Compara Carlos Garfias la representación con el dolor causado por los desaparecidos
Redacción
En la representación del viacrucis, el arzobispo Carlos Garfias Merlos comparó el encuentro entre Jesús y su madre, con la del dolor por las personas desaparecidas. Dijo que “ninguna madre debería pasar por momentos como ese, porque ningún ser humano debería pasar por lo que pasó Jesús”.
El viacrucis salió de la catedral de Nuestra Señora de La Soledad y ocupó el Zócalo, con una procesión religiosa encabezada por la imagen de Jesucristo con una cruz a cuestas, sostenida por hombres, y la imagen de la virgen María, La Dolorosa, sostenida por mujeres.
Este año, los feligreses pasaron por momentos difíciles al realizar la representación del encuentro entre Jesús y María, pues con cepillos y escobas alzaban el cableado de electricidad que estaba a baja altura, para que las figuras no se enredaran y cayeran; la peregrinación fue aglomerada, por lo reducido de la plazoleta, que está en reconstrucción.
En su homilía, frente a la catedral, el arzobispo de Acapulco dijo que “por emocionante” que pueda ser la representación del encuentro entre la Señora de la Soledad y Jesucristo, es un recuerdo de la “depravación” que se vivía y que actualmente también atraviesa la sociedad; y denunció que “hay injusticia y olvido (…) secuestros y violencia, narcotráfico, descuido de personas mayores o enfermas, faltas de libertad, y negación sistemática de los derechos humanos”, de forma enérgica también señaló que “hay desprecio contra los migrantes, extorsiones y desaparecidos, enfrentamientos y manifestaciones, asesinatos y balaceras sangrientas, tantas víctimas de la violencia y tanto sufrimiento y dolor”. Recalcó que eso provoca incomprensión y soledad.
Garfias Merlos dijo que lo que en ese entonces se le hizo a Jesús “se le sigue haciendo hoy a todas las víctimas”, enfatizó que ahí radicaba la ausencia de respeto entre la población y “el desprecio por sus semejantes delata el desprecio que siente por sí mismo”.
El arzobispo continúo su sermón, que por momentos parecía describir el contexto de la inseguridad en el estado.
Pidió mirar el rostro del Nazareno, y de La Dolorosa, dijo que en ellos podrían encontrar las caras de “tantas víctimas de la violencia y la inseguridad”. Manifestó que en este año “renovemos el compromiso de estar cerca de todos los que han sufrido de la violencia, el secuestro, extorsión, la violación de los derechos”.
Pidió a los asistentes que como iglesia y sociedad, se diera un compromiso real y se acercaran a quienes están sufriendo por la inseguridad, “veamos a los familiares de los desaparecidos, a las viudas, a los huérfanos, los extorsionados y tantas personas que han sufrido la violencia y comprometámonos a escucharles, apoyarlos en lo que pueda hacer por ellos“.