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En 20 años nunca nos afectó un fenómeno así, ni el Paulina, se quejan dueños de lanchas afectadas

“En 20 años nunca nos había afectado así un fenómeno meteorológico, ni con el Paulina”, lamentaron ayer propietarios de embarcaciones que resultaron hundidas o dañadas por el alto oleaje y los fuertes vientos causados por la tormenta tropical Carlos.
Criticaron la falta de atención de las autoridades para socorrerlos en el rescate de los yates, lanchas de cristal y lanchas de pesca.
En recorrido del malecón hasta la playa Honda se observaron embarcaciones que se agitaban por las marejadas ocasionadas por la tormenta tropical Carlos.
En el malecón y en la playa Manzanillo, los turistas bajaban de sus automóviles para admirar la fuerza del mar que con todo y anclas o boyas movían desde lanchas pequeñas a grandes yates. Allí los visitantes tomaban fotografías o video con sus teléfonos móviles. Mojándose y algunos movidos por las rachas de aire que salían del mar, no soltaban sus celulares para llevarse un registro de que estuvieron en Acapulco.
Ante la mirada atónita de los turistas por el fenómeno, los pescadores, trabajadores del mar y dueños de las embarcaciones fijaban la mirada en sus propiedades que se movían intempestivamente.
Cuando la lluvia se calmaba, algunos de ellos saltaban al mar para recuperar chalecos salvavidas, accesorios que flotaban de las embarcaciones o “lo que se pueda rescatar”.
En la playa Tlacopanocha, algunos de los pescadores pudieron sacar sus lanchas mientras que las embarcaciones mayores, como el yate Bonanza se afianzaban en el muelle, al igual que la mayoría de los yates menores ubicados a lo largo de ese tramo hasta llegar a playa Manzanillo.
Mientras que en playa Honda estaban tres yates, un velero y una lancha que colisionaron.
El paisaje era el mismo tanto en Manzanillo como en Honda: trabajadores de las embarcaciones ayudándose entre ellos, remolcando y sacando agua de sus lanchas para que no se hundieran mientras el oleaje y lluvias caían.
Un dueño de dos embarcaciones, Santos Soto Guzmán, lamentó que a medio día de ayer sólo cinco policías de la Gendarmería recorrió las playas Manzanillo a la Honda pero no preguntó a nadie por las embarcaciones afectadas; “así como llegaron, se fueron”.
Contó que vio cómo lanchas grandes y yates “golpeaban” a las pequeñas causando que fueran llevadas al embarcadero e impactándose con las ya aseguradas, mientras que otras eran llevadas por el viento a la playa Honda y a los riscos que eran los que causaban mayores averías.
No responsabilizó a las autoridades marinas por los daños porque, dijo, fueron advertidos con días de antelación de que la tormenta llegaría a las costas de Acapulco, pero no esperaban la magnitud.
Uno de los pescadores que salía del mar después de navegar entre las lanchas menores afectadas, expresó que las seguirían vigilando sus lanchas hasta que pasara la lluvia.
Comentó que de sus compañeros no había accidentes por el rescate de las embarcaciones y sólo eran raspaduras o heridas leves, “prácticamente nada”.
Los pescadores adelantaron que pedirán a los tres órdenes de gobierno recursos para la reparación o financiamiento de unidades nuevas.
En el muelle de yates para renta y pesca deportiva, el director de la escuela de buceo “Aquamundo”, Jondalar Castillo, contó que desde las 2 de la madrugada del domingo recibió el reporte de que el oleaje era alto. Desde esa hora los dueños de embarcaciones empezaron a llegar para reajustar los amarres de sus barcos, lanchas o yates
Dijo que cuatro yates de lujo se hundieron, como el del ex diputado del PVEM y ex secretario general del Panal, Jorge Kahwagi, “se hundió un yate del señor Kahwagi, todos lo conocen aquí, es muy famoso el yate negro”, y precisó que se reventaron los cables que lo anclaban, “se estrelló, hundió y partió”.
Indicó que desde la mañana se habían contabilizado 15 embarcaciones con pérdidas totales, mientras que en el transcurso del día, los trabajadores y dueños mantenían a flote los botes por sus propios medios.
Reconoció que Capitanía de Puerto advirtió “en tiempo, hubo reportes meteorológicos”, y comentó que ninguna autoridad había acudido al lugar para auxiliarlos.
Justificó a Protección Civil estatal y municipal de no acudir a playa Manzanillo porque “no se daban abasto” con lo que sucedía en otras partes del municipio.
En recorrido se observó que una lancha inflable de los buzos socorrían embarcaciones como yates y lanchas de pesca, amarrando con las boyas.
Con la lluvia intermitente se veían pescadores que se mantenían adentro de sus lanchas sacando agua con cubetas. También eran auxiliados o transportados por otros lancheros en tablas de surf nadando o acostados sobre ellas.
Por su parte, el vicepresidente de la asociación de yates de recreo “Acapulco Fishing”, Alejandro Martínez Sidney, dijo que estaban recabando los datos de las diferentes sociedades cooperativas.
El también secretario general del Comité Directivo Estatal (CDE) del PAN señaló que “todo el sector estuvo desprevenido” y consideró que había pérdidas millonarias.
Indicó que no se podía cuantificar los daños pero que los navíos eran de empresarios, artistas y “gente que tiene renombre en la política”.
De acuerdo con sus datos, 85 veleros fueron afectados, 45 embarcaciones de fondo de cristal de Caleta y Caletilla, 35 embarcaciones de pesca deportiva reportaban pérdidas totales y estimó que 700 embarcaciones ribereñas tuvieron algún tipo de afectación, pero que había un número indeterminado de las que se hundieron.
Pescadores de Tlacopanocha coincidieron en que desde hace 20 años no tenían registros de afectaciones “tan graves” como con Carlos. Señalaron que se debió avisar “enérgicamente”.
Comentaron que entre ellos tenían reportes de que la mayor parte de las embarcaciones pequeñas estaban hundidas en las playas Hornos, Tlacopanocha, Hamacas, Caleta-Caletilla, Playa Honda y La Angosta.
Mientras dueños de embarcaciones del malecón, frente al Zócalo, se dijeron de los más “castigados” por Carlos porque los vientos “los embistieron de frente”.
Pidieron que la federación declarara esa zona costera como “zona de desastre” para resarcir sus pérdidas que superan los millones de pesos. (Abel Salgado).

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