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Convoca Eduardo Galeano en la UNAM a multitudes en su homenaje póstumo

*Participan Gilberto Prado Galán, Marta Lamas, Alfredo López Austin, Elena Poniatowska y Jaime Labastida como moderador en la presentación del último libro del escritor uruguayo: Mujeres

Jorge Ricardo Nicolás / Agencia Reforma

Ciudad de México

Eduardo Galeano aún reúne a multitudes, universitarios de la UNAM que ya no alcanzan lugar en la Sala Miguel Covarrubias, incluso antes de que empiece el homenaje al uruguayo fallecido hace dos meses, y entonces aceptan la Sala Carlos Chávez, un rincón comparada con la otra, que se llena con más 250 personas a pesar de que sólo hay audio. Afuera otros cien estudiantes se tienen que sentar en el piso alrededor de una bocina.
Es la tarde del homenaje al autor de Las venas abiertas de América Latina y también la presentación de su libro póstumo: Mujeres, editado por Siglo XXI; es una colección de pequeñas historias donde Marilyn Monroe o Rita Hayworth se hojean del mismo modo que Rosa de Luxemburgo o Juana de Arco. Una mezcla de genio de narrador y picardía, describió el poeta y ensayista Gilberto Prado Galán.
“El común denominador de las mujeres pintadas en cuerpo y alma por Galeano es que, de alguna u otra manera, han padecido el flagelo de la dominación, el sometimiento y el encono de los hombres, flagelo explícito en la siguiente frase: ‘No hay mujer que no resulte sospechosa de mala conducta. Según los boleros, son todas ingratas; según los tangos, son todas unas putas, menos nuestra madre’”, dijo Prado Galón.
De Monroe, por ejemplo, Galeano dejó escrito: “Hollywood le cortó grasa, le suprimió cartílagos, le limó los dientes y convirtió su pelo castaño y bobo en un oleaje de oro fulgurante. Después los técnicos la bautizaron Marilyn Monroe y le inventaron una patética historia de infancia para contar a los periodistas (…)”.
En el homenaje participaban también Marta Lamas, Alfredo López Austin, Elena Poniatowska y Jaime Labastida como moderador. Prado Galán añadió: “Mujeres contribuirá a salir del manicomio de las tres emes: el de la marginación, el de el machismo y el de la misoginia”.
Luego Elena Poniatowska leyó un semblante del uruguayo.
“Eduardo Galeano era nuestro, era mexicano, era uruguayo, era salvadoreño, era argentino, era paraguayo; era la sangre en nuestras venas abiertas al continente entero”, afirmó.
Según Poniatowska, Galeano aprendió de Rulfo la edición a fondo, la escritura con el hacha, y fue capaz de resumir 20 cuartillas de una línea: “Ellos son dos por error que la noche corrige”.
En algo más que una línea: “No consigo dormir. Tengo una mujer atravesada entre los párpados. Si pudiera, le diría que se vaya; pero tengo una mujer atravesada en la garganta.”
Pero más que eso; por ejemplo, con Las venas abiertas… –agregó la escritora– “nunca nadie le había hecho a la historia un servicio tan grande: ponerla al servicio de todos”.
Más tarde, cuando sólo los de la Miguel Covarrubias pudieron ver un video sobre Galeano, afuera, frente a los cines del Centro Cultural Universitario, nadie se retiraba, como si Galeano pudiera salir en cualquier momento a firmar su libro.

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