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Abelardo Martín M.

Una tregua indispensable

 

Ciertamente resulta muy difícil encontrar el símil correcto para reflejar a Guerrero. Hallar en los cuatro elementos de la naturaleza –tierra, agua, viento y fuego– la fuerza del descontento, el coraje, la conmoción política y social (de la económica, ni hablar) es apenas el señalamiento de una realidad desbordada. Que Guerrero es un volcán en erupción y desprende lava todos los días no es cierto… esta frase es del propio gobernador Rogelio Ortega Martínez, quien además, tajante descarta que estén en riesgo las elecciones del próximo 7 de junio. Lo más seguro es que los comicios sí ocurran, pero lo difícil será mantener la gobernabilidad, esa que hace tiempo quedó sepultada o perdida quién sabe dónde.
El gobernador es uno de los muy pocos, quizá es el único, que creen que el asunto de inseguridad en la entidad se está resolviendo y se ha sobredimensionando.
La realidad lo confronta y lo coloca en el error. Este complejo asunto ha mostrado a Guerrero –al menos– en las recientes dos décadas, como una entidad en donde son millones los que viven en pobreza extrema y bajo el azote de la delincuencia organizada.
La polémica de “elecciones sí o elecciones no”, en la situación actual, es un distractor y el mandatario, como sus antecesores, se queda corto en el diagnóstico, y falla en cuanto a estrategia y operación. De acuerdo, Guerrero no es un volcán en erupción, pero, ¡caray, como se parece!
La respuesta al gobernador Ortega por minimizar la ingobernabilidad ante el próximo proceso electoral la dio el abogado de Tlachinollan y defensor de derechos humanos, Vidulfo Rosales Sierra. El abogado del Centro de Derechos Humanos de La Montaña Tlachinollan consideró que el gobernador tiene una lectura equivocada del movimiento al decir que 200 personas no van a impedir una elección, y que en Guerrero se sobredimensiona el asunto de los bloqueos y protestas.
En tanto, el mandatario estatal dijo que el desarrollo del proceso electoral no puede estar sujeto a intereses de grupos minoritarios, esto ante el llamado de los padres de los 43 normalistas de Ayotzinapa para que no haya elecciones en el estado.
“Están garantizadas las elecciones, sin desconocer que existe una petición de parte de los familiares de los 43 muchachos desaparecidos de que no se realicen… es un derecho que no nos puede impedir nadie porque está garantizado en las leyes”, señaló.
Ortega Martínez dijo que se debe aprovechar el proceso electoral para generar un gran debate entre los movimientos sociales, los líderes de los partidos políticos, la sociedad civil organizada y los candidatos. Según palabras de Ortega, “todos los gobiernos estamos obligados a garantizar seguridad a la ciudadanía y a las instituciones electorales antes, durante y después del proceso, por supuesto que en condiciones especiales no podríamos permitir que un grupo reducido de ciudadanos intenten complicar un derecho sagrado y que le corresponde a la ciudadanía”.
Ortega Martínez rechazó que existan focos rojos frente al proceso electoral y negó que sea necesario implementar un operativo especial.
Sin embargo, apenas el sábado anterior en Chilpancingo, estudiantes de la Normal Rural de Ayotzinapa se enfrentaron con antimotines de la policía estatal en la Autopista del Sol, cerca de la comunidad de Tierras Prietas.
También se reportó que una hora después de esos hechos, jóvenes incendiaron una camioneta de Protección Civil y una parte de las instalaciones de la Dirección General de Seguridad Pública, Tránsito y Protección Civil del municipio de Tixtla, ubicado a poco más de 20 minutos de Chilpancingo y donde se asienta la Normal.
Esto es sólo una mínima muestra de la ingobernanza que priva en Guerrero, donde confluye la violencia generada por el crimen organizado y el consecuente surgimiento de grupos de autodefensa, civiles armados organizados como cuerpos de seguridad para restablecer el orden en la entidad.
En este marco inició el asueto de la Semana Santa, y el tema del perdón, la reconciliación y la tregua serían la mejor forma de marcar un alto, de un cese a la violencia y la búsqueda de una nueva etapa.
¡Vaya! ¡Por lo menos hacer o pensar algo diferente!, porque seguir negando la realidad conduce a resultados idénticos a los obtenidos hasta ahora: el agravamiento seguro de la situación. Eso no le conviene a nadie y menos, paradójicamente, al gobierno. Si no es como un volcán, entonces cómo se explican las fumarolas, temblores, erupciones y la ingobernabilidad.

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