Periódico con noticias de Acapulco y Guerrero

Víctor Cardona Galindo

PÁGINAS DE ATOYAC

*El Paraíso

Segunda parte

 

Al principio, únicamente caminando, en mula o a caballo se llegaba a El Paraíso. Luego en los mejores tiempos del oro verde, Roberto Nogueda metió una avioneta allá por 1955, que viajaba de Acapulco y aterrizaba en Los Planes.
Hoy en día, la única vía de comunicación terrestre atraviesa la población, es la carretera que se extiende desde Atoyac de Álvarez a Filo de Caballos con una longitud de 200 kilómetros. Esta misma en un ramal pavimentado lleva a La Pintada. Los demás ramales de terracería van a Las Delicias, Los Piloncillos, Río Verde, Puente del Rey, El Edén, Campo Morado y Toro Muerto. Este camino es transitable todo el año aunque en época de lluvias, la parte de terracería, queda en malas condiciones haciendo difícil el paso de vehículos.
Una parte de esa carretera llegó, al El Paraíso, por Puerto del Gallo municipio de Heliodoro Castillo. “La compañía silvicultora San Román extraía recursos maderables y venía abriendo la carretera, en esa zona del cerro mayor. Uno de los operadores de las maquinarias para abrir caminos fue el señor Efraín Lucena que trabajó en la carretera por el rumbo de Toro Muerto y hacia El Paraíso”, escribió Esteban Hernández Ortiz.
La primera brecha que se abrió fue por La Soledad y La Peineta, el primer carro que llegó al pueblo fue el de doña Julia Catalán. Dice Esteban Hernández Ortiz que don Efrén Muñoz fue la primera persona que entró a El Paraíso conduciendo una camioneta allá por 1956; el vehículo era blanco. Hasta antes de 1956, la carretera llegaba al punto que hoy se conoce como Rancho Alegre, de ahí se abrió el camino hasta llegar al poblado por el lado del Inmecafé.
Después empezaron a llegar otros vehículos particulares y para 1962 principió el servicio de transporte público. Dice Esteban Hernández que uno de los primeros choferes de camionetas de pasajeros era conocido como Chico Palo, otro era conocido como Parota y un tercero era El Pollollo. Mucho tiempo prestaron servicio las camionetas de la Líneas Unidas de Atoyac y la comunidad de La Pintada ha tenido su propio transporte.
Fue el 20 de enero de 1962 cuando se terminaron los trabajos de la reconstrucción de la carretera a la sierra cafetalera, que comunica a los poblados de El Rincón de las Parotas, San Andrés de la Cruz, Santiago de la Unión, Río Santiago, San Vi­cente de Jesús y de Benítez, El Paraíso, El Porvenir, San Francisco del Tibor, La Peineta y La Soledad. La carretera había sido destrozada por el huracán Tara. La obra estuvo a cargo del Comité Pro-Construcción de la Carretera a la Sierra encabezado por Raúl Galeana Núñez.
Wilfrido Fierro asentó que fue el 6 de marzo de 1973 cuando la línea de autobuses Flecha Roja abrió la ruta con destino a la zona cafetalera con terminal en el poblado de El Paraíso. Por cierto el 12 de julio de 1982 a las 11 horas el autobús Flecha Roja BI-7, conducido por Eduardo Ponce Ramírez, que venía de El Paraíso, se fue al abismo entre el poblado de San Andrés de la Cruz y El Rincón de las Parotas, haciéndose pedazos, resultó muerto el marinero Pedro Castro Martínez del poblado de Río Santiago y herido de gravedad Ángel Martínez Adame de El Paraíso, así como el chofer y otro pasajero. Al día siguiente el herido Martínez Adame falleció en un sanatorio de San Jerónimo de Juárez y fue conducido por la funeraria Olea a Chilpancingo donde residía.
La carretera Nacional de Atoyac a El Paraíso se pavimentó el 2006, en julio de ese mismo año se introdujeron camionetas Urvan para el transporte de pasajeros, dejando atrás a las camionetas piratas que un tiempo dominaron el servicio. Ya el siguiente año se echó andar el servicio de taxis en El Paraíso y el primer taxista fue Catalino Reséndiz.
Por eso ahora para ir a El Paraíso desde la cabecera municipal, se puede tomar una Urvan en la calle Nicolás Bravo. O ir directamente en vehículo particular, en hora y media estará en esa hermosa comunidad. Al subir notará cómo cambia la vegetación de transitar del bajo a la parte media y luego parte alta de la sierra.
