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Reciben sólo despensas los damnificados por el mar de fondo en la zona turística de Coyuca, reclaman

*Viven en la incertidumbre porque nadie les informa qué pasará con sus casas y negocios, a un mes del fenómeno natural, que continúa. Ahora, con las lluvias temen que el río de la laguna de La Barra provoque más daños

A un mes de las marejadas que destruyeron la zona turística de Coyuca, la ayuda de las autoridades se limita a la entrega de despensas, y nadie informa a los afectados qué pasará con sus casas, negocios y propiedades.
Aunado a la amenaza que todavía representa el mar de fondo que persiste en la zona de La Barra, ahora, el aumento del nivel de la laguna se ha convertido también en un riesgo, a pesar de que ya se trabaja en reencauzar el río que desemboca en la laguna.
Desde hace cuatro semanas, la señora Eva Luz Méndez Farfán acude cada fin de semana a ofrecer dulces de coco, ajonjolí y plátanos fritos a los turistas, pero dice que desde el 2 de mayo las ventas “están muertas” y los visitantes no llegan.
Eva Luz tuvo la suerte de encontrarse con una excursión de unos 40 turistas que ocuparon una de las seis ramadas recién montadas, después de que el mar de fondo arrastró todo lo que allí había. Logró vender tres bolsitas de dulce de ajonjolí por 50 pesos a unas turistas y otra bolsa de plátanos fritos por 10 a una segunda familia. “Esto es para el día, porque así nos la hemos llevado desde que pasó todo lo del mar de fondo”, lamentó la mujer.
Durante un recorrido por las ramadas dispersas entre la amplia franja de arena que dejaron las marejadas, se observó a los excursionistas ocupando una de ellas. Se trataba de la más cercana a la laguna, donde el agua aún es apacible, aunque “no es tan clara como la del mar”, lamentaron.
A la ramada, se acercaban todos los vendedores de fruta, de dulces, masajistas, prestadores de servicios náuticos, canoeros y paseos en lancha, pues el resto de la zona estaba sin turistas.
Los habitantes del poblado de La Barra insistieron en la necesaria inversión para que restablezcan sus negocios, pues el panorama desde que se llega al sitio es de devastación. Los comerciantes afectados reclamaron que el gobierno sólo les entrega despensas, colchonetas y cobertores, pero no se ocupa en reconstruir y restablecer la economía del lugar.
“Todos tenemos familias que mantener, tenemos que mandar a nuestros hijos a la escuela, darles de comer y de aquí no ha salido ni para reponer la ropa que perdimos, mucho menos para mandarlos a la escuela”, reclamó la señora Abundia Luciano, una de las restaurantera que perdió su pequeño local durante las marejadas, pero que levantó una ramada entre la laguna y el mar.
Desde que se acercan los visitantes a la zona de las ramadas, los meseros y meseras ofrecen sus cartas y dicen el precio de sus platillos, mencionan que también dan paseos en la laguna en lancha o la banana. (Karla Galarce Sosa / Coyuca).

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