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Otorgan al cine latinoamericano los primeros premios del Festival de Cannes

*La película Paulina (La patota) del director argentino Santiago Mitre obtiene el Gran Premio de la Semana de la Crítica y la cinta La tierra y la sombra del colombiano César Augusto Acevedo logra el premio Revelación

DPA

Cannes / Buenos Aires

El cine latinoamericano triunfa en el Festival de Cannes: el director argentino Santiago Mitre se alzó ayer con el Gran Premio de la Semana de la Crítica con Paulina (La patota).
En tanto, el Premio Revelación fue para el colombiano César Augusto Acevedo por La tierra y la sombra, un drama sobre la identidad y los efectos de la guerra que también cautivó a la crítica.
“Es una alegría enorme”, dijo Mitre en conversación telefónica desde Buenos Aires a DPA en Cannes. “Estoy muy contento, la película se acaba de exhibir y tuvimos una función magnífica, con buenas críticas”, destacó el cineasta, que lo único que lamenta es no estar en Cannes para festejarlo.
“Saldremos a festejar acá con el equipo”, añadió entre risas el director, quien considera que el premio dará un empujón a la distribución y hará que se pueda ver más. “Un premio hace correr la voz”, indicó el cineasta, que le dedica el premio a la protagonista de la película y su pareja, la actriz argentina Dolores Fonzi.
“Se lo dedico a Dolores Fonzi que puso cuerpo, corazón y alma. La película no sería nada sin su magnífico trabajo”, afirmó.
Mitre compone una fábula política sobre la vigencia de las convicciones, el sentido de la justicia y el derecho a decidir de una mujer en esta película inspirada en La patota, que rodó en 1961 el ya fallecido cineasta franco-argentino Daniel Tinayre con su esposa, Mirtha Legrand, como protagonista.
Aplaudido por su ópera prima El estudiante, Mitre adapta a los tiempos actuales la historia de una mujer comprometida políticamente (encarnada ahora por Fonzi), que tiene ante sí una exitosa carrera como abogada, pero decide dedicarse a la enseñanza en una zona desfavorecida.
Tras ser violada por sus alumnos y pese a las complejas decisiones que debe afrontar, decide mantenerse firme en sus convicciones y seguir con su labor de maestra.
La actriz y directora israelí Ronit Elkabetz, que presidía el jurado, dijo que el largometraje argentino, (el único este año en Cannes), impresionó a todos por las cuestiones que plantea y por cómo la protagonista sigue creyendo en la humanidad a pesar del riesgo que corren su vida y su cuerpo.
Mitre es conocido sobre todo por su faceta de guionista. En el pasado colaboró en guiones de Pablo Trapero (como Leonera y Elefante blanco). Además también ha coescrito el próximo trabajo del brasileño Walter Salles, que se sumó a la película de Mitre como productor.
Un total de siete películas concurría en esta sección paralela dentro del Festival de Cannes conformada en los años 60 para centrarse en los nuevos creadores. Entre ellas había dos latinoamericanas y las dos fueron premiadas.
Por su parte, el colombiano Acevedo si asistió a la gala de clausura de la 54 edición de la Semana de la Crítica. “Para mí es muy importante mostrar la realidad de mi país y ver cómo emociona. Eso es el poder del cine”, dijo el joven cineasta de 28 años, que también se llevó el premio SACD para talentos emergentes.

