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Lleva seis días bloqueada la carretera a Santa Cruz de Mitla, Coyuca, por el Mar de Fondo

Karla Galarce Sosa

Siguen incomunicadas 22 familias de Santa Cruz de Mitla, municipio de Coyuca de Benítez, luego de las marejadas del 2 al 5 de mayo que cortaron dos tramos del camino que conduce hasta la comunidad.
Durante un recorrido que encabezó el alcalde de Coyuca, Ramiro Ávila Morales, para registrar los daños en carreteras federales con ingenieros de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT), se informó que la dependencia federal presentará el informe de daños el 6 de junio, un mes después de que la Secretaría de Gobernación federal emitió la declaratoria de desastre para cuatro municipios de Guerrero, incluido Coyuca.
El gobernador, Rogelio Ortega Martínez los visitó el fin de semana pasado –llegó en helicóptero–, el comisario Antonio Islas Sánchez dijo que se había comprometido a ayudarlos para restablecer la carretera en el tramo que las marejadas arrancaron, sin embargo no han sido arreglados.
Ayer después del mediodía, una retroexcavadora del Ayuntamiento se dirigía rumbo al tramo del camino dañado para comenzar las labores.
La maquinaria fue enviada después de que el alcalde, Ramiro Ávila visitó la casa del encargado del campamento tortugero de Mitla, Valentín Andrade Abarca. Al volver del recorrido, una de las camionetas de la SCT quedó atascada, pues la única vía para cruzar desde El Carrizal hasta Mitla era por la playa.
Durante el recorrido, se observó que la carretera, cuya longitud rebasa los 10 kilómetros de terracería fue cubierta de arena en unos tramos y cortada en otros dos.
En la entrada del poblado, donde hay una veintena de viviendas, recibe a los visitantes un pequeño jacal donde una familia se resguardaba del sol. Según la señora María de la Luz Ríos Rojas, el pequeño techado es lo único que el mar dejó a una familia que vivía de vender alimentos a los turistas y de la pesca.
Debido a la cercanía del mar con el estero de Mitla, los árboles, huizaches, nopaleras, pastizales, palmeras y frutales que quedaron en pie después de las marejadas, comenzaron a quedarse sin hojas. Incluso los manglares se observan marchitos y los retoños y botones lucen secos en la línea del bosque de manglar que hay camino a Santa Cruz de Mitla.
La zona de playa de Santa Cruz de Mitla se convirtió en un páramo donde lo único que se aprecia son pastizales y restos de huizachales inclinados por las olas.
La señora María de la Luz comentó que la falta de un camino los obliga a caminar más de 2 kilómetros para ir por tortillas, para comprar algún alimento o simplemente para llegar a El Carrizal, donde hay más transporte para llegar a Coyuca.
Explicaron que en 25 años de vivir en Mitla, nunca habían visto marejadas que alcanzaran la laguna en algunas partes, o las casas y ramadas hasta cubrirlas de arena.
Comentaron que otra afectación que nadie ve, es la desaparición de pequeñas pozas donde pescaban que quedaron cubiertas de arena que el mar arrastró hasta unos 400 metros desde donde estaba la playa, que ya se extendió.
Dijeron que, con la visita del gobernador el fin de semana pasado, pensaban que el problema de la carretera cortada quedaría resuelto, sin embargo hasta ayer no habían arreglado nada.
Antes, el alcalde de Coyuca estuvo en Playa Azul, donde los tramos de carretera que quedaban comenzaron a derrumbarse.
El tramo de carretera donde se ubica el panteón, la semana pasada aún estaba completo, pero en el recorrido de ayer por la mañana, el oleaje, que comenzaba a elevarse después de las 10 de la mañana, ya había socavado más de la mitad.
Ante la nueva alerta de otro Mar de Fondo, algunos vecinos que aún viven en el albergue o en casas de familiares comenzaron a desenterrar sus pertenencias. Fue el caso del señor Norberto de los Santos Fajardo, quien llevaba en una carretilla trastes e instrumentos para pescar. La semana pasada, el señor de los Santos, esperaba recibir a sus hijos, pero el Mar de Fondo enterró la ramada que tenía, y el agua llegó hasta su casa, al otro lado de la carretera.
El camino de la Iglesia de San Martín de Porres también desapareció, y a lo largo de la zona de rompiente, lo que queda de la carretera parece un acantilado de unos 5 metros de altura que impide el paso de vehículos, e incluso de personas, pues los tramos que fueron socavados, representan ya un riesgo para los peatones.
En el albergue de El Carrizal, los damnificados de Playa Azul pidieron al alcalde, Ramiro Ávila que rellene un viejo camino de terracería que conduce de un lado al otro del poblado.
Pidieron también que ese camino fuera alumbrado y reiteraron su disposición a ser reubicados, aunque con la condición de que la zona donde vivan esté cerca de la playa, pues es de los servicios a los turistas que mantienen a sus familias.
Al respecto, el alcalde les dijo que se reuniría con representantes de la Semarnat, la Sedatu y las dependencias federales involucradas en la reconstrucción, para evaluar las alternativas.
Sin embargo, acotó que debían esperar a que la fase de alertas concluyera, pues no comenzarán los trabajos hasta que el mar vuelva a la normalidad. No obstante, se comprometió a mantener con víveres suficientes a las 175 familias damnificadas.
El delegado de Playa Azul, Juan Luis Laurel Cabrera informó que la Sedesol estatal entregó 460 pesos a las familias afectadas en el albergue, monto que, comentó, es insuficiente para sufragar gastos, incuso de pasajes para llegar de un poblado a otro dentro de la misma zona.

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