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Se aspiró a la impunidad en la desaparición de los estudiantes de Ayotzinapa, afirma un experto

*En el país la probabilidad de cometer un delito y ser detenido es del 1 por ciento, informa Guillermo Zepeda del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente. Hay 109 mil personas inocentes ante la constitución que duermen en una cárcel, agrega durante el foro de la Loyola

 Jacob Morales Antonio

El investigador en el área sociopolítica y jurídica del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente (ITESO), Guillermo Zepeda Lecuona advirtió que entre mayor colusión del gobierno con la delincuencia, hay una mayor impunidad, y afirmó que en el caso de los 43 estudiantes de Ayotzinapa desaparecidos se aspiró a la impunidad.
En su conferencia de derechos humanos en el segundo día del foro convocado por la Universidad Loyola: Guerrero, una luz de esperanza, fue abordado el tema de los derechos humanos.
También se presentó el investigador de la Universidad Iberoamericana, Carlos Armando Peralta Vargas, quien dijo que en el país únicamente, “hemos ganado la institucionalidad en los derechos humanos”, pero no se aplica en los hechos.
Con el tema, Política criminal federal en materia de narcóticos y derechos humanos; entre policías y verdugos, Zepeda Lecuona dijo que en el país la probabilidad de cometer un delito y ser detenido es del 1 por ciento, pero si las autoridades logran la detención, la probabilidad de una sentencia y ser encarcelado es del 85 por ciento, situación que ha originado una sobrepoblación de hasta el 400 por ciento en las cárceles del país.
También indicó que en el país las leyes y las autoridades han sobrecriminalizado la posesión de droga, de armas, y de las personas que en muchos de los casos cometen por primera vez un delito, además de los delitos ocurridos a partir del daño al patrimonio del Estado.
En este contexto, reveló que en el país hay 109 mil personas inocentes ante la constitución que duermen en una cárcel, porque “los delitos se tratan como iguales”.
Abundó en las instancias federales no existen “cifras negras” de los casos de impunidad que se registran en el país, y consideró que en el caso de los 43 estudiantes que sufrieron desaparición forzada de las autoridades en Iguala, al igual que el caso de Tlatlaya “se aspiró a la impunidad, se vio esa desaparición extrajudicial”, a manos de delincuentes y policías municipales. En el de Tlatlaya a manos del Ejército.
Indicó que entre mayor proliferación del crimen organizado, “no se explica al crimen organizado como industria, si no hay un componente amplio de colusión con la autoridad, ya sea en el ámbito popular o en el ámbito más descentralizado”.
En declaraciones agregó que estudiosos del tema señalan tres pilares, “una gran capacidad de operación logística y de violencia, una gran capacidad económica, y algún grado de contubernio con la autoridad”.

No hay datos precisos de los de-saparecidos en el país

Durante su participación con el tema Derechos humanos represión y democracia, el catedrático de la universidad Iberoamericana, Peralta Vargas expresó que en el país “hemos ganado institucionalidad en los derechos humanos”, y ejemplificó que de 86 recomendaciones que se emitieron por la Comisión Nacional de los Derechos Humanos el año pasado, sólo se aceptaron 20 por el gobierno, pero no hay pruebas de que se cumplieran.
Dijo que a nivel nacional no existe un registro de desaparecidos, y acentuó que el problema de las desapariciones no es un problema de Guerrero, porque lo es también de estados como Jalisco y Tamaulipas, donde subrayó que la mayoría de ese crimen es contra mujeres, pero que tampoco hay cifras.
Se refirió a las protestas como una garantía que debe de dar un estado de democracia.
“La protesta es un signo de insatisfacción” de los ciudadanos contra las autoridades ante los problemas como la inseguridad. Expresó que la represión y el uso de la fuerza pública por parte de las autoridades no resolverá las necesidades que se tienen.
Señaló que en el país, de acuerdo a estudios, hay una inactividad de los ciudadanos por participar en un proceso de exigir al gobierno un cambio, por desencanto, desconocimiento, agobio e indolencia, y el reto es “ser innovadores para tener una ciudadanía participativa y crítica”.
Recordó que la construcción de la democracia viene de los ciudadanos, “no viene de los partidos políticos, ni de las leyes”.
Destacó que en algunos estados la gente está retomando el caso de los caracoles de la zona zapatista de Chiapas, y está instaurando autoridades por usos y costumbres.
“La democracia –en el país- así como está favorece a algunos grupos de poderes que mantienen el poder… votamos, pero no elegimos a los candidatos, sólo vamos a votar. Las cúpulas del poder son las que ponen a los candidatos y con los cuales no hay interlocución”.

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