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Tlachinollan

La violencia preelectoral

Centro de Derechos Humanos de la Montaña, Tlachinollan

 
Un día antes de que los padres y madres de familia de los 43 estudiantes desaparecidos de la Normal rural de Ayotzinapa fueran a plantear a las y los consejeros generales del Instituto Nacional Electoral (INE), la cancelación de las elecciones del 7 de junio, el presidente Enrique Peña Nieto, en un mensaje transmitido vía internet, instruyó al INE y a los organismos públicos locales electorales que garanticen que en estos comicios prevalezcan los principios de certeza, legalidad e imparcialidad. Llamó al electorado a “cumplir con sus deberes ciudadanos y a ejercer con libertad sus derechos”. Pidió “acudir a las urnas porque con cada voto se construye un México más fuerte”.
Los papás y mamás, en una rueda de prensa en la ciudad de México, ya habían fijado su postura: exigir al INE la suspensión de las elecciones porque éstas “representan votar por narcopolíticos y porque significan la muerte para los ciudadanos”. Demandaron que primero se “limpie a la clase política” porque si no se arranca de tajo la corrupción en la que están inmersos los gobernantes, que fácilmente se coluden con el crimen organizado, se repetirán los hechos trágicos de Iguala del 26 y 27 de septiembre, donde los narcopolicías atacaron arteramente a los estudiantes normalistas con la complacencia del presidente municipal de Iguala y la complicidad de los cuerpos de seguridad y del Ejército mexicano.
En el marco de la Décima Acción Global por Ayotzinapa y por México realizada el pasado jueves 26 con motivo de los 6 meses de las 43 desapariciones de los estudiantes, los papás y mamás fueron a las instalaciones del INE para plantear de viva voz a los consejeros y consejeras las razones que los han llevado a tomar una postura discordante a la que tiene la clase política y un vasto sector de la población, de cancelar las elecciones.
En el documento que entregaron al consejero presidente del INE, Lorenzo Córdova, manifiestan que: “La inseguridad, la falta de garantías individuales plasmadas en la Constitución, las violaciones de los derechos humanos, el asesinato y secuestro de ciudadanos y activistas sociales, la desaparición forzada de estudiantes y la fuerte penetración del crimen organizado en el gobierno, policías y Ejército parece una realidad inexistente para las instituciones públicas, para las élites gobernantes y los propios partidos electoreros, que lo único que han hecho hasta ahora es preocuparse por las próximas elecciones llamando al pueblo de México a participar en ellas sin que se refleje una verdadera democracia”.
“Los partidos electoreros actúan como si no pasara nada, con un cinismo que raya en la desfachatez. Éstos se encuentran en procesos internos de distribución de puestos, que le llaman selección interna de candidatos. Solo les interesa arribar al poder para seguir usufructuando la riqueza nacional, sin importarles los conflictos sociales derivados de sus propias formas de gobernar”.
“El sistema político y de partidos, así como los poderes públicos son los principales responsables de la situación en el Estado de Guerrero, cualquier intento de elecciones en este lugar es una acción dolosa que no resolverá la crisis social, política y de credibilidad en los gobiernos, sino que al contrario profundizará la confrontación vulnerando aún más el tejido social que sostiene la gobernabilidad y sus instituciones, porque no existen hoy en día controles ni blindajes para evitar que con dinero ilícito se financien las campañas a puestos de elección popular”.
“Si no hay cordura en el gobierno, las casillas electorales se instalarán bajo vigilancia del Ejército, la Policía Federal, la Policía Estatal y Municipal con el respectivo deterioro de estas instituciones que no brindan a nadie seguridad pues en muchos casos están permeadas por el crimen organizado, como se demostró de manera fehaciente en los hechos ocurridos en Iguala, en la comisión del ilícito de desaparición forzada de nuestros 43 hijos a manos de los policías municipales en colusión con la delincuencia organizada”.
En este diálogo ríspido que sostuvieron con los consejeros electorales, uno de los padres de familia les espetó “por qué se burlan de mí y de mi hijo. Por qué fueron a mi casa a entregarle un documento para que participe en el día de la elección. Por qué lo hacen. Por qué no respetan nuestro dolor. Si quieren que las cosas sean como ustedes dicen, entonces preséntenme primero a mi hijo”. El consejero presidente en su intervención quiso mostrar su solidaridad y comprensión a los papás, pero fue en vano, porque al final de cuentas su argumentación se centró en explicar que como consejeros del INE no podían cancelar la elección. Para suavizar remarcó que respetaba todas las formas de expresión democrática y que comprendía las razones de su movimiento y de su malestar, pero que no estaba en sus manos tomar esa decisión. Al final se comprometió enviar por escrito una respuesta formal al documento que entregaron.
