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Carlos Pérez Aguirre

Los partidos y sus diputados,  juegos de cofradías

 

Los partidos, al parecer quisieron refrendar su alejamiento con la sociedad al presentar las listas de candidatos a diputados federales y estatales, algunas pocas excepciones de por medio, se observa indolencia, cinismo y contubernio de hatos.
Los personajes que ya desfilan en los carteles de propaganda de los diversos partidos y en algunos eventos públicos dan pena ajena. Personajes sin conocimientos, sin cultura y muchas veces sin idea del encargo que seguramente algunos de ellos asumirán –por esa irresponsabilidad de los dirigentes partidistas, se votan leyes contrarias al interés ciudadano, sin que siquiera estos personajes se den cuenta de su irresponsabilidad; así, secretarias, choferes, amantes, esposas, incondicionales, resultaron salir en las listas, y estos las toman como una “chamba” y, por tanto, sin principios sin ideas y sin conciencia de lo que significa esa importante función de legislar.
Ningún partido se salva, y no he querido mencionar ejemplos porque no me bastaría este espacio para nombrarlos a todos con sus vínculos absurdos y sus escuálidos y sorprendentes currículos. (Tal vez en otro artículo mencionaré algunas joyas de este cuadro). Viene a la mente de los ciudadanos aquella ocurrencia del emperador romano que en la cúspide de su autocracia nombró como cónsul a su caballo. Pero todo ello le da más elementos a aquellos que observan y denuncian que los procesos electorales se deterioran cada vez más, ello evidentemente es un error, porque en los procesos electorales siempre han existido estos comediantes o, mejor dicho, patiños.
¿Hasta cuándo los dirigentes de los partidos seguirán jugando y encumbrando en organismos e instituciones fundamentales para el desarrollo de la nación y la entidad a perfiles totalmente negativos e incapaces para esa función? Realmente es una total falta de respeto a nosotros los ciudadanos.
Nosotros los votantes tenemos la obligación de informarnos y rechazar contundentemente a aquellos que pretenden una representatividad sin contar con el sustento suficiente, por lo menos aquí podemos actuar –aunque de manera limitada– mediante el voto y rechazar estas burlas, ya que los que conforman los partidos no tienen ninguna responsabilidad para revisar perfiles, capacidades y antecedentes, nosotros de por sí tenemos que hacerlo. De no ser así, corremos el riesgo de que llegue al Congreso, de nueva cuenta, gente que no representa nada y que no entiende nada, y por ello los que sí tienen intereses –normalmente contrarios a los ciudadanos y de apoyo a sus bolsillos–, se aprovechan de estas camadas de” tontos útiles” para imponer reformas contrarias al interés de la nación, al interés de todos nosotros y de nuestras familias.
La corrupción que copa a la administración pública en todos sus niveles y a muchas empresas –por qué no decirlo– inicia precisamente en esas decisiones de los grupúsculos que llaman “clase política”, en donde los intereses personales están muy por encima de la sociedad; evidentemente no estoy señalando nada nuevo, el problema que hoy está a la vista se desarrolla con total impunidad y cinismo.
¿Llegaremos a tener un caballo en la cámara? A este paso, seguramente no sólo a un caballo sino a toda la fauna.

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