Periódico con noticias de Acapulco y Guerrero

Recuperan el juzgado de Tixtla vecinos y normalistas de Ayotzinapa; sacan a policías que desalojaron a paristas

Anarsis Pacheco Pólito

Tixtla

La madrugada de este miércoles, 35 policías antimotines estatales desalojaron los Juzgados del Distrito Judicial de Guerrero, con sede en Tixtla, como parte del operativo coordinado en todo el estado contra paristas del Poder Judicial.
En dicho juzgado sólo trabajan ocho mujeres y la jueza, quienes se unieron al paro laboral en demanda de mejoras de sus condiciones laborales y desde hace 29 días mantienen cerradas las oficinas ubicadas en la avenida Ignacio Ramírez.
Los 35 policías antimotines llegaron en 10 camionetas alrededor de las 5:30 de la madrugada, rompieron el candado de la puerta de los Juzgados del Distrito Judicial de Guerrero, y permanecieron dentro de la oficina de un solo piso.
Las cuatro trabajadoras que se han mantenido en paro fueron notificadas de la llegada de la policía al lugar, y a las 7 de la mañana se dirigieron a las oficinas donde trataron de dialogar con el comandante encargado de la operación, pero éste dijo que “me dieron las ordenes de arriba”.
La secretaria de Acuerdos del Juzgado Civil y Familiar, Rosalba Cabañas Jiménez explicó que por la noche nadie hace guardia, ya que únicamente participan mujeres y la ciudad es peligrosa.
En la oficina sólo permanecían ocho antimotines, mientras otros 27 esperaban dentro de la arena Spartan, ubicado en la calle Sor Juana Inés de la Cruz, a dos predios del juzgado.
En el auditorio estaba programado un partido de basquetbol de la liga municipal, por lo que los policías antimotines que estaban escondidos en la arena se acomodaron en las gradas.
A un costado de los juzgados se ubican las oficinas alternas del Ayuntamiento de Tixtla, adonde ante la llegada de los policías antimotines los trabajadores acordaron no presentarse a laborar.
Desde las 7 hasta las 9 de la mañana, las trabajadoras fueron respaldadas por 10 vecinos y cinco maestros de la Coordinadora Estatal de Trabajadores de la Educación de Guerrero (CETEG), quienes no se movieron del lugar para evitar que agredieran a las trabajadoras, también llegó una patrulla de la Policía Comunitaria de El Fortín, que a petición de las trabajadoras se retiraron del lugar.
“Les llamé a mis cuatro compañeras que viven aquí, porque los demás viven en Chilpancingo, nos trasladamos aquí, nos dimos cuenta; a las 10 de la noche que nos retiramos ponemos dos cadenas y dos candados porque no nos podemos quedar, por seguridad, somos mujeres”, explicó.
Señaló que desconoce porqué esta acción del gobierno del estado y del Poder Judicial, ya que siempre han estado abiertos al diálogo.
Recordó que el juzgado de Tixtla se abre cuando la jueza necesita hacer algún trámite penal, por lo que aseguró que no entiende el procedimiento realizado por los “jefes”.
“Ahorita mi sorpresa… es para qué tanta seguridad, sólo somos ocho trabajadores, no necesitaban tantos antimotines, estamos abiertos al diálogo, sólo estamos reclamando nuestros derechos laborales”, agregó.
Detalló que durante los 29 días de paro en Tixtla se han atendido seis procesos penales, “el objetivo no es afectar el sistema judicial, es que nos paguen lo que corresponde, no hemos dejado de atender a nadie”.
El comandante a cargo, que no quiso identificarse, dijo que con la autorización de la jueza Honoria Margarita Velazco Flores se abrió la oficina, ya que ella había entregado la llave de los dos candados, pero en la entrada de la oficina estaban los eslabones cortados de las cadenas.
A las 10:15 de la mañana llegó al juzgado el primero de tres autobús de estudiantes de la Normal Rural Raúl Isidro Burgos de Ayotzinapa.
A su llegada, una comisión de cinco estudiantes solicitó hablar con el comandante a cargo, a quien le pidieron que se retirara del juzgado.