Mientras tanto en el estado, las protestas de taxistas, trabajadores del Poder Judicial, los conflictos agrarios suscitados en la región del Alto Balsas, los asesinatos en Acapulco, las ejecuciones en Iguala y las incursiones del crimen organizado en Carrizalillo, dan cuenta de la grave crisis de seguridad y de derechos humanos que nos tienen al borde de la exasperación.
Por su parte las élites políticas y económicas protegidas por los cuerpos de élite del estado, hacen gala de su frivolidad, dilapidando los recursos públicos con la celebración del tianguis turístico. En esta misma tónica los candidatos a gobernador han mostrado el cofre exhibiendo sus flaquezas y su visión corta y fútil sobre los graves problemas que enfrenta nuestro estado. Creen que con inserciones pagadas van a congraciarse con una sociedad agraviada. Le siguen apostando al acarreo, a los eventos pagados y aparatosos para esconder su vacuidad y falta de legitimidad. Son los mismos, cortados con la misma tijera, las diferentes facetas de un sistema de partidos que reproduce prácticas añejas de un autoritarismo craso y ruin. Todos en calidad de redentores, mesiánicos, dándose patadas por debajo de la mesa para aparentar ser diferentes cuando al final de cuentas los arrastra la ambición del poder por el poder, porque no hay proyecto forjado desde el sentir más profundo de la sociedad. Son sus mezquindades políticas compartidas con los grupos de siempre, los que están en las nóminas y los que le dan razón de ser a un sistema corroído por la corrupción y la impunidad.
Este es el ambiente electorero, de matraca y porras, de levantamanos y de cierre de filas. No importa que el estado vaya al despeñadero y que estemos en el límite de lo tolerable por tanta violencia e impunidad promovida y consentida por las autoridades.
En Guerrero no sólo se prepara la maquinaria electorera con los institutos que se encargan de organizar las elecciones y se intensifica el paseo de los candidatos para engatusar a la población, sino que se ha ido diseñando desde hace varios meses un plan de contención social con la participación de la Gendarmería (que nunca se fletó como pedían los padres de que caminara en la sierra para que buscaran a los 43 estudiantes), y con mayor número de efectivos militares y de la marina, para garantizar por la fuerza la realización de los comicios. Para ello han ensayado y hasta difundido en la televisión sus dotes de policías de élite, como especialistas en el uso de la fuerza para someter a la población sino que han salido a las carreteras y las calles para reprimir a los manifestantes. Se están preparando en los lugares estratégicos para conocer el terreno y han actuado con todo su poder para causar severos daños a la población. Todo el equipo antidisturbios ha sido utilizado contra los maestros y estudiantes, como acciones preparatorias para estar listos el día de la jornada electoral. Los saldos en esta etapa de ensayo son funestos porque hay en su haber varios heridos, varias violaciones sexuales y el asesinato de un maestro jubilado.
Como si en Guerrero la población no fuera rehén de la delincuencia y no estuviera sumergida en el fango de la violencia y la inseguridad a causa de la colusión que hay entre autoridades y crimen organizado, la estrategia del gobierno federal es focalizar su poder represivo en las organizaciones que protestan y exigen cambios de fondo, y al mismo tiempo que demandan la presentación con vida de los 43 estudiantes desaparecidos.
El ataque del pasado sábado protagonizado por los policías estatales contra los estudiantes de Ayotzinapa es claramente parte del entrenamiento y aplicación de esta estrategia. Con el pretexto de que los estudiantes habían tomado algunos autobuses, los policías armaron un aparatoso operativo para demostrar su fuerza y de esta forma someter y denigrar a los estudiantes. Esta acción desproporcionada de la fuerza que raya en lo delincuencial es parte del libreto de las acciones belicosas que buscan causar terror entre los manifestantes. Al mismo tiempo están diseñadas para mandar un mensaje a la población de cómo se va a aplicar la ley: con gases lacrimógenos y con rifles de alto poder.
Esta violencia preelectoral no preludia un ambiente de distensión ni de respeto a la legalidad y a los derechos humanos, más bien anuncia un escenario cruento donde las fuerzas oscuras del régimen están tomando las decisiones político-militares para imponer el orden a la usanza caciquil y gansteril, como en los tiempos del autoritarismo Diazordacista. Para ellos es importante que se hagan las elecciones, no para fortalecer nuestra democracia sino para acabar de una vez por todas con todo dejo de inconformidad y así mandar por la borda la lucha ejemplar de los padres y madres de familia, quienes con el corazón en la mano han pedido a las autoridades federales que presenten a sus hijos y que la sociedad política entienda que no están dadas las condiciones para que el proceso electoral se realice con garantías mínimas de seguridad, de respeto a la legalidad y con un blindaje a toda prueba para que no se permita más la intromisión de los grupos de la delincuencia organizada. Los políticos quieren elecciones sin pasar la prueba de estos filtros, quieren por lo mismo mantener un sistema vetusto, anclado en la corrupción y la acción delincuencial.

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