Periódico con noticias de Acapulco y Guerrero

Muere el portugués Manoel de Oliveira a los 106 años; era el cineasta más longevo del mundo

En septiembre del año pasado presentó su cortometraje O velho do Restelo (The old man Of Belem), en el Festival de Cine de Venecia

 

Staff / Agencia Reforma

Lisboa

Pocos pensaron que seguiría activo después de los 100 años… y fue apenas ayer, a los 106 de edad, que Manoel de Oliveira dejó de existir.
El realizador falleció en Porto, informó el productor Luis Urbano, sin dar a conocer detalles del deceso.
El portugués era el cineasta en activo más veterano del mundo: apenas en septiembre del año pasado presentó su cortometraje O velho do Restelo (The old man Of Belem), de 19 minutos, en el Festival de Cine de Venecia.
Consentido de Cannes y de Venecia, alejado del cine industrial de Hollywood, el director realizó más de 50 largometrajes de ficción y documentales, desde aquella primera película muda en 1931.
Cuando cumplió 100 años, dijo en una entrevista con Reforma que su única cinta inédita sería estrenada después de su muerte, Memorias y confesiones.
“Es un filme sobre la casa en la que viví durante más de 40 años, en la que eduqué a mis hijos y ayudé a criar a mis nietos. Es una película en la que hablo de mi vida y de mí mismo y por eso no he querido que se exhiba mientras viva”, afirmó en aquel 2011.
Nacido el 11 de diciembre de 1908 en Porto, hijo de un industrial apasionado del cine, debutó a sus 20 años como extra en la película muda Fátima milagrosa.
En 1931, rodó su primer documental, Douro, faina fluvial, sobre la vida de los trabajadores y el río que baña su ciudad natal.
Actuó en La canción de Lisboa, primera película de habla portuguesa, en 1933, y después de varios documentales se lanzó a la ficción, en 1942, con Aniki-Bobo, sobre la vida de los niños de un barrio popular de Porto.
El contexto político y la falta de infraestructuras en su país lo mantuvieron alejado de las cámaras y no estrenó su segundo largometraje, Acto de Primavera, sobre la pasión de Cristo.
Después de una tetralogía sobre amores frustrados, en las que destacaron Amor de perdição, de 1979, y Francisca, en 1981, filmó prácticamente una película al año, a partir de 1985, cuando estrenó Soulier de satin, producción de casi siete horas que obtuvo un León de Oro en el Festival de Cine de Venecia.
Se suceden, entre otros largometrajes, Non ou la vaine gloire de Commander, de 1990; A Divina comédia, en 1991; A caixa, en 1994, y Belle toujours, en 2006.
Cristóvão Colombo – O Enigma, de 2007; El extraño caso de Angélica, (con la española Pilar López de Ayala, en 2010), y Gebo et L’ombre, de 2012, fueron de sus últimos trabajos.
A finales de 2014 se le entregó la insignia de Gran Oficial de la Legión de Honor, otorgada por Jean-François Blarel, embajador de Francia en Portugal.
“No soy responsable de la edad que tengo, pero sí me responsabilizo de todas las películas que he hecho en mi vida, buenas o malas”, dijo el cineasta Manoel de Oliveira.

468 ad