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“Jamás vi mi mi ética cuestionada”, responde a la SRE el relator de la ONU sobre la tortura

Acusa México al relator de la ONU de violar el código
de conducta; él responde que es un ataque personal

El gobierno mexicano se dijo decepcionado de que un ejercicio de cooperación se haya reducido a señalamientos que carecen de fundamento. “Jamás vi mi integridad ni mi ética cuestionadas, hasta ahora”, responde Juan Méndez

 

Agencia Reforma

Ciudad de México

La Secretaría de Relaciones Exteriores acusó en una carta enviada al presidente del Consejo de Derechos Humanos de la ONU, Joachim Rücker, que el relator especial sobre la Tortura, Juan Méndez, violó el código de conducta que rige a los titulares de mandatos.
En la misiva, con fecha del 13 de marzo y que ayer hizo pública la Cancillería, el Embajador Jorge Lomónaco, representante de México en Ginebra, manifiesta el rechazo del término “tortura generalizada” que empleó Méndez en el informe sobre su visita al país en 2014.
“El Relator realizó declaraciones públicas en las cuales afirmó ‘que la tortura es generalizada en México, como lo prueban cientos de testimonios que yo mismo recogí en mis visitas a las prisiones y centros de detención en México, donde casi todos, incluidos niños, manifestaron haber sufrido brutalidad al momento de su detención’.
“Con dicha afirmación el relator contraviene la letra y el espíritu del artículo 12 del Código de Conducta que demanda que, al cumplir su mandato, los titulares de mandatos deberán hacer gala de prudencia, moderación y discreción para no menoscabar el reconocimiento del carácter independiente de su mandato o el clima necesario para desempeñarlo debidamente”, señala.
Según esta carta, el Gobierno de México está decepcionado de que un ejercicio de cooperación haya quedado reducido a señalamientos que carecen de fundamento, los cuales no contribuyen a generar las condiciones propicias para fomentar la cooperación internacional para la protección de los derechos humanos.

Reprocha relator ataque
personal

Para el Relator contra la Tortura de Naciones Unidas, Juan Méndez, las acusaciones del Gobierno mexicano que indican que su trabajo fue poco ético y profesional constituyen un ataque personal.
En una carta enviada ayer al representante de México en Ginebra, Jorge Lomónaco, reprueba que se le haya acusado de violar el Código de Conducta del Consejo de Derechos Humanos de la ONU.
“Jamás vi mi integridad ni mi ética cuestionadas, hasta ahora. Jamás esperé una acusación de México en ese sentido”, indica el relator en una carta de 7 cuartillas.
El ex presidente de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) señala que, contrario a lo señalado por el subsecretario para Asuntos Multilaterales y Derechos Humanos de la SRE, Juan Manuel Gómez Robledo, su trabajo no es quedar bien con México, sino ser constructivo, justo y honesto, al describir la situación tal y como la ve.
“Me preocupa que la discusión de mi informe se reduzca al uso de un adjetivo, un adjetivo que considero justificado, objetivo y justo, por todas las razones ya mencionadas. Me preocupa aún más que la discusión se centre ahora en mi ética e integridad profesional, como si disparar contra el mensajero pudiera ocultar las problemáticas hechas que señalé a su Gobierno.
“A pesar del lenguaje ofensivo que ha sido publicado en México para referirse a mi persona, quisiera asegurarle a usted, a su Gobierno y al Consejo de Derechos Humanos que mantengo inalterada mi actitud de diálogo constructivo”, sostiene.

Alerta parches en la lucha
antitortura

Para que la lucha contra la tortura en el País sea eficaz, el Estado mexicano debe reconocer que es una práctica generalizada.
De lo contrario, advierte Méndez, esas medidas puede derivar en parches que no resolverán el problema de fondo.
“Todas las recomendaciones y las medidas que ya están en curso pueden ser muy útiles, pero si no se empieza por reconocer que hay un problema de fondo muy grave, que es la generalización y la habitualidad de la tortura, se empieza con un punto de partida muy limitado.
“Puede terminar en parches que puedan ser útiles para algunas víctimas pero que realmente no van a resolver el tema de fondo”, señaló en entrevista el especialista argentino en derechos humanos.
-¿Qué valoración hace de las declaraciones de la SRE?
En todo el proceso de mi viaje, las facilidades que me dieron durante mi visita y los contactos posteriores, no tengo ninguna queja, fue una discusión con mucha altura.
Pero en ocasión de la presentación ante el Consejo se empieza a hablar de violaciones al código de conducta. Que se personalizara en mí y que se dijera que fui irresponsable y falto de ética me pareció una escalada retórica que me perjudicó personalmente, porque es mi reputación y mi integridad profesional la que se pone en entredicho. Lo encontré completamente distinto y mucho más grave que todo el diálogo que habíamos tenido hasta entonces.
-La preocupación de México es la connotación del término en derecho internacional…
Tengo clara la argumentación que hace (Juan Manuel) Gómez Robledo, me lo dijo desde el primer momento. La descripción sobre crímenes de lesa humanidad se refiere a un estándar probatorio o de conducta de individuos sometidos a proceso penal internacional. No es mi mandato analizar conductas individuales, sino estrictamente en términos de responsabilidades estatales.
Nunca afirmé que la tortura fuera parte de un ataque generalizado contra la población civil y mucho menos que fuera con conocimiento. Tendrá que ser la tarea de otros determinar si la Corte Penal Internacional (CPI) tiene o no competencias en este caso.
No tengo elementos para decir que la tortura es un crimen de lesa humanidad en México, lo que digo es que es generalizada. Que haya una sinonimia entre la forma en que se usa el término en uno y otro ámbito no quiere decir que automáticamente esto va a abrir las puertas a la competencia de la CPI.

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