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Piden feligreses en el viacrucis de La Laja apoyo a padres de normalistas desaparecidos

Más de 200 católicos en procesión conmemoran el viacrucis de Cristo, caminan de la zona de hospitales, en la avenida Ruiz Cortines, hasta la parroquia de San Nicolás de Bari, en la colonia La Laja

Jacob Morales Antonio

Feligreses de La Laja llamaron a la población en el viacrucis para ayudar a los padres de los 43 estudiantes de Ayotzinapa, víctimas de desaparición forzada, y a los más de 20 mil desaparecidos en el país; exigieron castigo a las autoridades involucradas en los crímenes.
“Hoy día, 43 familias llevan meses clavadas en la cruz de la incertidumbre y la injusticia, y pocos se compadecen de ellos. Ojalá todos nosotros nos organicemos como comunidad, para dar una respuesta que incluya paz y justicia”, fue el clamor de las familias en la procesión.
Más de 200 católicos en procesión conmemoraron el viacrucis de Cristo, caminaron de la zona de hospitales, en la avenida Ruiz Cortines, hasta la parroquia de San Nicolás de Bari, en la colonia La Laja. La marcha fue encabezada por una Cruz y la figura de la virgen María. Además, estuvo el sacerdote Francesco Borona encargado de la iglesia.
Durante el trayecto en 15 casas, rezaron las familias de los asistentes y pidieron por el regreso a casa de los estudiantes de la normal Rural Raúl Isidro Burgos de Ayotzinapa, víctimas de las policías municipales de Iguala y Cocula, los días 26 y 27 de Septiembre.
Llamaron a la ciudadanía de país y del mundo, a apoyar a las familias que sufren por sus hijos desaparecidos y se manifestaron en contra de la insensibilidad de las personas que evitan hablar del tema de los estudiantes desaparecidos, sólo porque a ellos no les ha pasado nada y se preguntaron “¿qué harías si tuvieras un hijo detenido y desaparecidos por policías?”.
Una de las señoras que acudió a la procesión, dijo en los altavoces: “Pedimos a los padres del mundo, a la gente del mundo, que nos ayude a buscar a nuestros hijos… queremos que investiguen a la gente del gobierno que esté involucrada y si son culpables, que paguen por este crimen, por el daño que nos han causado”.
La señora, quien se reservó su nombre, agregó: “Veo la cruz de los padres de los jóvenes de Ayotzinapa, la cruz de la tristeza que sentimos los papás cuando vemos que nuestros hijos no han llegado a casa”.
En los mensajes durante los rezos en las casas, los católicos lamentaron que en el país los que hacen daño, son mas fuertes que los que buscan el bien. Que quienes hacen las injusticias y cometen impunidad, tienen más suerte que los que buscan un mundo más justo y pacífico. Que la corrupción crece más que la honradez.
Señalaron que los normalistas salieron de sus casas con alegría y esperanza, deseando ser escuchados en una marcha en la cual pedirían que fueran respetados sus derechos, una educación más justa y digna para todos, no sólo para Guerrero, sino con la ilusión de hacerse eco en todo México, pero fueron reprimidos por el gobierno.
Señalaron que la historia se repite con más de 20 mil personas desaparecidas en el país y miles de familias que lloran en sus casas. Recordaron que los jóvenes de Ayotzinapa fueron despojados de su dignidad, de sus derechos, de su libertad y quizá de su vida, por las autoridades que “sin vergüenza” se alzan de hombros, concluyendo que fueron quemados y están muertos.
Señalaron que México es un país donde la impunidad es posible y real, donde los propios gobernantes han despojado a la población de su derecho a la educación, y la mejor prueba es la desaparición de los futuros maestros.
Recordaron que igual que Jesús, el estudiante Alexander Mora Venancio fue asesinado a sus escasos 21 años, porque al gobierno de Guerrero no le convenía que ejerciera su profesión de maestro, porque las autoridades lo consideraron una grave amenaza.
“Seguramente tendría el poder para abrir la conciencia y los corazones de sus pequeños alumnos, hacia un mundo más justo y solidario”, señaló una señora durante el mensaje, luego de la oración en la penúltima parada que hizo la procesión antes de llegar a la iglesia, donde fue colocada una lona que decía: “En la familia se forjan hombres y mujeres constructores de paz y promotores de justicia”. También fue colocada una bandera blanca en señal de paz.

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