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Velan la CRAC, el MPG, padres y alumnos de Ayotzinapa al activista asesinado en Tlapa

Carmen González Benicio

Tlapa

Familiares del activista del Movimiento Popular Guerrerense (MPG) asesinado este domingo de elecciones por policías federales en Tlapa, Antonio Vivar Díaz, dijeron que en este país no hay justicia, y por eso no permitieron la necropsia, “para qué si sabemos quién lo mató, mejor así que se vaya completo, como vino”, dijo su hermana Alma.
Era egresado de la licenciatura en Desarrollo Comunitario Integral de la Universidad Pedagógica Nacional (UPN), y fue asesinado por policías federales en la iglesia de la colonia El Tepeyac.
Según testigos, cuando llegaron los federales la noche del 7 de junio, la bala que lo mató salió de la iglesia donde estaban los policías federales, resguardados de los ánimos de la gente que exigía que les entregaran de inmediato a los ocho profesores detenidos por otro grupo de uniformados que irrumpió violentamente las instalaciones de la Coordinadora Estatal de Trabajadores de la Educación en Guerrero (CETEG).
Vivar Díaz, de 28 años dejó viuda a su esposa y huérfana a una hija, horneaba pan, y también se referían a él como El Panadero, pero también se le conocía como Toño o El Che porque llevaba siempre una boina, y su discurso era contra el sistema político corrupto, y el capitalismo que afecta a la población, y afirmaba que por eso es necesario un cambio en las formas de gobierno.
En el MPG, tras la toma del Ayuntamiento, le dieron la comisión de seguridad que desempeñó desde el 17 de octubre hasta el desalojo violento por el grupo de choque formado por colonos y transportistas afines a partidos políticos. Le gustaba el rock y la trova, tocaba la guitarra y cantaba.
Antes de meterse de lleno como activista por la presentación con vida de los 43 estudiantes de Ayotzinapa, participaba en las marchas en que se exigían algún bien social.
En algún momento lo tacharon de “vago” por su relación de los grupos juveniles que se integran en las colonias, perteneció a Los Pitufos y “era muy camarada, juntó a los barrios, nos hacía paros”, dijo uno de sus compañeros.
Al velorio del maestro le llevaron arreglos florales en los que se leía, “preferiste morir de pie que vivir arrodillado”, enviado de la comunidad na’savi de Tototepec, y “Toño ha muerto, pero sus ideales no”.
Acudieron policías comunitarios de la Coordinadora Regional de Autoridade Comunitarias (CRAC) de Olinalá.
Como a las 7:30 de la noche sobre la avenida Heroico Colegio Militar y frente a su casa, llegó en autobús una comisión de los padres de familia de los 43 estudiantes desaparecidos en Iguala, y estudiantes normalistas de Ayotzinapa, para solidarse con la familia Vivar Díaz.
Los familiares recibieron a los jóvenes y padres con una fotografía en mano de El Comandante Toño, como también se le conocía, ahí el vocero de los padres de Ayotzinapa, Felipe de la Cruz dijo que llevan casi nueve meses luchando con dignidad, y pidió castigo a los culpables del asesinato, “hoy el pueblo de Guerrero exige justicia, ha sido lastimado pero todos unidos lucharemos para que no quede impune”.
Mientras hablaba se escuchaban consignas como, “cuando el pueblo se levante por pan, libertad y tierra, temblarán los poderosos de la costa hasta la sierra”, “Toño vive, la lucha sigue, no has muerto camarada, tu muerte, será vengada, y quién la vengará: el pueblo organizado”.
Un estudiante normalista expresó a los familiares que le reconocían su labor en esta ciudad, en favor de su movimiento.
Por su parte, el representante del comité de los padres de familia y papá de un desaparecido, Melitón Ortega pidió disculpas de que no hayan llegado antes, porque el Estado había impedido todas las salidas y Tixtla estaba sitiada por militares y policías federales.
Dijo que como movimiento hicieron lo que tenían que hacer durante las votaciones del domingo, y que estaban con ellos y estarán hasta donde tengan que llegar para que se haga justicia ante el asesinato.
Los padres de familia hicieron una guardia de cuerpo presente, rezaron y pidieron por su descanso.
El director del Centro de Derechos Humanos de La Montaña, Tlachinollan, Abel Barrera Hernández dijo que había indignación porque la policía nuevamente asesinaba a un joven, y que se tenía que exigir la investigación correspondiente.
El sepelio será hoy martes a las 4:00 de la tarde, con una misa de cuerpo presente, y que tendrán otras actividades, que aún no están definidas.
Durante el velorio desfilaron decenas de ciudadanos que llegaban con arreglos florales en mano, velas y veladoras. Llegaron profesores de la CETEG y activistas del MPG. El espacio de la calle y su casa fue rebasado por las personas que acudieron.

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