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Participan cientos de personas en la procesión de los Cristos en Taxco

Los penitentes (hombres y mujeres) se auto flagelan al cargar pesadas varas de zarzamora con espinas, atarse a su tobillos cadenas que arrastran o se azotan una y otra vez la espalda hasta hacerla sangrar con un instrumento que lleva en la punta filos de acero

 

Claudio Viveros Hernández

Taxco

La Semana Santa que se celebra en Taxco intensificó ayer sus actividades, desde las iglesias a las calles en medio de un ambiente de fe, misticismo, carnaval y desmedido comercio tanto de lugareños y turistas que se apropiaron de la ciudad y los alrededores.
Como cada año, en Jueves Santo, día de la pasión de Jesús de acuerdo con la tradición católica, cientos de personas se volcaron a pie y a temprana hora desde distintos puntos del municipio y del país hacia la comunidad de Xochula, al sur de la ciudad, donde se venera al Cristo del lugar para acompañarlo en su travesía con destino al Santuario de La Veracruz, en el centro histórico de Taxco, en una de las más largas caravanas de peregrinos e imágenes religiosas de la región que a ella se incorporan para ser parte de la procesión de los Cristos, la más impresionante que se escenifica en las calles.
Esta vez, según los organizadores, fueron 46 camiones de volteo pletóricos de gente los que hicieron el recorrido luego de un peregrinar a pie para estar presentes en Xochula al amanecer y en la misa que ahí se ofició antes de la partida rumbo a la ciudad entre cerros sinuosos, río arriba, a marcha lenta, a los que se sumaron decenas de camionetas, automóviles, ciclistas y motonetas.
Aun cuando los peregrinos llegaron por la mañana, la singular procesión comenzó una vez concluida la misa y, al salir de ahí a la comunidad de Cerro Gordo y conectar con la carretera federal que comunica con Iguala, casi al mediodía parecían enfilar al encuentro con cientos de personas que en su trayecto esperaban pacientes el paso de la imagen de Xochula y los acompañantes para motivarlos y regalarles agua y naranjas.
La espera fue prolongada, lo mismo en la ruta que en la ciudad, la cual ya empezaba a padecer los estragos de los congestionamientos.
En ambos sentidos de la carretera se contaron cientos de personas a la espera de las imágenes que comenzaron a divisarse a lo lejos en puntos como Minas Viejas, Arroyo y Pedro Martín, y enseguida aparecer por el edificio del Seguro Social y la antigua terminal de autobuses, entre el diario trajinar de comerciantes ambulantes y la circulación de vehículos, para aproximarse a La Garita e internarse a partir de ahí por las calles empedradas del centro histórico con el accionar de los claxon de los pesados camiones y el griterío humano que parecían ensordecer la ciudad.
Así llegaron los peregrinos, empapados por el sudor que transpiraba al por mayor con los rayos solares a cuestas, y los enormes chorros de agua de camiones-pipa estacionados en diferentes puntos les arrojaran a diestra y siniestra a lo que los pasajeros-peregrinos reaccionaban extasiados y gozosos a ritmo con quienes activaban el lanzamiento de agua sin queja alguna.
Niños, mujeres y hombres, entre fuertes empujones y el zangoloteo de los camiones, llegaron por fin y descendieron cada quien como pudieron de los camiones que se desplazaban a paso lento y otros estacionados casi durante una hora para más tarde despejar la zona y desaparecer.
Sólo quedó la gente, jóvenes en gran proporción, en festejo y desmadre, de vacaciones, muy distantes en actitud de los fieles y devotos que solo se limitaban observarlos de manera callada.
La imagen del Cristo de Xochula ocupa un lugar significativo en la tradición de la Semana Santa, a quien sus seguidores y devotos le atribuyen infinidad de favores y milagros, y junto con él llegaron a la ciudad otras imágenes de las comunidades vecinas en compañía de las características agrupaciones de músicos que interpretan las chirimías, que son piezas únicas solo para estas fechas.
Pocos después de las 2 de la tarde el viaje concluyó a Taxco para concentrarse en el atrio del Santuario de la Veracruz y después participar en la magna procesión, una vez que han llegado todas las imágenes de Cristos de los barrios y comunidades en el transcurso de la tarde y noche, en un impresionante recorrido que inicia a las 11 de la noche entre chirimías y cientos de penitentes (hombres y mujeres) que se auto flagelan al cargar pesadas varas de zarzamora con espinas, atarse a su tobillos cadenas que arrastran en lo individual o en grupo, o azotarse una y otra vez la espalda hasta hacerla sangrar con un instrumento que lleva en la punta filos de acero.
La tarde y noche avanzaron con parsimonia en un halo de fervor, rito y misticismo que atrae al turismo nacional y extranjero con la hospitalidad de los taxqueños que conviven con sus familias y salen a las calles para vivir esta añeja tradición de siglos en un destino donde se desarrolla una de las mejores temporadas turísticas.
En el Santuario de La Veracruz el rito del encuentro de los Cristos es ya legendario y lo encabeza el Cristo conocido cariñosamente como El General, a quien se venera el cuarto viernes de Cuaresma, y habita esta iglesia en lo que fue en antiguo barrio de Tetelcingo, donde nació el dramaturgo del Siglo de Oro, Don Juan Ruiz de Alarcón y Mendoza.
Es El General quien atiende y recibe a miles de feligreses y turistas que se congregan para vivir la procesión que se prolonga hasta las primeras horas del amanecer, una vez que ha cerrado la vía larga que recorre las calles del centro histórico para volver al sitio de inicio.
Este mismo Jueves Santo, además de otras celebraciones, por la tarde tuvo lugar en las calles de la ciudad el recorrido de “los judíos” o soldados romanos en busca de Jesús para aprehenderlo, lo que sucedió por la noche en el atrio de la parroquia de Santa Prisca, para después llevarlo preso a la capilla de San Nicolás. Al término, se preparó la procesión de Los Cristos que se extendió desde las 11 de la noche al amanecer con el retorno a sus lugares de origen de cada una de las imágenes.
Es la Semana Santa en Taxco que transcurre aquí. Sin embargo, para los taxqueños este potencial turístico todavía no ha sido aprovechado en beneficio de Taxco, sino de unos cuantos que hacen su agosto en el abuso de tarifas, servicios y desmedido comercio por el que se ofrecen hasta sillas en los balcones de los hoteles a 40 pesos, como cualquier espectáculo, y se expenden cervezas y bebidas al por mayor en las calles sin control de las autoridades en pleno centro histórico.

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