Desde el rancho Las Gemelas, luego subiendo, se ve toda la ciudad de Atoyac. Al encumbrar está La Antena, la Virgencita o El Plan de las Cruces. Es un lugar famoso por tres acontecimientos. El domingo 27 de julio de 1969 un grupo de hombres armados atacó a la Policía del Estado en ese lugar. Fue a las 11 de la mañana, un grupo de la motorizada cayó en la emboscada cuando se dirigían, a bordo de un Jeep particular placas 46-84, a San Andrés de la Cruz. En los hechos resultaron heridos el comandante del grupo Delfino García Nava y los policías Cirilo Juárez García y Pedro Benítez Gálvez, quienes fueron atendidos de sus lesiones en el Centro de Salud de Atoyac y luego trasladados al puerto de Acapulco en una ambulancia de la Cruz Roja.
Luego el 11 de abril de 1970 a las 11:30 horas fue asaltado el Jeep propiedad de la compañía Silvicultora Industrial, S. de R. L. cuando iba a la sierra cafetalera llevando una fuerte cantidad de dinero para el pago de peones que trabajan en la construcción de la Carretera Atoyac-Paraíso-Puerto Gallo. Tres individuos con el rostro cubiertos con paliacates salieron al paso y al no detenerse el chofer dispararon sus armas e hirieron a José Hernández Meza y Eleuterio Castrejón Sánchez con lesiones leves.
Además, la virgen de Guadalupe se apareció en un trastero de barro de una humilde vivienda del Plan de las Cruces (lugar mejor conocido como La Antena porque ahí está instalada la antena de la radiodifusora local). La descubrieron el 11 de septiembre de 1999, en los terrenos de Petra Gómez Alvarado, en la pequeña casita donde vivía José Luis Mata Gómez. Los dueños de la vivienda desprendieron el pedazo de barro y lo pasaron a la capilla que se edificó en ese lugar con la misma limosna que fueron recibiendo y desde ese año se le festeja. El 11 de diciembre por la noche se hace una velada y hay fiesta durante el día 12.
Arribita de ahí está El Chachalaco o El arroyo del Chichalaco donde la naciente guerrilla de Lucio Cabañas hizo un ataque a la policía judicial. Como el grupo era inexperto ni siquiera recogió las armas que dejaron los judiciales. A las 9 de la mañana, de un día no preciso, ajusticiaron a tres y los demás quedaron heridos. Fue la primera emboscada de los cabañistas. En el 2010 cuando se recrudecía la violencia alguien construyó, en la mera curva del arroyo, una capillita a la Santa Muerte.
En esa vía está El Rincón de las Parotas y luego el 20 donde vivía Zacarías Barrientos el testigo de la Guerra Sucia asesinado el 2003. Luego se pasa por la desviación a La Florida donde ahora se convirtió en un tiradero del narco, han aparecido muchos asesinados en ese lugar. A la vuelta están El Ciruelo de donde se observa un bello panorama de cerros; el cabeza de perro y las estribaciones donde se ubican San Juan de las Flores, Agua Fría y El Escorpión.
En San Andrés de la Cruz en los años setentas El Ejército y la policía judicial, instalaban un retén donde operaban los famosos madrinas que denunciaron a muchos campesinos que luego fueron desaparecidos en ese periodo negro que se llamó Guerra Sucia.
Arriba de ahí como a 2 kilómetros está el Arroyo de Las Piñas, donde la guerrilla cabañista atacó por primera vez al Ejército el domingo 25 de julio de 1972, según la propia versión del Partido de los Pobres, emboscaron a personal del 50º Batallón de Infantería, a las 9:30 horas, en el Arroyo de las Piñas, entre los poblados de San Andrés de la Cruz y Santiago de la Unión, cuando estos se transportaban en un vehículo militar. En esa acción murieron 10 militares, dos heridos fueron puestos en libertad y decomisaron seis armas automáticas que quedaron al servicio de la guerrilla.
Ahí también fue fusilado el ganadero Francisco Sánchez, el 17 de abril de 1973, que había sido secuestrado por el Partido de los Pobres. Por su libertad se exigió a la familia 2 millones y medio de pesos, pero ésta nada más ofreció medio millón y cuando deberían de pagar el rescate, únicamente se presentaron con medicinas y ropas para el secuestrado, entonces la guerrilla concluyó que pensaban alargar las negociaciones esperando que el Ejército los encontrara y liberara al retenido, sin que tuvieran que pagar el rescate, por eso lo ejecutaron.
