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Jorge G. Castañeda

Candidaturas independientes: un referéndum

Existen dos maneras de ver la irrupción de las candidaturas sin partido en estas elecciones, en particular las dos que hoy encierran mayores posibilidades de triunfo: Jaime Rodríguez El Bronco en Nuevo León y Alfonso Martínez en Morelia. Una, la más conservadora pero perfectamente comprensible, consiste en evaluar cada candidatura a partir de sus propios méritos, con el mismo rasero con el que se mide a cualquier aspirante.
Se escudriña la personalidad, orígenes, trayectoria y propuesta del candidato (o candidata: Lorenia Canavati en San Pedro Garza García), se comparan con las características de sus rivales, y los votantes, comentócratas, o la clase política, definen su postura a partir de esos criterios. Es lo que han hecho varios colegas y, entre otros políticos, Felipe Calderón, a propósito de El Bronco. Por ex-priista (posiblemente manipulado por el PRI), por “ardido” bronco, justamente, por carente de programa concreto, o por populista, varios observadores o participantes en la contienda electoral lo han repudiado o criticado. Lo mismo sucede con Martínez, en menor escala, en su caso por ex-panista (posiblemente manipulado por el PAN), por joven o por “ardido”. En última instancia, se trata de candidatos comunes y corrientes y deben ser juzgados y tratados en consecuencia.
La otra perspectiva coloca el acento en el naturaleza “no-partidista” o independiente de dichas candidaturas. Lo importante reside en el hecho mismo de constituir una nueva estirpe mexicana de postulantes a cargos de elección popular: por primera vez aparecen en el escenario. Deben ser analizadas con otra vara: como un cauce inédito en México para el hartazgo de la sociedad con los partidos, con la clase política, con el status quo. Importa menos que los abanderados de la causa de los independientes provengan, en algunos casos, de esos mismos partidos, de esa misma clase política, de ese mismo status quo. Su trascendencia yace en las posibilidades de triunfo: Rodríguez aventaja a la candidata del PRI por 2 puntos en Nuevo León, y el fenómeno del voto útil de los panistas ya comienza a operar en su favor, de acuerdo a la última encuesta de El Norte; Martínez supera al candidato del PRI por 5 por ciento según los datos de INDES, una conocida encuestadora local, y por 11 y 12 puntos a los del PAN y PRD.
Pienso que la postura calderonista, por así llamarla, debe imponerse a la larga, ya que una vez consolidada en la práctica y la legalidad la figura de las candidaturas independientes, no merecerán un trato distinto. Pero en esta elección por lo menos, y creo también en 2016, 2017 y 2018, les corresponde una consideración diferente. Diría incluso que estos comicios en particular pueden ser vistos como un referéndum sobre la idea misma de aspirantes sin partido: hay que votar por la idea, gusten o no los candidatos de carne y hueso (a mí me gustan), en Morelia y Nuevo León, y en los demás casos emblemáticos (DF, Sinaloa, Quintana Roo, etcétera).

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