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Del niño que se hizo amigo del ex presidente Alemán a un político que se ligó a la izquierda

En 1988 yo era secretario general del PRI y salí nominado para ser candidato por el distrito 04. Como antes se estilaba, la lista la leía en esa época Jacobo Zabludovsky, en Televisa. Pasaron como cuatro días y el día domingo fui a tomar protesta al edificio del partido. Cuando iba a llegar me dijeron, ‘oiga, ya no suba, ya no es el candidato’, ¿cómo?’, ‘la candidata va a ser otra vez la señora Lupita Gómez Maganda’. Y fue ella la candidata. Me retiré de la política por muchos años, me retiré del PRI también, y qué bueno que lo hice porque me dediqué a mi profesión de abogado y me fue muy bien.
Regresé en 1992. Quería participar como candidato a presidente municipal. Me apunté y comenzaron las precampañas. Dijeron que iban a hacer unas encuestas y que con esas se iba a resolver. Y cuando ya se levantaron nos dijeron, ‘no las podemos enseñar, pero el candidato va a ser Ernesto Rodríguez Escalona’. De ahí tomé la decisión de renunciar al PRI. Yo buscaba participar con el voto del pueblo, no me dejaron y me fui a Convergencia.
En el PRI no tuve sector. Quien me ayudaba era el ex presidente Miguel Alemán Valdés (1946-1952). A Miguel Alemán lo conocí en la Casa de la Cultura de Acapulco (ya era ex presidente y encargado del Consejo Nacional de Turismo, desde 1958 hasta su muerte, en 1983). Un día fueron a la secundaria y pidieron que alguien fuera a hablar. El director me llamó y me dijo que fuera, y él prácticamente me dijo qué era lo que tenía que decir. Era el maestro Ramírez, de izquierda totalmente. Llegué al evento y me dio la lista de los asistentes y ya los mencioné. Cuando terminé de hablar Miguel Alemán me mandó a llamar y me invitó a desayunar al otro día a su casa. Yo estaba en tercer año. Cuando salgo de la Prepa yo lo llevo de padrino de generación y mientras estudio lo sigo viendo. Pero debo ser honesto. Él me ayudó con las relaciones que después tuve, no lo puedo negar.
Yo soy producto del esfuerzo, hijo de un discapacitado. Fuimos ocho hermanos, a una ya no la conocí, pero fuimos siete hermanos, de los cuales ya murieron dos. Yo soy el cuarto y quedamos cinco. Nunca fui a una escuela particular. Fui a la Altamirano, a la Secundaria Federal 22, que está a un lado de La Diana. A la Prepa 3, que era la única que había en esa época. Soy licenciado en Derecho, egresado de la Universidad Autónoma de Guerrero. Nací en el barrio de Manzanillo, y pueden decir, ‘bueno, Walton, tiene dinero porque nació en la Costera’. Pero sepan, mi bisabuelo llegó aquí a Acapulco como en 1880 y ellos vivían ahí en esa casa de la costera.
Era alemán. Llegó en un barco y se quedó aquí y se casó con una indígena. Ellos vivían fuera de Acapulco. La casa de mis papás en el barrio de Manzanillo era fuera de Acapulco. Ahora es hotel Walton, pero ya no funciona. Cuando mi abuelo vivía ahí era una casa de huéspedes y cuando mi bisabuelo vivía ahí no había Costera. Se hace la Costera y le quitan una parte de su casa. Es más, les voy a platicar algo. Me contaba mi papá que ahí en Caleta los venados se mataban con un garrote. Aparentemente no es posible, pero los venados se pasaban nadando de La Roqueta a Caleta y de Caleta a La Roqueta, y la gente en canoas los cazaba y los mataba con garrotes cuando iban nadando. 1910, 1920. Roqueta era una selva.
La escuela de Derecho la estudié en Chilpancingo. Salí en 1973. Viajaba en la Flecha Roja y en esa época se hacían dos horas y cuarto. Yo estudiaba y trabajaba. Vendía pescado en el mercado del Parazal. El rector de la UAG era el doctor Jaime Castrejón. Yo estaba en la escuela cuando lo secuestraron (1971). De los tiempos de la guerrilla y la guerra sucia supe poco. Cuando matan a Genaro o se accidenta (1972), yo estaba en la universidad. Me acuerdo que pasó el cadáver por ahí y fuimos a ver. Que lo traían de México y lo fueron a enterrar a San Luis Acatlán. De la universidad sí tuve un amigo desaparecido. También conocí a Carmelo Cortés (dirigente de un grupo guerrillero), que estaba en esa época en mi escuela. Y a una compañera de la prepa, que dicen que la mataron en la guerrilla
Cuando salí de la escuela quise incursionar en la política. Fui oficial mayor del Ayuntamiento cuando era presidente municipal Virgilio Gómez Moharro (1975). Fui jefe de Hacienda federal como dos años, delegado de la zona federal y después me retiro y me dedico a trabajar. Resolví en 1987 el asunto del Estadio Azteca. Un pleito jurídico de 25 años con los ejidatarios de Santa Úrsula, atendiendo la parte de Emilio Azcárraga, el dueño de Televisa. Seguí siendo amigo de Miguel Alemán.
–Se le conoce (al de Alemán) como que fue un gobierno de mucha corrupción, ¿no?
–Se conoce de eso, se le critica.
–¿Y responsable de que los hoteles en Acapulco estén sobre la playa?
–Se le critica que estén sobre la playa y no se hicieran como Copacabana (en Brasil), pero a mí el señor me ayudó. Más allá de lo que representa, a mí me ayudó y uno en esta vida no puede ser malagradecido. Hay que tener lealtad y agradecimiento.
–Sí se concilia esa parte de su vida con la actual, en donde está abanderando una partido de izquierda ¿no hay contradicciones?
–No, porque yo creo que él tenía su manera de pensar y yo tengo la mía.

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