el sentido de que también hay esmeraldas y piedras rojas que parecen granate; existen asimismo rocas graníticas que tienen tungsteno y algunos otros metales que no se explotan”.
En cuanto a la arqueología dice Tavera: “En este ejido existen vestigios de algunas de las razas indígenas antiguas: aztecas, cuitlatecas o tepuztecas, pues por todos los rumbos se han encontrado los campesinos, al arar sus tierras o sembrar árboles frutales haciendo pozos, figuras de barro, piedra y jade; hachitas de cobre fino, cuentas de barro y piedra y de metal no definido; así como idolitos y otras curiosidades antiguas más”.
“Por el rumbo de los terrenos de riego que tienen en este ejido los agricultores, punto que se llama Los Planes, existen varios momuxtles de donde han sacado los agricultores figuras de piedra, barro, jade y uno que otro pequeño objeto de cobre (…) Entre este ejido y el poblado de El Edén, en el sitio o poblado de La Pintada, existe una enorme piedra de granito y en una de sus caras se encuentra un jeroglífico que está esculpido con figuras de soles, reptiles, aves”.
Peso sin duda una de la riquezas de la comunidad son sus bosques maderables. El 7 de noviembre de 1957 El Trópico informaba que la empresa “Maderas Papanoa” realizaba explotaciones en: San Vicente de Jesús, San Vicente de Benítez, San Francisco del Tibor y El Paraíso. La compañía se había comprometido: a construir escuelas en San Francisco del Tibor, El Paraíso y San Vicente de Benítez; ayudarlos para lograr la introducción del agua potable y mejorarles sus vías de comunicación. Había una fuerte oposición a esta explotación por parte del Comité Regional Campesino, de la Asociación Regional de Cafeticultores y Liga Femenil, que alegaban que se estaba explotando el bosque de manera irracional.
Últimamente la familia Sotelo incursionó en el cultivo de la flor anturium, durante un mes después de la tormenta Manuel no pudieron sacar la producción de los invernaderos. Una flor anturium cuesta 20 pesos, una caja con 30 flores tiene el valor de 500 pesos. La familia Sotelo Aguilar sufrió pérdidas importantes, porque venden 80 cajas al mes que no pudieron enviar a Acapulco, México y Cuernavaca.
En El Paraíso se montan danzas como los tlacololeros, los Santiagos. Músicos como Los Primaveros del Sur, y Gilberto Marcelo Figueroa nos sorprende con sus composiciones como la que le hizo a la Octava región y una pieza que le trovó a La Pintada.

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