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Jorge Zepeda Patterson

FIFA tu madre

El futbol espectáculo, como la música o la cultura deberían ser un espacio de tregua para las infamias del mundo. La sección de deportes de los diarios y los noticieros tendría que ser un remanso lúdico y de esparcimiento, luego de pasar por la cuota de vergüenzas y desfiguros que nos imponen las secciones informativas duras, plagadas de sangre y escándalos de corrupción. Pero ahora resulta que Joseph Blatter ha convertido en un imperio de ambición y opacidad al organismo rector de la pasión deportiva más extendida en el mundo.
La corrupción en la FIFA se ha convertido en un lugar común tal, que el año pasado los Simpson anticiparon en algún capítulo el arresto de alguno de sus vicepresidentes. Más allá de la proverbial sensibilidad de los creadores de Homero Simpson para captar las tendencias que devienen en elementos de la cultura popular, justamente el hecho revela que la FIFA es una marca asociada a la corrupción y la prepotencia. O cómo decían en las redes sociales durante el último Mundial: FIFA tu madre.
Y difícilmente podía ser de otra manera con presidentes que se han entronizado en el puesto gracias a la complicidad de directivos septuagenarios, todos ellos millonarios. El brasileño João Havelange y el suizo Joseph Blatter han ocupado el liderazgo de la FIFA desde hace 41 años, y este último acaba de reelegirse por otros cuatro años pese a su desprestigio internacional. Terminará a la edad de 84 años, esto es, si en 2019 no intenta amafiarse de nuevo para un periodo de otros cuatro años. Su padrino y tutor, Havelange dejó el cargo a los 82, luego de 24 años en el poder, acusado también de corrupción y enriquecimiento. El yerno de Havelange, Ricardo Teixeira fue presidente de la federación de futbol brasileña durante 23 años, y tiene vínculos con más de uno de los directivos aprehendidos por las autoridades estadunidenses la semana pasada.
Habría que preguntarnos qué es lo que tienen las organizaciones deportivas para explicar estas gerontocracias. Cacicazgos seniles que envidiarían los sempi eternos lideres sindicales o la nomenclatura soviética. Todavía se recuerda el virtual monopolio que ejerció durante décadas el recién fallecido Mario Vázquez Raña sobre el olimpismo mexicano.
La explicación en última instancia tiene que ver con dinero, desde luego. Los ingresos anuales de la FIFA superan los 2 mil millones de dólares, y muchos más en negocios colaterales, lo cual ofrece enormes márgenes para montar una operación clientelar que asegure el encumbramiento de directivos leales al capo mayor. La FIFA es una organización mundial al margen de cualquier Estado u institución internacional, y por lo mismo no está supeditada a la rendición de cuentas o a la auditoría de alguna instancia superior. Gracias a ello sus dirigentes operan con absoluta discrecionalidad. Les basta con asegurar el apoyo de la mayoría de los países miembro (209 en total), muchos de las cuales reproducen un liderazgo con características similares.
Blatter se ha mantenido en el cargo gracias al voto masivo de dirigentes de América Latina, África y Asia. Los nueve funcionarios detenidos formaban parte de esta estructura de control de las confederaciones regionales y de los muchos negocios vinculados. Todo hace suponer que no es más que la punta del iceberg. También la mierda llegó a la sección de deportes.

La excepcionalidad del Santos

Las reuniones de presidente de clubes de la Federación Mexicana de Futbol se han convertido en una versión local de la lista de Forbes: Carlos Slim, Emilio Azcárraga, Ricardo Salinas Pliego, Olegario Vázquez Raña, Jorge Vergara, entre otros. La mayoría de los equipos son la cereza del pastel de enormes conglomerados. Algunos otros, como los Pumas de la UNAM, los Tigres de la UNL o el Cruz Azul, son soportados por grandes y sólidas instituciones. El Santos de Torreón constituye un valeroso David entre todos estos goliats. Es propiedad de un grupo de accionistas liderado por Alejandro Irarragorri, quien fungía como directivo cuando la cervecera Modelo, recién adquirida por una empresa brasileña, prefirió venderlo. Irarragorri decidió quemar naves, agotar el patrimonio personal y concitar el apoyo de patrocinadores locales para hacerse del equipo. Salvo una catástrofe, este domingo habrán de coronarse en la final del torneo, luego de endilgarle 5-0 en el partido de ida al Querétaro, un equipo de Olegario Vázquez Raña. Más allá de la afición que cada cual tengamos por algún equipo, es una buena noticia que una institución que carece de las chequeras de los millonarios haya logrado imponerse a partir de talento y entusiasmo. Felicidades. Una de las de cal por las de arena.

@jorgezepedap
www.jorgezepeda.net

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