Sigue Santiago de la Unión, llamado así porque ahí se reunían los campesinos que buscaban la dotación de las tierras. Bonitos son Los Llanos de Santiago de donde era el escritor, universitario y periodista Francisco Pérez Fierro, quien murió el jueves 22 de agosto de 2013 en Acapulco.
Luego se ubica el balneario La Floresta, adelantito la entrada al Cucuyachi y Achotal. Ese camino lleva también a la Escuela Preparatoria Popular. Cerca de ahí el 22 de abril de 1971 fue encontrado muerto Agustín Bautista de El Paraíso, quien estaba secuestrado por la guerrilla de Genaro Vázquez y ese lugar escogieron para ajusticiarlo con un balazo de 380 en el cráneo. Río Santiago, una de las comunidades más viejas mencionadas por Las Relaciones Geográficas del siglo XVI. Cerca está el mítico cerro de La Cal donde se dice quedó enterrado parte del tesoro de la Aduana.
En El Arroyo Oscuro, hay una densa vegetación, ahí se dio el 23 de agosto de 1972 el segundo ataque de la guerrilla al Ejército. Como a las 2 de la tarde fueron emboscados personal del 50º Batallón de Infantería. La versión de la Brigada de Ajusticiamiento es que mataron a 18 soldados, apresaron a 20 que luego dejaron en libertad y les recogieron 40 armas de fuego.
Luego la entrada a El Porvenir lugar donde nació Lucio Cabañas Barrientos el 15 de diciembre de 1936, a las 10 horas. Lucio fue el segundo hijo del matrimonio formado por Rafaela Gervasio Barrientos de 20 años y Cesáreo Cabañas Iturio de 25, quienes vivían en una pequeña casa de adobe de El Porvenir. Pasado los años en ese lugar, Lucio asaltó al Inmecafé de donde se llevó el M-2 que portaba cuando murió combatiendo contra el Ejército mexicano.
En San Vicente de Benítez que fue la cabecera de la Unidad Agraria de la Sierra de Atoyac, se refugió un grupo de revolucionarios que peleó al lado del general Zapata. Ahí se instaron Pablo y Pedro Cabañas Macedo. Aquí nació el 23 de enero de 1940 doña Margarita Cabañas Ocampo, fundadora del comité Eureka y falleció el 5 de octubre del 2009 en la ciudad de México. Era esposa del desaparecido político Miguel Nájera Nava a quien se llevaron militares vestidos de civil el 23 de abril de 1973.
Aquí el español Lorenzo González Díaz llevó la primera sinfonola que hubo en la sierra. También instaló el primer molino y la primera planta de luz y una despulpadora en 1948. Aquí también Wilfrido Cadena tuvo una botica donde curaba a los enfermos de la región.
Está el entronque a San Vicente de Jesús, San Francisco del Tibor y La Remonta.  Luego la entrada a La Soledad, donde dice Álvaro López Miramontes que el general Juan Álvarez extraviaba a sus presos. Ese ramal lleva al Estudio, donde el ingeniero guatemalteco Salvador Gálvez sembró las primeras huertas de café que hubo en Guerrero.
Más adelante está el entronque al Puente del Rey y Puente de los Lugardo, La Estancia, El Imperial, Río Verde, Rancho Alegre, El Retén (llamado así por ahí estuvo el retén militar en los setentas) luego entrada a la preparatoria número 45 y a la colonia Campo de Tiro, llamada así por ahí realizaba sus práctica el club de tiro y caza en los setentas y ochentas.
Lego sigue el entronque al panteón y la carretera a Arroyo Grande o Plan del Cuche, hasta topar con Los Mangos que la primera colonia de El Paraíso. “Nuestros abuelos,  que plantaron las primeras casas, bautizaron el lugar con el nombre bíblico de El Paraíso, porque la naturaleza llenó de prodigios estas tierras: una fauna diversa y vegetación exuberante. Rodean el lugar cinco cerros, con abundante agua; bañan la comunidad tres ríos y un   arroyo. Desde su creación el pueblo se ha caracterizado por su entrega al trabajo, ser siempre alegre y que abre sus puertas al visitante. El pueblo tiene una historia llena de hazañas, páginas gloriosas que han escrito mujeres y hombres que se volvieron inmortales en el tiempo; las proezas han sido tan grandes que sirvieron de fuente de inspiración para las sucesorias  generaciones”, dice un manifiesto de la sierra, redactado por Wilibaldo Rojas y Mario Valdez.

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