Llevan a Cannes el drama de los refugiados

El director francés Jacques Audiard trajo ayer hasta las pantallas del Festival de Cannes el drama de los refugiados que viven en Francia con Deephan, que concurre por la Palma de Oro.
Es más una película de amor, dijo el cineasta. “Quería hacer una película francesa en la que la gente hablase tamil”, agregó Audiard, que fue aplaudido pero no despertó el entusiasmo de anteriores trabajos suyos presentados en Cannes como Un prophète, que en 2009 se llevó el Gran Premio del Jurado, o De rouille et d’os.
Audiard centra la trama en las vicisitudes de tres personas que huyen de la guerra civil en Sri Lanka, de los combates entre las tropas del gobierno y los guerrilleros de los Tigres de Tamil Eelam.
Deephan se centra en un ex guerrillero tamil (Antonythasan Jesuthasan), que ha perdido a su mujer y sus hijos en la guerra, y una mujer (Kalieswari Srinivasan), que quiere huir del conflicto para irse con un familiar a Inglaterra y se hace pasar por madre de una niña huérfana en un campo de refugiados. Juntos inician una nueva vida en Francia.
“Lo que me interesaba en este caso es iniciar con una familia fingida pero que al final se convierte en una familia verdadera, dijo Audiard, quien confesó que antes de embarcarse en este proyecto no podía situar Sri Lanka en el mapa. No sabía como era el aspecto de los ceilandeses y sabía muy poco de ellos.
La relación de los protagonistas evoluciona en un entorno violento. Tras dejar atrás el conflicto armado, los inmigrantes acaban residiendo en unas viviendas sociales donde reina la tensión, se despacha droga y también se producen tiroteos.
“No es un documental sobre la guerra civil en Sri Lanka ni de las viviendas sociales”, agregó el director, que evitó ahondar en la violencia, un tema presente en otros trabajos anteriores.
Aunque eludió pronunciarse sobre el conflicto en Sri Lanka, que según dijo es sólo el trasfondo de los protagonistas, sí que arroja una mirada crítica sobre la inmigración y la ausencia del Estado en esos barrios conflictivos.
La película, dijo Audiard, “habla más de Francia”. Ofrece “una o dos miradas, por lo tanto habla de Francia de forma subjetiva”, precisó el realizador, que ha contado con un ex guerrilllero para encarnar al protagonista.
Jesuthasan, que a los 16 años comenzó a combatir con los tamiles, huyó antes de cumplir los 20 a Tailandia y cinco años después llegó a Francia, donde pidió asilo político.
En 2001 publicó su primera novela, Gorilla, en la que relata sus experiencias como niño soldado. “Me parezco en un 50 por ciento al personaje”, dijo el actor novel, que sigue pendiente de la actualidad en su país.
“Oficialmente la guerra terminó en 2009, pero todavía hoy hay ataques contra las minorías. A día de hoy seguimos sin saber cuántos prisioneros de guerra fueron capturados”, señaló.
La violencia es también uno de los ejes de The assasin, la segunda película mostrada a concurso ayer. El director de Taiwán Hou Hsao-Hsien traslada al espectador hasta la China del siglo IX y centra la trama en una asesina experta en artes marciales (Shu Qi), que no consigue cumplir con la misión encomendada: matar a un miembro de su familia.
Para el director, la historia de China en esa época está repleta de relatos fantásticos. Además, había muchas mujeres asesinas por aquellos tiempos.
Como le gustan sobre todo las películas de samuráis japonesas por el realismo de sus combates, ha intentado trasladar esa técnica a su película, que cuenta con una ambientación extraordinaria y una coreografía comedida en cuanto a las escenas de lucha se refiere.
“Lo que importa es la capacidad de controlar los sables, hay muy poco artificio en las películas japonesas de artes marciales. Me he fijado en ellos para tratar de conseguir el mismo realismo, energía y potencia”, dijo el cineasta.
The assassin tuvo una acogida modesta y ha quedado un tanto desplazada por el revuelo que ha generado el director franco argentino Gaspar Noé, que mostró fuera de concurso un melodrama pornográfico rodado en 3D.
Las numerosas escenas de sexo explícito en 3D no han sido suficientes para que Noé consiguiese el aplauso unánime de la crítica.
Love, centrada en una relación a tres bandas, es una película de amor pero desde el punto de vista del sexo.
“No hay nada en la película que no se haya mostrado antes”, aseguró Noé, quien fue fuertemente criticado por la forma de mostrar una violación en Irreversible (2002).

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