Durante 15 minutos los jóvenes estudiantes se percataron que el resto de policías antimotines estaban dentro del auditorio Spartan, en las gradas de la cancha de basquetbol.
Las puertas del auditorio estaban protegidas por tres policías, quienes levantaron sus escudos para evitar que unos 15 jóvenes ingresaran; los estudiantes se replegaron hacia el juzgado ubicado en Ignacio Ramírez cuando empezaron a salir los policías de la oficina rumbo al auditorio donde estaban sus compañeros.
En lugar de retirarse y caminar sobre la banqueta, los policías atendieron la orden de su comandante de colocarse en formación de valla sobre la calle Sor Juana Inés de la Cruz.
Los antimotines retrocedieron de espaldas, hacia la calle Miguel Negrete, que es paralela a la calle Ignacio Ramírez, y dieron vuelta a la izquierda y avanzaron siete cuadras.
En el desalojo participaron unos 150 estudiantes de la Normal, más vecinos, ex integrantes del comité de damnificados y maestros de la CETEG.
Entre pasos atropellados y poco orden, los antimotines no se coordinaban para desplazarse y evitar huecos entre su formación, algunos de ellos tropezaban y al momento de caer soltaban su escudo, tiempo que aprovechaban los estudiantes para despojarlos de sus equipos de protección, cascos, rodilleras, espinilleras, coderas, toletes y escudos.
Algunos de los normalistas, que vestían sus uniformes de Ayotzinapa, trataban de controlar la situación colocándose frente a los policías para evitar que los demás estudiantes y los inconformes los golpearan.
Durante el repliegue, seis policías fueron despojados de sus equipos, mientras a otros únicamente les quitaban sus escudos, y ninguno de ellos fue retenido por más de 15 minutos.
Algunos estudiantes aventaron piedras y objetos que encontraban en el camino, mientras sus compañeros les gritaban que no lo hicieran porque podrían responder con los mismos objetos.
La calle por donde pretendían escapar era angosta, había carros estacionados, y sin ningún lugar para correr, los vecinos salían para apoyar a los estudiantes, incluso una mujer salió con una cubeta de agua y se las arrojó.
Casi al final de la calle, los policías desesperados comenzaron a disparar unas 14 granadas de gas lacrimógeno.
Los cartuchos de gas cayeron en patios de algunas casas y el humo entró a las viviendas, provocando que las familias salieran a buscar protección, entre ellos había niños.
Uno de los proyectiles alcanzó a un estudiante de Ayotzinapa, provocándole un esguince en su tobillo, por lo que un vecino se encargó de trasladarlo para darle atención médica.
En el último tramo de la calle, los normalistas retuvieron a un policía que fue lesionado en la cabeza y la nariz, le quitaron su equipo de seguridad, y lo corretearon hasta el puente de la calle Miguel Negrete.
A las 10:55 de la mañana, los antimotines fueron recogidos en cinco camionetas de la policía estatal que los trasladó a Chilpancingo
El movimiento provocó zozobra entre los vecinos, ya que el gas entró en al menos seis casas. Los vecinos intentaban ayudar a los jóvenes con agua y refresco de cola para aliviarles el ardor.
Una de las familias calificó de “el colmo” que los policías antimotines utilizaran gas lacrimógeno en una zona habitada donde además, por las vacaciones, había niños que resultaron afectados.
Las trabajadoras de los juzgados del Distrito Judicial de Guerrero agradecieron su intervención a los normalistas y a los vecinos que los apoyaron.
Los normalistas se retiraron del juzgado a las 11:25 de la mañana, cuando ya se habían retirado los policías y estaba asegurado el lugar.
Ante la ausencia de los policías antimotines los trabajadores volvieron a colocar las cadenas en la puerta principal del juzgado e instalaron lonas para protegerse del sol y continuar en su paro.

468 ad