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Urge inversión en estudios para mitigar los daños por fenómenos naturales, dice ecólogo

*El doctor en Geografía por la UNAM, Salvador Villerías Salinas, señaló que al gobierno no le interesan los proyectos porque “son pocas las familias que los impulsan y no representan votos para los candidatos”

Karla Galarce Sosa

La invasión a la zona federal, el cambio de uso de suelo, la deforestación de manglar, la omisión en la aplicación del Programa de Ordenamiento Ecológico y Territorial (POET), así como el desinterés de las autoridades por invertir en estudios que permitan desarrollar propuestas y mitigar los daños por fenómenos hidrometeorológicos y oceanográficos, forman parte de la problemática que el doctor en Geografía por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Salvador Villerías Salinas, observó ante la destrucción que ha representado la presencia del Mar de Fondo en comunidades que viven de la prestación de servicios turísticos y de la pesca.
En entrevista, el también ecólogo marino indicó que para mitigar la devastación en zonas donde las actividades primarias y de servicios son el pilar económico de sus habitantes, es prioritario fomentar el arraigo de la población mediante proyectos sustentables cuyos ejes de funcionamiento sean la planeación y programas de prevención para reducir riesgos, pérdidas de la vida y el patrimonio.
El también integrante del padrón estatal de investigadores del estado de Guerrero, Consejo de Ciencia, Tecnología e Innovación del Estado de Guerrero (Cocytieg) afirmó que existe más interés de los gobernantes en cuidar la imagen de algún partido que ofrecer una alternativa real a las familias que viven en la franja costera de Guerrero, pues sólo tienen programas como el de Empleo Temporal “que no resuelve la raíz de los problemas de desarrollo”.
“Se requiere una gran cantidad de inversión y de recursos”, advirtió, sin embargo cuestionó la omisión de los gobernantes de pequeños municipios que no representan “una gran cantidad de votos, más ahora que son periodos electorales”.
“Para qué invertir mil millones para una escollera si no representan votos, porque viven sólo cuatro familias de pescadores, ese es el problema. Debe de haber una alternativa económica porque la mayoría de las personas de los municipios afectados se dedican a la prestación de servicios y de manera adicional se dedican a la pesca”, expresó el también coautor con Pedro Tello Lamaguer de La pesca: un solo espacio, diferentes enfoques de estudio, que publicó la Universidad Autónoma de Guerrero (UAG) el año pasado.
Comentó que en áreas como Barra de Potosí, localidad de la Costa Grande, donde comenzará un nuevo estudio sobre desarrollo turístico, aún se contempla el paisaje que se ofrece a los visitantes, pero sus habitantes permiten desarrollar proyectos que los arraigan a sus familias.
Lamentó que al gobierno no le interesan esos proyectos porque “son pocas las familias que los impulsan y no representan votos para los candidatos”.
Añadió: “es más fácil desalojarlos y dar paso a que todos sean empleados de grandes empresas trasnacionales que impulsar el desarrollo para un verdadero crecimiento de la población o expropiar las tierras, como fue el caso de la población de pescadores en Acapulco”.
Respecto a Acapulco, dijo que el principal atractivo era la actividad pesquera y la extracción de producto por el chinchorro, actividad que ha mermado por los desarrollos habitacionales, “muchos irregulares” que lejos de beneficiar en actividades que identifican a la población las vuelven excluyentes y sin identidad.
Comentó que el desplazamiento no sólo se vive en Guerrero, sino en otras entidades como Oaxaca y Quintana Roo, “pero el gobierno impide el desarrollo de los potenciales, pero eso es grave porque el desempleo aumenta en el país, en Guerrero”.
Villerías Salinas puso como ejemplo que en Barra de Tecoanapa, en la región de la Costa Chica pidieron a los gobiernos pasados, “una zona de protección para sus embarcaciones” pero resulta insuficientes para los pescadores.
Criticó la aplicación de programas paternalistas como el de Empleo Temporal que ofrece el gobierno federal como opción para la reactivación económica, sobre todo después de desastres naturales. “No ayudan mucho, porque después llega gente de otros lados para hacer esos trabajos”.
Lamentó que no haya combinación entre actividades de conservación ambiental con las políticas públicas.
“Falta ofrecer posibilidades de desarrollo para que exista un arraigo, se detenga la migración o que por lo menos disminuya, y haya un aprovechamiento integral, donde la gente tenga opciones de ingresos que les permita mantener dignamente a sus familias, no con migajas”, señaló el investigador.

