Fernando Pineda Ochoa

El tramo final

Los críticos de Andrés Manuel López Obrador hacen énfasis en que el candidato de las izquierdas siempre está a la defensiva, en actitud de víctima o a la inversa según el oleaje electoral. Describen un hombre rijoso, que siembra tempestades, divide a los mexicanos y es enemigo de las instituciones.
La variante que trataré de demostrar es distinta. Por ejemplo, la tozudez del tabasqueño (exhibida como necedad) emana de su convicción política congruente, es decir, actúa como piensa; asimismo, el mantenerse alerta se deriva de los ataques permanentes de sus poderosos adversarios que pretenden exhibirlo como un personaje intolerante, como si su conducta procediera de un set sicológico. La personalidad de Andrés Manuel, proviene del carácter de su lucha, de su quehacer diario al lado de quienes son parte del México profundo; de los que producen y no disfrutan el producto de su esfuerzo; de quienes no tienen acceso al trabajo, a la salud, a la educación; de los jóvenes sin escuela, sin opción para percibir un salario digno. Sin futuro. En este casillero político-social también caben los pequeños y medianos productores y los empresarios opuestos a los organismos monopólicos.
La persistencia de señalar a López Obrador como un líder violento proviene de una estrategia de los que mantienen en sus manos el control del Estado. Esa élite prepotente que maneja los hilos de la comunicación (primordialmente la televisiva), las decisiones económicas, políticas, sociales  y culturales y han estatuido un núcleo selecto de privilegiados  y  un séquito de incondicionales y vivales que por ningún motivo están dispuestos a dejar el paraíso terrenal donde viven. ¿Y El Peje? Un advenedizo que pretende arrebatarles con la fuerza de los de abajo lo que han construido a través del dinero, la violencia y la sangre.
Las cúpulas del PRI y del PAN se identifican no por alianzas coyunturales, sino porque comparten el mismo proyecto económico conocido como neoliberalismo, impuesto por los grandes consorcios foráneos y nativos en el transcurso de varios sexenios, a partir de Miguel de la Madrid hasta Felipe Calderón y que ha empobrecido a 60 millones de compatriotas. Las desavenencias entre estos dos partidos de derecha (el PRIAN), surge por contradicciones inherentes al propio desarrollo del capital, la voracidad manifiesta del priismo, la ineficacia mostrada por los panistas en el manejo del aparato estatal y la corrupción de ambos.
Esta tendencia derechista dueña absoluta del monopolio televisivo distorsiona la realidad usando a su arbitrio la llamada pantalla chica. Por ejemplo, las encuestas mostradas día a día por Milenio manipulan la conciencia ciudadana, no hacemos, únicamente, referencia a las cifras mostradas que dan como puntero a Peña Nieto (finalmente estas son parte de la propaganda electoral), sino la manipulación de que son objeto los televidentes por comentaristas y politólogos afines al sistema (y pagados) para difundir el desánimo entre la gente que simpatizan con el candidato de la coalición progresista, presentando la “desventaja” (en las encuestas) como algo definitivo, violentando con ello los códigos de la ética informativa en el entendido  de coadyuvar al fortalecimiento democrático del país.
El movimiento # Yosoy132 con la frescura de la inteligencia de los jóvenes pudo captar la parcialidad  de las imágenes presentadas por la fuerza del poder fáctico sobre el proceso electoral. Los muchachos evidenciaron la manipulación de las televisoras y con ello lograron despertar la conciencia de muchas familias atrapadas en el laberinto televisivo. Esta y otras acciones y propuestas (como la organización de un debate este martes 19, con tres pretendientes a la primera magistratura al negarse Peña Nieto a participar en el mismo)  del movimiento juvenil pueden tener repercusiones  en el rumbo del voto que será emitido el ya inminente 1° de julio para designar al nuevo (a) inquilino (a) para ocupar la residencia de Los Pinos.
En Guerrero, todo indica que la tendencia electoral, en términos generales, le es favorable al Movimiento Progresista. Sin embargo, llaman la atención dos formatos de candidaturas de la coalición PRI-PVEM: la fórmula para el Senado y la designación del aspirante a la Presidencia Municipal de Chilpancingo. Hago referencia a lo siguiente, se necesita cara dura, no tener ningún respeto para los ciudadanos guerrerenses atreverse a inscribir a René Juárez Cisneros y a Claudia Ruiz  Salinas (sobrina de Carlos y Raúl Salinas de Gortari) como representantes de la entidad al Senado de la República. El primero es un ex gobernador cuestionado,  cuya gestión dejó mucho que desear;  y Claudia Ruiz Salinas ¿conoce Guerrero? ¿Ha estado involucrada en la problemática guerrerense? ¡Es inaudito! Pareciera que estamos viendo una pésima película de ciencia ficción.
Alejandro Mendoza Pastrana, abanderado de la Coalición Progresista a presidente municipal de Chilpancingo, en sus recorridos por el municipio nos dice que la Comuna de la ciudad capital es la única en todo el estado (probablemente en todo el país) que ha sido gobernada por un solo partido, el PRI, durante 82 años (1929-2012). La ciudad de Chilpancingo, sede del Primer Congreso de Anáhuac, está considerada en todos los rubros como la capital con mayores carencias, comparada con el resto de las capitales de la república mexicana. Pero hay algo más. En los 12 últimos años dos personajes se han alternado la presidencia municipal. Héctor Astudillo y Mario Moreno, mientras uno de ellos es presidente, el otro es diputado (federal o local); el primero senador y dos veces alcalde ahora será por tercera vez diputado; el segundo ha sido dos veces diputado federal y una vez alcalde y en esta contienda pretende ser por segunda vez presidente municipal.
Un agregado más, Mario Moreno, actualmente diputado con licencia, era secretario de la Comisión de la Cuenta Pública de la Cámara de Diputados federal, estaba integrado en el lugar adecuado y bien pudo gestionar un apoyo económico sustancial para invertirlo en la introducción del agua para la capital de su estado. No lo hizo y ahora forma parte de su lema de campaña. Ni un solo voto para los candidatos del PRI.

[email protected]