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Soy preso del arte de la actuación, dice Bruno Bichir al presentar su nueva obra

*Comienza jornada promocional de El último preso

Daniel Garibay / Agencia Reforma

Guadalajara

Bruno Bichir llega puntual a la cita. Son las 16 horas, saluda a la gente que se encuentra en un salón del hotel donde descansa y su jornada promocional de la obra El último preso comienza con los clicks de una cámara.
Se arregla el saco, pasa sus manos por su cabello y barba crecida durante la sesión de fotos, y después pide un café caliente para comenzar a platicar acerca de su padre, de la edad, del tiempo, de las artes y muchas cosas más…
“Soy workaholic, lo disfruto por supuesto, pero siempre tengo la sensación de que no me va alcanzar el tiempo para lo que me gustaría hacer”, confiesa Bruno Bichir mientras trata de darle un sorbo a su café sin éxito alguno por no dejar de hablar, hablar y hablar de las múltiples facetas de su vida profesional.
“Cuando trabajo, trabajo sin parar. Desde hace muchos, ya no sé cuántos; tengo 47 años y a los 20 decidí no dormirme en mis laureles y generar mi propio trabajo, y desde entonces ya no paro”.
El actor, que también es creador, teatrista, director, cineasta y productor, comparte que es preso de muchas pasiones y, que lejos de mortificarlo, alimentan esas ganas de seguir aprendiendo.
“Soy preso de mi trabajo, soy esclavo de mí, soy preso de mis cuestionamientos, de mi arte –con todo respeto–, de mi postura sobre las artes escénicas dramáticas”, asegura.
“Soy preso de mis propias dudas creativas, no quiere decir que sea atormentado, alguna vez lo fui. Eso deja marcas en el alma, en la piel, en la mente, en el físico, pero hace muchos, muchos años que estoy muy relajado. Siempre lo fui, porque mis padres nos enseñaron ese amor incondicional por las artes en general”.
Duerme bien, dice, pero nunca deja de pensar en pendientes, citas, guiones, proyectos y lo que trae en mente.
“Nunca me desconecto, cosa que es un gran error. A veces no duermo y si tengo la gran fortuna de compartir mis noches con alguien, pues menos…”.
Pocas cosas lo tienen en calma, por eso, cuando necesita descansar trata de enfocarse en ello.
“Hago ejercicio, eso ayuda muchísimo a mantener la mente en paz. Hago música, me gusta mucho. Soy músico frustrado, pero me vuelve loco la música. Me gusta mucho el jazz, me enloquece”, dice.

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