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Fusiona el guerrerense Raúl Salgado los bailes del estado con el flamenco andaluz

Anarsis Pacheco Pólito

Chilpancingo

El baile del flamenco surgido a finales del siglo XVIII en ciudades y villas agrarias de la Baja Andalucía, se fusiona por primera vez con el folclor guerrerense a través de la música, presentada en el espectáculo Flor andaluza, raíz guerrerense, bajo la producción del guerrerense Raúl Salgado y el coreógrafo argentino radicado en Barcelona, Sebastian Sánchez, que se presentará este viernes a las 8 de la noche en el Auditorio Sentimientos de la Nación.
En entrevista el bailaor flamenco, Raúl Salgado comentó que está muy emocionado con este nuevo proyecto en el que logró presentar dos de sus pasiones: el baile folclórico del estado de Guerrero y el baile andaluz del flamenco.
El artista relató que desde los tres años de edad le nació el amor por el baile, y en sus primeros años en esta disciplina se inició en los bailes folclóricos del estado, atraído por sus coloridos estampados, por los ritmos del zapateado y la evidente alegría que trasmiten la expresión artística.
“Por causas del destino, me tuve que ir a estudiar al Distrito Federal, y estando allá buscaba el folclor, pero nunca encontré un sitio en específico para estudiar”, comentó.
Dijo que su encuentro con el flamenco fue durante la ausencia de una escuela en la que pudiera seguir estudiando el baile regional, fue cuando se “topó”, con las danzas andaluzas reconocidas en el mundo por la pasión que expresan.
“Yo en mi cabeza pensaba que era lo mismo, pero al conocerlo, al mirarlo de cerca me cambió todo el concepto, y todo lo que significaba para mi la danza, hasta que llegó a ser parte de mi trabajo y lo que soy ahora, y es una parte importante de mi ser”, agregó.
Manos estilizadas, cuerpos en movimiento, el flamenco con sus cantaores, guitarras y bailaores brindan en cada pieza una historia de hondos sentimientos que desgarran y que nunca van a medias porque son de entrega total, que inspiran a la creación de una atmósfera llena de amor.
Señaló que en el Distrito Federal se enseñan muchas cosas que en el estado no se pueden encontrar, pero dice que no se siente lo mismo bailar el folclor fuera de Guerrero, y no encontró lo que buscaba.
“No encontré lo que buscaba, pero logré encontrar algo que en realidad estaba destinado para mí”, agregó.
El artista ya lleva cuatro años de estudiar, y presentarse en escenarios, así como la producción de espectáculos, y dice que para un bailaor de flamenco al momento de interpretar un baile es una “catarsis”.
“Estas escuchando el canto e incluso con las palmas, llegas a una catarsis, que ni siquiera te das cuenta de lo que está a tu alrededor, es como si te metieras dentro del baile y sintieras la vibración dentro de ti  y dejarte llevar, y lo que importa, más en el flamenco, es el sentimiento que le pones a la danza”, enfatizó.
Comentó que lo principal que cambia del folclor al flamenco, es el movimiento del cuerpo, pues en el baile español usas más tu cuerpo, que a través de los brazos, gestos y movimientos del torso, trasmites la pasión.
“Son muchos movimientos del torso, giros, zapateados, deroblados, triples, que no hacen menos al folclor pues también los bailes regionales tienen un grado de complejidad pero el flamenco tiene un sentido y orientación bien diferente que es poder mover el cuerpo, para poder expresar algo”, agregó.
Destacó que para él es importante este espectáculo, pues logra ensamblar las piezas de danza folclórica con el flamenco, lo que le trae a la mente recuerdos de su infancia cuando interpretaba bailes como, La iguana y el que más recuerda pero que no pudo incluir por su difícil ensamble es El palomo, una chilena de la Costa Chica.
“Me recuerda tanto mi niñez, lo que viví en el estado, me recuerda mi familia, gente que ya no está pero que me impulsaron a seguir en el flamenco”, comentó.
Raúl Salgado Parra estudió en el Tecnológico de Monterrey la carrera de Comercio Internacional, pero actualmente se dedica a la danza flamenca, en la que logra ser él mismo, en donde logra expresarse sin dudar.
Explicó que el poder hacer parte de su vida al flamenco fue gracias a que tuvo como base el fólclor y conoció los principios básicos de la danza regional que se une en el zapateado.
“Con el baile puedo sacar muchísimas cosas que tengo guardadas, y que me gusta expresarlas y que la gente las aprecie, pues cuando las ven y ven el flamenco llegan a darse cuenta que también tienen sentimientos escondidos”, agregó.
Mencionó que el flamenco llena tanto a la gente, con tan solo mirarlo, así como llena al intérprete que entre movimientos suaves y puntales interpretan una historia, pues la danza siempre logra cruzar fronteras.
Indicó que si se estudiaran más la similitudes entre las danzas nos sorprenderíamos de los lazos que las unen, que se podrán observar en el espectáculo, y que de manera estrecha están ligadas en su expresión artística.
Comentó que se dedicaron tres meses para estudiar las similitudes de los fandangos de Tixtla, los sones de Costa Grande, de los bailes de Tierra Caliente, para poder empalmarlos con las piezas del flamenco  y lograr enganchar el folclor andauz, pues hay muchos ritmos y cantos similares en las dos danzas.
Reiteró que en el estado de Guerrero existe mucho material para mostrar dentro de la danza folclórica, que logra empalmarse con el folclor andaluz y que merecen ser compartidos con el público guerrerense.
“El proyecto se nos ocurrió a raíz de hacer una trabajo contemporáneo del flamenco, sabemos que esto se ha hecho, pero después de pensarlo mucho, pensamos en hacer algo novedoso que fuera muy mexicano, pero en específico con el estado de Guerrero, y es una idea que nació entre Sebastian y yo”, agregó.
Comentó que la sociedad capitalina no debe de faltar a este espectáculo único, y que por primera vez logró unir dos expresiones folclóricas de dos continentes muy diferentes, pero que cuenta con ciertas “aristas” que dejan  que fluyan de manera natural.
“El público chilpancingueño no está muy acostumbrado a este tipo de espectáculo, pero cuando está en contacto con él y se vuelve novedoso, lo hace parte de él y empieza a admirar cosas nuevas hechas con el cariño y la pasión de un bailarín de flamenco”, concluyó.

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