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Cientos de personas siguen el 42 viacrucis en la tradicional colonia Santa Cruz de Acapulco

Los golpes son “demasiado reales”, dice el joven que representa a Jesucristo en el acto. Asegura que volverá a hacerlo porque está agradecido con Dios por todo lo que le ha dado

 

Karina Contreras

Agotado visiblemente, Nazaret Franco Pineda, quien representó a Jesucristo en la edición 42 del víacrucis de la colonia Santa Cruz, dijo que los golpes son “demasiado reales”, pero volvería a representar el papel, porque está agradecido con Dios por todo lo que le ha dado.
Cientos de personas siguieron el tradicional viacrucis de 2 kilómetros y medio, pues inició en la iglesia del lugar y bajó la empinada calle para salir a la avenida Constituyentes. Se camina un tramo e inicia la subida por la empinada calle de Palma Sola, para llegar al terreno baldío donde Jesús será crucificado.
Al mediodía, con los intensos rayos del sol, Jesucristo es condenado a morir crucificado por Herodes y empieza el largo camino cargando una cruz de 120 kilos, con una altura de 5 metros y medio y 3 de ancho.
En la avenida principal de la colonia Santa Cruz se colocan más de cien puestos, que venden de todo, ya sean gorras para el sol, bisutería, almohadas, pan, nieve, imágenes religiosas y diversas comidas. Pero conforme avanza el viacrucis, los negocios que están en el centro de la calle son movidos al grito de los soldado romanos, que exigen que se quiten mientras golpean el suelo con su látigos de cuero.
La piel se pone eriza al escuchar los zumbidos de los látigos, mientras van abriendo camino para que pase Jesús, mientras los nazarenos van entonando cánticos religiosos, como el de “perdónalos, señor”, así como el Padre Nuestro. Éstos llevan túnicas de colores vistosos.
La gente sigue con la devoción de todos los años la representación de la colonia Santa Cruz, se puede ver a madres con sus hijos vestidos de nazarenos; muchas con sombrillas para cubrirse de los rayos del sol, mientras en sus celulares graban cada momento del viacrucis, como son las estaciones donde las casas están adornadas de morado; también con gran emoción viven las tres caídas de Jesús y los crueles azotes que le dan los romanos.
En ese caminar se ve a María llorando, al ver a su hijo sufrir a manos de los soldados romanos, quienes sin piedad dejan caer latigazos mientras lo insultan. Metidos en su papel, los romanos gritan que se quiten, algunos se ríen pero los niños lloran y temerosos se hacen a un lado; a cada momento los soldados hacen silbar su látigo.
Jesús avanza lentamente por la empinada avenida Palma Sola con la cruz, tarda hasta diez minutos para volver a iniciar la marcha durante las caídas. El calor hace estragos en muchos soldados, a quienes les alcanzan botellas de agua o pedazos de naranja para hidratarse.
Los nazarenos caminan descalzos por el asfalto, por lo que muchos de ellos terminaba con ampollas; los mismo le pasó a Simón Cirineo, interpretado por Arturo Cervantes Rivera, quien es la persona que le ayuda a Jesús a cargar la pesada cruz en su trayecto al monte Calvario, terminó con grandes ampollas y dijo que su participación fue en promesa para pedir por el bienestar de su familia.
El viacrucis avanza y a la 1 de la tarde llega el predio baldío, donde va a ser la crucifixión, donde todo está preparado para iniciar la última etapa de la representación de la muerte de Jesús.
La primera cruz que suben es la del ladrón Dimas, la cual en el dorso de su cuerpo tiene pintados los azotes.
Luego sigue el ladrón Gestas, y finalmente Jesús es clavado en la cruz, quien cargó durante cerca de una hora, y luego es subida la cruz por los soldados romanos, mientras se burlan de él. Muchos de los presentes sacan sus celulares para grabar las palabras de Jesús y su último respiro.
Los romanos se arrodillan ante la cruz, reconociendo que era el hijo de Dios y bajan el cuerpo para entregarlo a su madre María, con lo que concluye la edición número 42 de la representación de la muerte de Jesús en la colonia Santa Cruz. Cuatro horas duró el viacrucis.
Al concluir la representación, Nazartet Franco Pineda, quien tienen 25 años, comentó que es la segunda ocasión en que representa el papel de Jesús y que está dispuesto hacerlo las veces que pueda, porque es “en agradecimiento a Dios”.
Agotado y con los latigazos pintados en su cuerpo, Franco Pineda comenta con una leve sonrisa que los golpes son “demasiado reales”, para lo cual se preparan todo el año, porque les dan apoyo psicológico, espiritual y se preparan físicamente para poder aguantar todo lo que conlleva el papel de representar a Dios, “tienes que estar preparado al cien por ciento”.
Mientras que el organizador, Reyes Pineda Tenorio, informó que en la representación de este año participaron 100 personas, el 50 por ciento jóvenes de la iglesia. Informó que los trajes cuestan alrededor de 400 pesos, que el pago es absorbido por los jóvenes y que este año los apoyó con recursos por parte de la comisaría.

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