Sin ley que imponga la aplicación del POET

Villerías Salinas lamentó que no haya una ley que imponga a los municipios que cuenten con una POET, situación que consideró una desventaja para el impulso del desarrollo integral y de conservación.
“Mucho tiene que ver la planeación y ésta debe partir de lo local, no una imposición externa que desconozca la dinámica de los habitantes”, fustigó el también socio en Chilpancingo de la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística.

Mar de Fondo y cambio climático

El docente de la Maestría en Estudios Socioterritoriales (Cipes) explicó que los efectos del Mar de Fondo no se pueden cambiar. “La tierra tiene un sistema térmico y las corrientes del Mar de Fondo se conforman a mucha distancia, en el Ecuador, ese fenómeno es parte de la regulación térmica de la tierra”.
Advirtió que el fenómeno se ha intensificado por el efecto del cambio climático, pero las afectaciones a la población, en parte se deben a que la mancha urbana crece hacia los límites de las aguas.
“No podemos sólo criticar, sino que ese avance de las viviendas, los negocios, obedecen a la necesidad de empleos, autoempleos”, señaló el docente de la UAG.
Mencionó que los registros indican que hay trenes de olas de 200 a 300 metros de longitud y alturas de hasta 10 metros, además que se trata de un fenómeno que “puede ocurrir en el día, en la mañana o a cualquier hora”.
“Le vamos ganando terreno al mar y comenzamos a construir en zonas de riesgo, esto da pie a que la falta de un atlas de riesgo, de planeación, mapas de riesgo, aunque Acapulco tenga el suyo, no se respeta, pero no sólo es Acapulco, sino toda la costa”, criticó el investigador.
Dijo que existen localidades pesqueras en ambas cosas de Guerrero, donde los habitantes también se dedican, además de la pesca, a la prestación de servicios.
Villerías Salinas mencionó que para evitar daños a las viviendas, negocios y actividades entorno al mar, dadas las políticas públicas actuales, “tendría que haber un desalojo y eso es impensable, porque la gente desarrolla una cultura entorno al mar, a las actividades derivadas que la prestación de servicios”.
Detalló que son alrededor de 60 cooperativas a lo largo de la costa que incluye a unos 8 mil pescadores las que forman parte del censo que la UAG conformó en el estudio que ellos realizaron el año pasado.
En relación a la propuesta que hicieron los pescadores del poblado La Barra, en Coyuca para hacer escolleras en la laguna de ese municipio, “es impensable” porque no hay un flujo constante o con un amplio volumen de agua como lo tienen los ríos de Tamaulipas, donde se tienen ese tipo de infraestructura.
Añadió que se requiere conformar un programa que permita el aprovechamiento de recursos, aplicando programas de prevención de Protección Civil, y planes de desarrollo territorial para que haya una visualización y calificación del desarrollo en todo el estado, no sólo en las zonas costeras.

Comunidades pesqueras las más afectadas

Villerías Salinas agregó que “los pescadores son quienes tienen una doble pérdida porque no sólo arriesga la vida cuando no existen avisos de marejadas, sino que cuando lo advierten dejan de trabajar y hasta llegan a perder las embarcaciones, motores y equipo de trabajo”.
Estimó la cantidad de pescadores con la extracción de producto, e indicó que Punta Maldonado es donde más pescadores hay, además de Cuajinicuilapa y Puerto Vicente Guerrero, éste último en la Costa Grande.
Al final dijo que se requiere de estudios comparativos que puedan indicar cuál es la zona más adecuada para construir infraestructura portuaria, porque el mar es imprescindible para la gente.
“No se puede concebir un destino turístico sin un pueblo de pescadores, quienes ahora se han alojado en la prestación de servicios turísticos porque no tienen más opciones de desarrollo”, concluyó.

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