Periódico con noticias de Acapulco y Guerrero

De la violencia de la Costa Chica a la fundación del PRD

Nací en Azoyú hace 42 años. Soy la más chica de seis hermanos, puras mujeres y un hombre. Tenía 6 meses cuando salimos de la Costa Chica. La salida es un tema de cómo percibimos la violencia y cómo podemos solucionarla. Eran años de las gavillas. Mis padres viven en Azoyú. Tienen un problema de abigeato, eran ganaderos. Se da el hecho del robo ahí mismo en el pueblo. Encuentran el ganado que les habían robado en el rancho de un general. Entonces, mi madre –mi abuela no sabía leer ni escribir–, que apenas había cursado el primer año de primaria, decide ir a pedir justicia y van a la ciudad de México, a la Secretaría de la Defensa Nacional. Se dan muchos acontecimientos, hubo una matazón de vacas que fue como noticia nacional en toda esta petición de justicia y siguen en esta ruta y se tardaron algunos días y cuando regresan, como se acostumbraba, la familia estaba armándose para defenderse. Mi madre de manera muy sabia dice ‘no, el tema no es por ahí, si nosotros nos armamos y nos defendemos así porque el gobierno no interviene pues mi familia se va acabar ¿qué va a pasar con mis hijos? Tengo seis hijos pequeños, vámonos, abandonemos todo’, y dejaron todo. Mi padre era calentano, de Ciudad Altamirano, y fuimos allá, a casa de mi papá. Allá me crié.
Se salieron de Azoyú para no entrar en litigios de armas, porque quedarse implicaba armarse y como en el Guerrero bronco, mi madre dice ‘no y apostémosle a educar a nuestros hijos, apostémosle a la paz’.
Mi mamá es costeña, huehueteca. Mi papá llega en los años 50. Hubo una migración de la Tierra Caliente a la Costa Chica y mi papá empieza a trabajar la tierra. Mi abuelo era una especie de veterinario. Tierra Caliente es una región donde la gente trabaja mucho en el campo. Esa migración se dio porque en la Costa había mucha tierra; de hecho hay colonias de calentanos. En esa migración que hubo mi abuelo fue a dar allá y se llevó después a sus hijos. Todos mis tíos se casaron allá y con mi mamá ahí se enamoraron y se casaron. Le llevaba 15 años mi papá a mi mamá.
Yo me crío en Tierra Caliente desde los 6 meses. En Altamirano aprendí a gatear, digamos. Ahí estudié el kínder, la primaria, la secundaria. Incursiono por primera vez en la política como presidente de la sociedad de alumnos, en una elección que gano. Yo quería ser la presidenta porque no teníamos agua para tomar. Esa fue una de las tareas que hicimos: agua gratuita para todos. Terminando la secundaria uno tiene o tenía que salir a estudiar. Altamirano estaba a siete horas de Chilpancingo y a nueve de Acapulco. Toluca a cuatro horas y Morelia a cinco. Mis hermanas mayores estudiaron en Morelia, pero yo fui la única que decidió ir a Toluca. A los 14 años salí a estudiar la prepa y cada fin de semana regresaba a Altamirano a trabajar. Mis papás eran ganaderos y comerciantes y teníamos una carnicería. En ese entonces empezó el movimiento del PRD, en el 89, todo esta fundación de Cuauhtémoc Cárdenas. Mis padres nunca habían participado en política, pero cuando se da el momento, Félix Salgado que era de allá se mete también a la política y mi mamá que era muy amiga de la mamá de Félix, con un grupo de mujeres se involucran en la política.
Cuando se da la situación de Cuauhtémoc Cárdenas en 1988 la gente se vuelca, es un tema muy cercano el cardenismo paa los calentanos. Y en esa ola de izquierda yo empecé a participar, acompañando a mi mamá. Es una ciudad donde los fundadores del partido son los campesinos, las amas de casa. Yo empecé muy joven a participar en esta ola de izquierda. Los señores en su mayoría no sabían leer ni escribir, entonces sus hijos teníamos que ayudar a las labores de cuidar las casillas, hacer la propaganda.
La universidad la fui hacer a la ciudad de México en la UAM Xochimilco. Estudié Comunicación Social. La UAM Xochimilco es un sistema de mucha cercanía con las comunidades. Entonces encajaba perfectamente con nuestro trabajo en el PRD como militante.
Prácticamente terminando la universidad entré al ITAM (Instituto Tecnológico Autónomo de México) con una beca del Conacyt a estudiar Políticas Públicas. Yo era la única perredista en el ITAM, pero eso me sirvió para darme herramientas técnicas en torno a políticas públicas. Entendí que en realidad son las mismas, la diferencia está en las visiones: ¿a dónde se ponen los recursos? Si tu estás formado en la izquierda los vas a poner de una manera, para fortalecer una sociedad de derechos. Si estás formado más a la derecha los vas a poner en atender a unos cuantos.
Terminé la maestría en el ITAM y un día fui a tocar la puerta del partido. Tenía que hacer mis prácticas profesionales, hacer mi tesis y encontré en la Secretaría de Asuntos Municipales a un dirigente que se llama Eduardo Espinoza, fui con él. Me dijo sí. Era trabajo calificado que no iba a costarle al partido, porque el PRD siempre tenía carencias económicas. Me dijo “sí, vamos a ver cómo te incorporamos, yo te hablo”. En eso le entró una llamada telefónica de unos compañeros presidentes municipales de Sonora que requerían una investigación sobre la percepción de las políticas públicas que estaban aplicando. Iba yo en la puerta y me llama y me pregunta: “oye, tú sabes hacer esto”, y yo siempre he aprendido a decir que sí, que sí lo puedo hacer. Entonces me fui a hacer estos estudios de opinión y así fue como ingresé al PRD nacional, en la Secretaría de Asuntos municipales, en un área técnica, en un área de capacitación, pero en un área de mucho contacto con las autoridades.

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