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Un político de las familias del centro, con Florencio y Ruiz Massieu como sus maestros originales

Un político de las familias del centro, con Florencio y Ruiz Massieu como sus maestros originalesMi padre, Héctor Astudillo Bello, era de Tixtla. Vivió sus últimos años en la ciudad de México. Era muy cercano al ex gobernador Israel Nogueda Otero. Su madre era de Mochitlán. Mi abuelo era Pablo Astudillo Alcaraz. Todos los Alcaraz de aquí son mi parientes. Luego mi abuelo era de Chilpancingo y tenía algunos nexos familiares con la sierra. Me decía mi mamá que conoció a tías primas de mi abuelo que vivían en Tlacotepec. Ella se llama Julia Leyva. Si yo tuviera un cuarto apellido llevaría Leyva, nada más que no lo digo frecuentemente
Hay un vínculo familiar con el ex gobernador Baltazar R. Leyva Mancilla. Mi mamá Carmen Flores Leyva también tiene parentesco con Teófilo Olea y Leyva, abogado y uno de Los Siete Sabios de comienzos del siglo pasado. Somos de una combinación mucho de la zona centro. Luego mi esposa es hija de un médico militar, el doctor Javier Calvo Leyva, gente de mucha tradición ahí en Chilpancingo. Y también Leyva. Familias muy tradicionales del centro. El último gobernador chilpancinguense fue don Alejandro Cervantes, hasta 1987. Por eso ya va haber un gobernador nuevamente de Chilpancingo, ¿yo espero no?
Tuve como maestros en la política a José Francisco Ruiz Massieu (gobernador 1987-1993) y antes a Florencio Salazar (alcalde de Chilpancingo, 1987-1989). Las dos escuelas fueron muy buenas. Obviamente con Florencio fue regresar a Chilpancingo frente a un escenario mucho muy diferente al que yo me imaginaba. Yo venía de la ciudad de México y de pronto me vi nuevamente en mi tierra y eso me dio mucha emoción, pero también me di cuenta que era otra forma de moverse y traté de asimilarlo rápido. Por supuesto Florencio fue una importante enseñanza. Pero sin duda ya en las grandes ligas guerrerense fue mi relación y trabajo con Ruiz Massieu. Tuve la experiencia de trabajar con él 13 meses y fue una enseñanza intensiva de orden de disciplina .
É decía que había sido una puntada del sistema el que hubiera sido gobernador. Creo que al final de cuentas sembró a muchos que llegaron a ser gobernadores: René Juárez, uno. Con Ángel Aguirre, que fue su secretario de Desarrollo Económico, no tenía mucha química. Le decía que era un cacique, bromeaba o se lo decía muy en serio, pero al final de cuentas había una relación. Después de René se cortó la continuidad priista ¿no?, pero yo espero que se vuelva a retomar en uno de sus alumnos, aunque entonces no me vio mucho futuro
De Florencio fui su secretario particular. Había sido mi maestro en el Instituto de Capacitación Política del PRI (Icadep) en la ciudad de México. Yo era egresado como abogado en la UNAM, en la ENEP Aragón. Como éramos paisanos yo lo frecuentaba. A veces íbamos al Sanborn’s, al terminar clases en el Icadep, y entonces (1987) me insistía que el gobernador iba a ser Ruiz Massieu. Y yo le hablaba de Píndaro Urióstegui, porque era amigo de mi papá. Pero quedaron en la raya: Osorio, Montúfar, Píndaro. Estaban muy concentrados en México y Ruiz Massieu hizo toda una red de apoyo en Guerrero. Finalmente llegó a ser candidato y Florencio se vino como su coordinador de campaña. Yo lo vi en el periódico y me dije, ‘ahí anduviera yo, a lo mejor de matraquero’. Pasaron los meses y me enteré que era candidato a presidente municipal. Y vine a Chilpancingo a su toma de protesta porque él era amigo de mi suegro. Y ahí me lo encontré y me dijo ‘búscame’. Y no lo busqué, me regresé a la ciudad de México. Tres meses después mi suegro tenía unos camiones de volteo y uno tuvo un accidente. Me pidió mi suegra que viniera yo a hablar con las personas porque se habían disgustado con mi suegro. Él era médico militar y no era muy diplomático precisamente.Vine y circunstancialmente me encontré a Florencio en los puestos de periódicos. ‘Qué andas haciendo’, ‘vine a arreglar un asunto’, ‘¿por qué no me ves a las seis de la tarde’. Y cambié mi boleto porque me iba a ir en el autobús de las seis de la tarde. Fui a ver a Florencio y me invitó a ser su secretario particular. Le dije ‘deme chance, regreso en unos cuatro días’. ‘No, contésteme ahorita’. Y me quedé. Yo tenía 29 años.
No conocía a Ruiz Massieu. Como a los cinco días fue a un acto al Ayuntamiento, y llegó un poquito antes. Pasó al despacho de Florencio, que me dijo, ‘ven, te voy a presentar al gobernador’. Me preguntó: ‘¿usted es hijo de uno de los Astudillo?’, ‘de Héctor’, ‘ah, muy bien’. Me ligó inmediatamente con Píndaro. Pensé que el futuro político para mí estaba casi cancelado. Pasaron meses, no sentí yo un buen ambiente, vino el 88 (la primera elección presidencial que estuvo en riesgo para el PRI). Un día Florencio me dijo: “si quieres hacer carrera política vete al PRI”. Y me fui, a algo muy modesto. Luego de que pasó el 88 me hicieron presidente del PRI, después fui síndico. Efrén Leyva era alcalde y pide licencia 100 días, y Ruiz Massieu le pregunta: ‘quién se queda’, ‘hay que dejar a este muchacho Astudillo’. ‘Pues bueno, estás atento de él’. Y ahí, sin querer Ruiz Massieu tuvo contacto conmigo, en 1991. Entré en contacto con él en varias ocasiones, y después me llamaba por teléfono, para algunos encargos. Cuando Efrén Leyva decidió regresar, tras un evento me acerqué a él y le pedí que me permitiera saludarlo, ‘sí, vente al despacho, allá te recibo’. Y le dije, ‘vengo a agradecerle porque me permitió ser presidente municipal a mis 30 años, lo que ha sido muy importante para mí’. Y me dijo ‘¿qué piensas hacer?’, ‘pues estoy pensando en irme’, ‘¿te vas a ir de vacaciones?’, ‘no, en irme del Ayuntamiento’, ‘¿por qué?’, ‘porque un día se puede ser pie y luego cabeza, eso es muy bueno, pero no se puede ser cabeza y luego pie’. Y me dijo ‘me parece buena tu idea, no es mala’, y como a los diez días pedí licencia y me salí. Pero el me dijo ‘búscame, te voy a ayudar’, y no me dijo en qué. Pasé un mes, dos, tres meses. Lo busqué en tres ocasiones, no me recibía. Un buen día me habló Juan Carlos Hinojosa, y me dijo: ‘oye, el gobernador quiere hablar mañana contigo’, ‘¿y de qué?’, ‘no sé, me pidió que te cite’. Lo vi en el aeropuerto de Chilpancingo, y me dijo, ‘oye, voy a entrar a mi último año como gobernador, y quiero que mi secretario particular sea de Chilpancingo, y he pensando que seas tú y te quiero encargar que cuides mucho a la gente de Chilpancingo, porque aquí tus paisanos tiran y ponen gobernadores, entonces ponle mucho cuidado, y así me hice secretario particular. De ahí mi carrera política tuvo más velocidad: fui diputado, fui presidente, senador…

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