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Entre dolor e indignación velan a nueve de los 16 policías comunitarios muertos en Xolapa

Carlos Moreno A.

Con dolor e indignación, familiares, amigos y vecinos del poblado de Xolapa velaron a nueve de los 16 hombres asesinados durante el enfrentamiento entre grupos contrarios del Frente Unido por la Seguridad y el Desarrollo del Estado de Guerrero (FUSDEG) el sábado.
Los grupos que se enfrentaron eran encabezados por el coordinador Ignacio Policarpio Rodríguez, uno de los abatidos, y el otro por el comandante Salvador Alanís Trujillo, de Ocotito, debido a que están en disputa por el control de la Policía Comunitaria en el poblado de Xolapa.
El sábado hubo un enfrentamiento en dicho poblado y 14 policías comunitarios fueron asesinados; los muertos del grupo de Policarpio Rodríguez, todos de Xolapa, son Ignacio Calvario Marichone y su hijo Adolfo Calvario Ramírez, de 17 años.
Así como Melchor Gallegos Abarca, de 47 años, y su hijo Omar Gallegos Cortés, de 20 años; Carlos Zapata Lozano, de 40 años, Samuel Mosso Jiménez, de 55 años y Policarpio Rodríguez.
Además Valvino Tornez Santos, de 68 años, padre de Jesús Tornez Analco, de 40, y Marco Tornez Analco, de 30.
Del grupo de Alanís Trujillo murieron cuatro policías del FUSDEG, Oscar Medina y los hermanos Ibrain, Alexis y Ulises Catalán.
En un recorrido a la 1 de la tarde por la zona del enfrentamiento, a unos 50 metros de la carretera federal Acapulco-México, en el poblado de Xolapa y a cuatro kilómetros adelante de Xaltianguis, se encontraba todavía la camioneta roja baleada.
Y a unos 10 metros, tres patrullas de la Policía del Estado, con unos 15 agentes, resguardan la entrada al poblado desde el sábado por la noche.
Según vecinos del poblado, Samuel Mosso fue velado en su casa ubicada en la entrada del pueblo y otras dos víctimas en otra vivienda a unos 100 metros de la carretera federal.
Otros tres cuerpos en otra vivienda ubicada en la parte alta, otros dos en una vivienda rumbo al centro de la comunidad y uno más, el de Carlos Zapata, a unos 100 metros de donde ocurrió el enfrentamiento.
El policía comunitario Carlos Zapata Lozano, de 40 años, fue velado en su vivienda ubicada frente a la escuela primaria Ruffo Figueroa, y su cuerpo colocado en una caja blanca con café y frente a ella flores blancas y cirios.
Afuera de la casa de observó a unos 20 dolientes, algunos con vasos de café. En un rincón el padre de Carlos Zapata, Don Cleto, se encontraba perdido en sus pensamientos.
Allí Don Cleto Zapata, junto con su otro hijo, contó brevemente que él se encontraba en Acapulco cuando recibió la noticia de la muerte de su hijo Carlos, quien trabajaba como campesino y policía comunitario.
Al preguntarle si presentará una denuncia por la muerte de su hijo, respondió que no, que “por el momento sólo pienso en enterrar a mi hijo y ni pensar en meternos en problemas, pero siento indignación”.
Agradeció que la policía estatal se quedara el sábado y domingo para resguardar al poblado ante posibles ataques, y con un “gracias” se retiró.

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